DE CANDELA a EL BLANCO – ESTRENOS DOMINICANOS RECIENTES
En la Cinematósfera Dominicana, un grupo significativo de creadores evita los riesgos de enfrentarse a aventuras estéticas que los alejen de su zona de confort. Esto lo ha hecho ha hecho Andrés Farías Cintrón en Candela (2021), quien se ha lanzado a las aguas turbulentas y no siempre limpias de una sociedad expuesta a los huracanes, las pobladas, la corrupción o los temores del carrito gris de las fuerzas del orden al que aludía Luis Díaz en su famosa canción.
A muchos les preocupa la «marca país», la conexión con la taquilla, los gustos de los espectadores, la exhibición en las pantallas locales, pellizcar espacios en las plataformas, ser galardonados en festivales internacionales o ser distribuidos en el exterior. Pero a los más conscientes les atraen los matices de la identidad dominicana o su influencia en nuestro discurso audiovisual, y creemos que el realizador de El Blanco pertenece a estos últimos grupos, sin renunciar a ninguno de los otros descritos más arriba. En tanto que la complejidad temática de esta película reclama un acercamiento específico, haremos hincapié en desmenuzar su discurso expresivo en vez de la usual combinación con la mirada técnica. Esta visión quizás podría estar más cerca de lo tradicional, pero también del facilismo analítico que tantas veces criticamos.
CANDELA (2021)
La película nos habla de un asesinato que entrelaza la vida de tres desconocidos: una chica de la alta sociedad, un policía solitario y un drag queen del bajo mundo. Un huracán se acerca a la ciudad de Santo Domingo. Es un thriller de 88 minutos, producido por Pablo Lozano,en esta coproducción entre República Dominicana y Francia.
El realizador Andrés Farías Cintrón elige una estructura fragmentada en tramas y subtramas que en gran parte funcionan y se entrelazan a contrapelo de la deficiente sociedad que pretende retratar cuyos mecanismos funcionan de manera imperfecta, aunque a veces y a pesar del acierto, no siempre puede mantener el ritmo o el interés del espectador.
La difusa zona en la que se mueve Candela, entre el realismo de su análisis social y lo «real maravilloso» que describía Alejo Carpentier, todo ello emanado del universo narrativo de Rey Andújar, e inscrito en el movimiento estético Caribe Pop dónde milita Andrés Farías, lo empuja hacia un discurso de grandes ambiciones que se cumplen parcialmente.
Todo ese viaje de Sera Peñablanca (Sarah Jorge León), hacia el subsuelo de la sociedad en busca de una compensación emocional que no encuentra en las opulentas alturas dónde vive, confluye con las modestas aspiraciones del artista gay Candela (César Domínguez) y con el desencanto o el cansancio del teniente Pérez (Félix Germán), quién alguna vez creyó en aportar algo de justicia a las injusticias de la sociedad donde él se marchita.
Los microcosmos de Candela se logran en base a la interpretación de una variedad de personajes, algunos con más duración que otros, empezando por Candela/Lubrini/Tiznao (César Domínguez), cuya potente expresividad ilumina la película. Destacables son las intervenciones breves de José Miguel Cruz como El Cobrador, Cindy Galán como Hueso é Tiguere, Gerardo Mercedes (Don Polín) el ampuloso presentador de «La Rémora», Frank Perozo como el senador Daniel Beltrán o la intensa presencia de Vicente Suriel como el encargado de seguridad de Sera.
El guion de Andrés Farías y Laura Conyedo y la dirección de Farías confluyeron en el personaje de Sera Peñablanca a quien Sarah Jorge León le imprime verosimilitud y potencia expresiva que la elevan en cada aparición en la pantalla. Estos personajes construidos a base de miradas, silencios y un marcado minimalismo de acciones físicas, no abundan en nuestro cine, de ahí su relevancia. Un ejemplo gráfico es ese cruce de miradas cargadas de emocionalidad entre Pérez (Félix Germán) y Sera en su primer encuentro.
