DANIEL SIRIA – NO QUIERO QUE SEPAN
Daniel Siria (Managua, Nicaragua, 1990). Docente de Educación Primaria multigrado.
Gestor y Promotor cultural miembro del colectivo «Ñundo Literario».
Desde el año 2017 ha gestado eventos literarios en la Meseta de los Pueblos Blancos, Carazo y en Granada, Nicaragua: Encuentro Poético, en Fundación Casa de los Tres Mundos. Ha publicado en revistas digitales como Alma Mensajera de Argentina y Revista Cultura Libre de Nicaragua.
Injurio
La palabra es indigna.
Irrespetuosa.
Traicionera como el beso de Judas
como el juicio de Ezra Pound.
Con ella te alabo, te reniego.
Con ella
ofrendo mi sobriedad
al abismo que hay para las almas
que padecen el perjurio de la fe.
Con ella
bosquejo la disyuntiva.
Ésta, es bueno Dios
ama a los pobres…
A veces me engulle la idea de saber
que soy a su imagen y semejanza.
Entonces, también dudas, señor.
Has de dudar de nosotros
de ésta tu creación hambrienta.
Si he blasfemado
aquí está mi carne
para las hienas del purgatorio
mi alma, Dios, para tu ciénaga infernal.
Sin Título
Aquella que me tortura la garganta
merece la eternidad.
Habitar de noche el pensamiento que mata,
porque si el tiempo envejece
la enormidad de mis días
la nocturnidad de mi conciencia
será la tarántula que urde el vórtice
de la tormenta que me desnuda.
La sigo amando como deberían amarse
solo ciertas cosas en el mundo.
Que sea entonces su pensamiento
moltura que hilvana mis labios cuando me toca
la evocación de su boca tibia.
No Quiero Que Sepan
Hoy soterró mi angustia. Es menester de mi boca
el brío
de sobrevivirte con mis manos vacías.
No quiero dejar rastros del porqué de mi sumersión.
No quiero que sepan quién es este que sufre las carencias,
El desasosiego. La trágica noticia de no hallarte
en el lugar donde te había dejado
donde siempre supuse encontrarte si te ibas.
No. No quiero que sepan que soy yo el que sobrevive
al vórtice del huracán que asola mis verdes campos
donde ahora hay nada más yermo y dunas,
un laberinto sin paredes y un terremoto en mis labios.
No quiero que sepan que estoy padeciendo el destierro
viviendo mi propio funeral.
Difiero Con Antoine
Si venís a las cuatro…
mejor vení sin avisarme.
Porque no estoy dispuesto a que
erguida en mí
esa inmensa gana de verte
se diluya en el espectro de tu no llegada.
La felicidad cuando llega de golpe es asesina,
pero como complace.
No tengo ante tu presencia el corazón listo para ser feliz,
pero como me siento cuando ya estás aquí
y sos mía
para mis ojos miopes
para mi boca impaciente
para mi tacto inquieto
para mí solo.
Lejana
He llamado a todas las puertas de las casas.
Te he buscado por todos los sitios
en todas las calles
con los ojos prestos a encontrar tu silueta.
Por ahí,
en esa gran ciudad de taquezal
caminando ajena de mí,
L e j a n a…
En aquella calzada
y suponiendo que tú
también me buscabas
me fui a todos los lugares
campanarios, parques,
cafés, y no estabas.
Puede que ya no quiera encontrarte
que nada más me guste la ansiedad
el deseo de encontrar algo que me desborde.
Sentirme miserable simplemente porque sí.