ANDREA MATEOS – LA DIOSA NIKÉ
VIBRAR EN LA DISTANCIA
Tú con tu silencio,
yo con tanto ruido.
Pero ya sabes, amor,
que para que dos polos se amen,
primero hay que dejar fluir el (des)orden.
Me he enamorado
de tu dulzura contraída,
de ese acordeón de notas
que a veces expande mi ego.
Porque dicen que no hay nada más bonito
que un te amo sincero,
pero yo creo
que hacernos vibrar en la distancia
ha sido la declaración jurada más hermosa
que nunca me has escrito.
[Poema publicado en el libro El sonido de la limerencia]
LA DIOSA NIKÉ
Cada día me sorprendo despertándome distinta,
pero acudiendo siempre a los mismos labios
(los tuyos).
Ya ves, amor,
que podrá haberme tomado
siete vidas encontrarte,
pero al final ese nosotros
siempre gana la cruzada.
Me gusta pensar
que un día amanezco Cleopatra
y al otro soy Helena de Troya.
Porque puedo haber sido
-de hecho, soy–
muchas mujeres en una sola
y, en cambio, ese mortal que lleva tu nombre
(y también tu sonrisa)
me derrumba en cada alba
(y también al anochecer).
Nunca pensé que esas pupilas negras
que Dios te puso por testigo
de todas tus batallas
fueran a hacerme perder la mía.
Me creí la diosa Niké
(siento más predilección por el poder
que por la vida)
y acabé postrada ante tus pies descalzos
como satélite bailándote en la arena.
[Poema publicado en El sonido de la limerencia]
LA MUJER AMAPOLA
Soy esa mujer que brota
y nutre de polen a quien la desviste.
Estoy hecha de tallo y raíces
que elevan rincones bajo tu sombra
proyectada sobre la mía.
La mujer amapola tiene piel terracota.
Es arena y surcos,
hongos y corteza.
Me baña tu trigo como el arroyo
que embiste y arrastra.
Qué extraño ser sudor
sobre este cuero que palpita.
Qué canto tan afable
el del grillo que me vuelve crisálida.
Óyeme, dale refugio a mi néctar,
que mis labios de tierra
quieren invocar a la mismísima Gaia.
[Poema publicado en su Instagram @prepyus]
MI OTRO PRIMER ABRAZO
Fuiste mi hilo rojo y, por eso mismo,
todavía te siento en mi orilla,
aquí, justo aquí,
donde tu corazón late con el mío.
Quién nos iba a decir, amor,
que podríamos sentir la distancia,
aquí, entre estas cuatro paredes
que tan menudo nos paralizan.
Con tu mente tan abrumada…
y la mía siempre tan absorta.
Pero algún día este aire que respiro
-que respiramos-
tornará en verbena
y tus brazos volverán a fundirse con los míos.
Así es, amor, el poder de los abrazos.
Y te susurraré todos los versos
que nunca te dije.
Y te entonaré todos los sonetos
que nunca me atreví a recitarte.
El amor es siempre lo único que nos salva
cuando nadie más puede reconocernos.
Así, entre tu pecho y el mío.
Y dejaré caer una lágrima vacía
que no será derramada por la congoja,
sino por el gozo de tenerte.
Tu respiración es el aire que me llena.
Mi suspiro, la brisa que te hipnotiza.
Te encontré
-nos encontré-
en medio de este caos que nunca duerme
y me fundí en esos ojos,
los tuyos,
como dos velas enredadas
que se consumen en su propia llama.
Amor, qué bueno regresar al hogar
que formamos entre tu abrazo y el mío.
[Poema publicado en el libro Mis otras primeras veces]
MI OTRO PRIMER ATARDECER
Moraste en mis recuerdos
como quien no asume nunca el olvido.
El mar que tengo ante mí, me late.
Boom-boom.
Como una bomba de oxígeno.
Tal vez…
quizá…
un instante…
Te hallaré siempre que te pierdas.
A ti, que te pones cada día,
aunque no siempre a la misma hora.
Un amante que se retrasa en su cita,
pero a la que siempre acude.
Tú, con tu vestido anaranjado
antes de derramar tu tinta.
Tú, testigo de los besos más ardientes
bajo tu lengua de fuego,
capaz de descongelar
el día más triste del invierno.
Ojalá mis ojos se llenen de tu brisa.
Ojalá nunca caduque tu semblante,
ese que me mira y profetiza.
Tuve miedo de extinguirte
de tanto mirarte.
Tuve miedo de no recordarte
cuando habitaba en mí la quietud.
Y allí te veo ahora,
altiva, diosa,
recomponiendo los pedazos
de mi inmortal alma rota.
Te amé
-te sigo amando-
de todas las formas que existen.
Te amé
-te sigo amando-
de todas las maneras
que ni siquiera coexisten.
Por favor, no te inventes otra evasiva,
que yo lo único que quiero es navegarte
y contemplar tu fugaz atardecer
hasta que cierres la puerta
de tu horizonte y el mío.
[Poema publicado en el libro Mis otras primeras veces]
Andrea Mateos (Madrid, 1991) es periodista por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Comunicación Institucional por la ESERP Business School. Durante los tres años que estuvo viviendo en Colombia, trabajó como docente de event planning y marketing digital en LCI Bogotá, así como blogger y asesora de moda. Tras más de diez años como creadora de contenido online para diferentes marcas y medios, tanto en su labor como periodista como en su figura de influencer a través de su cuenta de Instagram @prepyus, descubrió que su verdadera vocación siempre fue la poesía y la literatura experimental. Actualmente es la voz de la sección Siempre Musa, el arte de vestir en cuerpo y alma, programa de radio y podcast integrado dentro de Mitomanía. En mayo de 2020 publicó su primer libro de prosa poética Mis otras primeras veces. Ahora retoma su amor por los versos con este poemario.