El sonido y la banda sonora que incluye temas que van desde Perdón hasta Sombras, Uno Se Cura o Si Entendieras, popularizados por Sophy, Julio Jaramillo o Anthony Ríos, son recursos importantes, al igual que la cuidada fotografía de Saurabh Monga y el diseño de producción de Giselle Madera, que contribuyen a crear esa atmósfera que permea la mayor parte del film. El Editor Cuir con su preciso trabajo de montaje es responsable de la arquitectura estructural de esta aventura visual.
EL BLANCO (2021)
Alejandro Andújar sitúa el conflicto en una ruralidad donde el patriarcado, la mujer como propiedad privada del macho, ya sea del padre, Rafael (Gerardo Mercedes), del rico terrateniente extranjero, Sandro El Blanco (Ettore D’Alessandro) o esa visión de «mejorar la raza» mediante la unión con parejas de piel más clara, componen el corpus del pensamiento de los habitantes de esos parajes.
Génesis (Judith Rodríguez), cuya piel relativamente más clara la convierte en moneda de cambio, falla a los ojos de su padre o agente comercial y de su nuevo propietario Sandro al no poder darle descendencia, otro de los valores fundamentales asumidos por ese patriarcado, que es el de la reproducción como mecanismo de la continuidad, de los hijos como perpetuadores del apellido como marca comercial.
Y como si a Génesis no le sobraran penurias, se produce la llegada de Mariela (Karina Valdez), quien harta de maltratos, ha abandonado a su marido. La presencia de Mariela añade tensión a un ambiente ya cargado de electricidad, amenazando con hacer volar por los aires la relación de la pareja, o por lo menos de colocar una cuña entre Sandro y Génesis.
El Sandro controlador, hosco, maltratador, amo y señor de vidas y haciendas, coincide con la tipología de los caciques rurales sin importar su procedencia, sea nacional o extranjera como en este caso, pero su dinero y color de piel lo colocan en lo alto de la pirámide social campesina.
La construcción guionistica de El Blanco logra estructurar personajes con una rica variedad de matices sicológicos que captan con mucha naturalidad y realismo. Alejandro Andújar sitúa a Rafael, Génesis, Sandro y Mariela en un escenario que nos da la posibilidad de reflexionar sobre la composición social dominicana, la condición de la mujer en la sociedad rural y la supervivencia en ese espacio de ideas conservadoras.
Imágenes múltiples de una sociedad caribeña
Con Candela, Andrés Farías Cintrón se sumerge en el mar de las imágenes y consigue pescar un acercamiento interesante a la realidad social dominicana desde una perspectiva estética que hunde sus raíces en lo caribeño y su multiculturalidad.
En El Blanco, el guionista y realizador Alejandro Andújar logra hundir el bisturí en el cuerpo de la sociedad rural dominicana de donde brotan la exclusión social, el racismo o el patriarcado, cosas que parecen aberraciones de siglos pasados, pero perviven en la Republica Dominicana del 2021.
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BIOGRAFÍA HUMBERTO ALMONTE
Es dominicano, productor de cine y tv. Su formación académica se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD- , La Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba, Además de una pasantía en producción de cine y series de tv en Madrid, España. Fue encargado del departamento de producción del canal estatal 4RD durante varios años.
Co-fundador del Festival de Cine de Moca, Co-fundador de la Muestra de Cine de Santo Domingo y jurado en la última edición de la misma. Ha sido igualmente jurado del Festival de Cortos con Celulares de la Vicepresidencia de la República, del Festival del Minuto del Agua, del Festival de Cine Global, del Festival Minuto y Medio de Violencia Machista, del Festival de Cine Fine Arts, de los premios Iris de la Asociación de Mujeres de Cine –AMUCINE- , Festival del Minuto Trata de Personas, La Semana Más Corta –SMC- de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra(PUCMM) , y además curador del Festival Internacional de Cortos Libélula Dorada y del Festival de Cine Global Dominicano. Miembro de la Comisión Dominicana de Selección Fílmica (CDSF) 2019 de la Dirección General de Cine (DGCINE) .
Ejerce la crítica de cine en el periódico digital La Revista Diaria, y en medios de comunicación internacionales.
