Pablo Fuentealba – Una Esquizofrénica Criatura
Pablo Esteban Fuentealba Peñailillo (18 de julio de 1992, Constitución. Chile), nació en el seno de una familia ligada a la educación. Licenciado en Ingeniería en Construcción y Diplomado en Gestión de Proyectos. Se ha desempeñado, durante siete años, como asesor de proyectos de ingeniería para el Ministerio de Educación de Chile. Ganador regional del concurso Nacional: “Historias de nuestra tierra FUCOA 2021”. Sus poemas han sido publicados en diversas Antologías y Revistas Literarias —tanto nacionales como internacionales—; entre las que destacan: la revista literaria Litefilos, Boca ‘e Loba, Converso, Mal de ojo, Montaje, Komala, Perro negro de la calle y la revista literaria Centro.
¡Rebélense!
Pobres y tristes almas que derraman su gracia
en cálices de virtud, inocencia y ceguera;
¡están malditos y a nadie parece importarle!
¡No son más que unos cobardes!,
más tontos que una perra en celos,
que se deja montar por un amigo imaginario;
sean dignos de la oportunidad que se les ha dado:
¡y rebélense!, ¡rebélense…!, ¡rebélense!
Me rio a carcajadas sobre sus rotas esperanzas
de ridículo perdón, ¡ni perdón ni gloria!,
clama el fantasma que adorna sus días en delirio.
No entienden que sus vidas de condenados,
vomitan sobre el mundo y sobre lo que en él habita;
¡oh, la flama precoz!, ¡oh, la vida eterna!,
los invito a vivir como se debe; en constante agonía.
Yo conozco bien el oficio y no necesito de espíritus divinos
que alimenten mis alas y a mis exaltados sentidos,
cargados de admiración, por el digno espectáculo
que cada día ante mis inmóviles ojos se devela.
Una Esquizofŕénica Criatura
Ni el más terrible
de los demonios del infierno
se puede comparar
a la malvada y esquizofrénica criatura
que habita en mi interior.
Una que se alimenta
de mis miedos e inseguridades
para abrirse paso hacia el exterior
y gritar, a todo pulmón,
en contra de lo que más amo.
Enfermos Terminales
Una mañana, en la que vi muerta mi libertad,
me deshice de mis ropas y posesiones;
para salir al exterior y gritar, a todo pulmón,
en contra de mi creador, ¡pero no obtuve respuesta!
Desde entonces, que para mí los dioses,
no son más que una mala caricatura
de una sociedad de enfermos terminales
que, en vez de buscar respuestas,
solo se conforman con algo menos de dolor.
Pero no los juzgo: ¡cómo podría hacerlo!,
si el solo hecho de no poder vivir
como otros lo hacen…
duele y desgarra profundamente.
El Lastimero De Azar
Desde que recuerdo
que he ido por la vida destrozando
todo aquello que toco
con mis sucias e impías manos.
Esa es la maldición
que me ha sido dada,
a modo de castigo,
por el lastimero azar.
Y no por la voluntad sagrada
de algún colérico demonio
como muchos imbéciles,
tan vilmente, han de afirmar.