KATHERINE NAVARRO – DEGUSTACIÓN FONÉTICA DE UN NOMBRE

Degustación fonética de un nombre

Me gustó tu nombre desde el principio,

porque suena bien, porque es franco y es ligero,

a veces tanto que se escapa por partes

cuando lo tragan deprisa.

Ahora, que aprendí a catarlo despacito,

me gusta más, porque no se pierden detalles:

al masticarlo con calma,

se disecciona su ritmo

que se derrite en el paladar;

una secuencia de consonantes

que libera movimientos pausados,

desde los labios y dientes

hasta el vacío antojadizo de la garganta.

Y sabe a vos,

no a un gusto adquirido

que acepté con la punta de la lengua.

Y sabe a vos,

el umami que disfruto

cuando se desmorona delicado.

Ventana óptica a lo sensible

Desconozco la longitud de onda en que fluctúo,

el espectro cromático que alcanzás,

el que soy…

sus puntos de encuentro.

Si tus pupilas me ven aquí,

incandescente,

como el frágil filamento en el cristal

que lo ilumina todo.

O si me ves nada más como el calor

que te abrasa el dorso de la mano;

el que encendés a conveniencia.

Rutina matutina

La ventana me clava la mañana,

justo en medio de la frente;

titila su brazo prolongado

que no para de menguarnos.

Las pestañas se separan de la almohada,

arrepentidas;

me envuelvo en la coraza algodonada,

donde no cabe más este esqueleto…

se filtra el frío por la yema de los dedos.

Los puntos ciegos

son derrocados;

cae esporádico el tiempo,

las alarmas,

los pies en el suelo.