Algunos poemas embrionarios para celebrar la amistad – Matías Escalera Cordero
Algunos poemas embrionarios para celebrar la amistad
Por Matías Escalera Cordero
Cuando Ivo Maldonado me escribió para invitarme a colaborar en este hermoso proyecto que recién comienza, mostrando, como siempre, hacia mí una confianza y una amistad que se mantienen intactas, a pesar de la enorme distancia oceánica que nos separa, quise corresponder, de inmediato, con algo especial, que mostrase mi admiración por su obra y persona, y mi sincera amistad también.
Así que inmediatamente pensé en algunos de los primeros poemas, en estado embrionario aún, de un nuevo proyecto personal que también, como este, no ha hecho nada más que empezar.
Se trata de un nuevo libro que he titulado, de momento, Diálogo con los muertos; nuevo en muchos aspectos, pues, si en toda mi obra, creo, ese diálogo con los muertos, esto es, con aquellos que nos han precedido y se han dirigido, de alguna forma, a nosotros con sus obras, desde el pasado, es uno de los dos pilares que la sostienen, junto con la conflictiva relación –dialogal también– que he establecido con mis contemporáneos y con el tiempo presente, sin olvidar ni un instante a mis iguales, a aquellos que comparten mis tareas, mis combates y mis preocupaciones, lo sepan o no, estén donde estén, nos conozcamos o no; o sea cual sea el tiempo que habiten, el presente o el futuro; este libro, en el que se incluirán estos poemas, no tendrá en cuenta, por primera vez –y de un modo excepcional–, a mis iguales, pues quiere ser, ante todo, un íntimo diálogo entre algunas de las voces que me han precedido, y que han resultado relevantes en mi educación poética y sentimental, y mi propia voz.
Nunca antes he dado a conocer poemas ni otra parte de mi obra en su estado incipiente y embrionario, no definitivo, pero, esta vez, me ha parecido que el gesto bien valía la pena, si se toma este como prenda de amistad y respeto a un querido amigo y compañero. Espero que alcancen su objetivo y cumplan su fin.
1
Con Rilke y Schopenhauer
Indolentes mudas formas ajenas…
Indiferencia de lo dado…
De lo dado de una vez para siempre: axioma de lo real (sin expectativas
de diálogo
y aun así la ilusión de esperanzadoras respuestas…)
Objetos taciturnos / no ángeles silentes (que sonríen muecas indescifrables…)
Y aun así lo otro –las formas insondables e inertes– que necesita
(sospechamos: al menos) La mirada de las criaturas…
Y concurrir así en la plaza de la existencia o de lo dado de una vez
para siempre… En esta desnudez…
¿El amor y la noche nos salvan…? Dudamos entonces…
O es saber escuchar el silencio del mundo…
O mirar sin dolor ni temor la desoladora afonía…
Entonces
Una sospecha se abre paso: una duda mortal…
¿Canta acaso lo inerte silente para nosotros –como el viejo
marinero– alguna asombrosa e insondable canción…?
O es adentrarse en uno mismo (a pesar de los perdidos –para siempre– suaves
y amenos senderos de antaño…) Sin máscaras
Sin contemplaciones
Sin miedo tampoco: Mientras escuchamos
el quinteto de cuerdas de Schubert
o algún concerto grosso de Corelli: por ejemplo…
2
Con Paul Celan
Cada palabra pesa: pero no sabemos aún cuánto
La dificultad deriva de un hecho insoslayable: los asesinos
También
Escriben poesía y humillan su pasado…
Y desbaratan el valor de las pesas en la balanza…
Aunque –tal vez– el peso solo se sepa luego: si logramos
Y tenemos la paciencia de leer
De continuar leyendo
Hasta el final…
3
Con Isaías
Una vez te solicité amparo: que me preservaras de todo mal…
Protégenos de nosotros mismos: te supliqué…
Ampáranos y protégenos: repetí en mi oración insensata
con insistencia machacona…
Tú no existes mas no importa: reconozco lo inútil de la súplica…
Ahora digo: Apártame también del odio…
Apártame también del rencor asesino…
Y protégeme del torbellino enloquecedor de la ira desatada
Del odio: sobre todo del odio…
O no
No apartes de mí todo este rencor y toda esta ira: la necesitaremos…
Acaba con ellos lenta y pausadamente
Muy lenta y pausadamente…
Que sufran un interminable martirio pleno de sádica parsimonia
y de feroz refinamiento…
No me protejas del odio y de la ira…
Ábrelos en canal: eviscéralos…
Que estén vivos aún cuando pongas a secar sus tripas hediondas
en los muros infranqueables…
Haz que muerdan el polvo de la humillación y de la derrota
Y hazlo delante de sus víctimas…
No
Señor
No me ampares ni me protejas del odio ni del ciego rencor
Aun a riesgo de convertirme en algún perdido rincón de mi alma
En uno de ellos…
Los perseguiré hasta el infierno…
4
Con T S Eliot
Lo vivo hunde sus raíces en lo muerto: eso ya lo sabíamos…
Lo muerto incompleto
Ese tibio calorcillo de la putrefacción nos atrae…
Nos sentimos resguardados en esa oscuridad incompleta: impreciso
recuerdo –tal vez– del claustro materno…
Allí
Nos creemos a salvo de la luz completa de la vida: eso también lo sabíamos…
Sin voluntad propia
Llevados de pasado a futuro por el maquinal tiempo metálico de la Historia
Los muertos miramos al suelo y no nos vemos como muertos…
Grotescas
Y rígidas marionetas o seres perdidos: solo sabemos
de la muerte incompleta y de ese calorcillo tan agradable
de lo putrefacto…
Se nos escapa la incondicional y definitiva soledad
Y no comprendemos: no podemos comprender la inmóvil y perdurable
Oscuridad
Y menos aún el valor incalculable del inoperante espíritu de los entusiastas…
Mas
Contemplados desde la lejana desolación del fin: ajenos a cualquier sentido
Y recluidos en el previsible cuadrante de los puntos cardinales
Se nos ve cual somos: ese humus paradójico y hediondo
Que antecede a la vida…
5
Con Paul Valéry
En todas y cada una de las circunstancias
No solo ante este fulgor y deslumbrante
Reverberación de la luz del mundo en las olas
Los dioses nos desdeñan y su mirada ocultan…
Por mucho que nuestro ocioso silencio se empeñe
Sus miradas se nos muestran invariablemente
Hurañas y distantes: en realidad ausentes
Ni siquiera el Padre señor del rayo se digna…
Echémonos en el fresco mármol: descansemos
De la canícula y con pereza celebremos
La vida mientras despreciamos con disimulo
El desdén de los dioses y los chispazos de luz …
Seres volcados al futuro así sin remedio
Dejemos a los muertos descansar en paz mientras
Con calculada molicie nos prepararemos
Para acudir a nuestro postergado encuentro…
(Madrid, 1956), es un escritor vinculado a prácticas literarias artísticas exigentes y socialmente comprometidas –ya sea en la novela, en el relato, la poesía o el teatro– y, en cuanto profesor e intelectual, a modelos de pensamiento materialistas y críticos. Es autor de las novelas Un mar invisible (2009) y El tiempo cifrado (2014); así como de la colección de relatos Historias de este mundo (2011), y de los poemarios Grito y realidad (2008), Pero no islas (2009), Versos de invierno: para un verano sin fin (2014); Del amor: de los amos y del poder: de los esclavos (2016),Poemas del tiempo y del delirio/Poems of Time and Delirium (Edición bilingüe. Nueva York. 2019) y Recortes de un corazón herido: por la esperanza (2019). Fue galardonado por su obra de teatro El refugio (2009); y es autor de Memorias de un profesor malhablado (2013). Ha sido incluido en diversos poemarios colectivos y antologías, como Por donde pasa la poesía (2012), En legítima defensa: poetas en tiempos de crisis (2014), Disidentes. Antología de poetas críticos españoles: 1990-2014 (2015) y Un minuto de ternura (2015). En su vertiente crítica, destacan el libro La (re)conquista de la realidad (2007), del que es coordinador, y su participación en el libro colectivo La República y la cultura. Paz, guerra y exilio (2009).