NURIA RUÍZ DE VIÑASPRE – Del libro El temblor y la ráfaga (Varasek Ediciones, 2018)
Por Matías Escalera Cordero
Nuria Ruiz de Viñaspre es una de las voces poéticas más reconocibles y perseverantes de la poesía española actual; reconocible por ese sello personal de su escritura siempre fundamentada en un limpio, elegante y contenido equilibrio entre metáfora y asunto. Perseverante, porque, a lo largo de estos años, su poesía no ha traicionado ese equilibrio y nunca ha dejado de ser, además de penetrante respuesta al mundo contemplado y vivido, una conmovedora réplica al riguroso encuentro con la vida, teñida, no solo por la dura experiencia del tiempo, sino también herida por los desgarros producidos en el duro contacto con ese mismo mundo. En los cinco poemas que la propia autora ha escogido para nuestra sección, podrán ustedes comprobarlo.
Del libro El temblor y la ráfaga (Varasek Ediciones, 2018)
escribo esta frase y pienso en cascada
toda rotura es una debacle
y fíjense si se rompen cosas al día
se dobla la tarde y el árbol
la tarde rompe en dos lo que fue del día
y el árbol se dobla de viejo
se rompen las horas en las tardes dobladas
y nosotros rompemos en llanto para apuntalar el día
rompe en colores el pincel en el lienzo
y hasta el desdibujado hueso se rompe en el cuadro
el olor de un helicóptero rompe el azul del cielo en una hora exacta
rompiendo rutinas en lata y cabezas en locos
se rompe el amor y el desamor rompe a llorar
se rompe la flor y se dobla su tallo
– todo es muerte dentro del jarrón
la cadena alimenticia se rompe cuando vacas y peces
se rompen en boca hasta llegar al estómago
– vertedero donde un niño rompe a llorar y la madre rompe su pecho
la bolsita del té se rompe en la taza
y yo misma me rompo en las horas altas
porque toda silla se rompe para ser lo que fue
– en astillas
y hasta estas rompen en fuego
porque el fuego corrompe a lo alto del ancho
y es que todo se rompe
lo dicen los libros y lo dice la vida
todo
hasta el lenguaje
el no rompe al sí y no es siempre viceversa
todo se rompe
el predicado rompe al sujeto
y miren si al mundo lo habitan sujetos
todo se rompe
las olas las piedras las células las casas las suelas de los zapatos
se rompen las madres al parir a sus hijos
y hasta hay veces que el padre rompe a esa madre
todo se rompe
menos las férreas fronteras
las líneas confines con fines limítrofes
lo cual es ya en sí mismo otra debacle
por eso escribí cuarenta líneas antes sentir esta frase
toda rotura es una debacle
porque la vida se rompe en su paso
y porque pocas cosas de las aquí referidas son recuperables.
Del libro Tablas de carnicero (Luces de Gálibo, 2010)
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata
Eduardo Galeano
ninguno de nosotros sobrevivirá a nuestro propio peso
seguiremos comiendo y bebiendo frente a un televisor
que va sumando muertos en nuestro contador casero
nuestro contador casero
aquel calendario de muerte
sujetado con un imán
en la pared frigorífica de nuestro pecho
y que reza algo así como
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
ninguno de nosotros —telespectadores expectantes—
sobrevivirá a nuestras propias vacas mancilladas
sólo el mundo resistirá porque el mundo es un establo
por eso la colina nunca será ceniza
eso sí —televidentes ya muertos— nos parecerá distinta
retransmitirán nuestras propias muertes
mientras recordamos aquella sentencia antigua
imantada en el frigorífico de nuestro pecho:
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
¡no interrumpir nunca la comida por el muerto de la tele!
será una muerte sin tregua es cierto
sin lucha sin afán y sin lamento
y seremos ejemplo para abatir
las cabezas de las reses más orgullosas del mundo como una luz tenue que muere en la sombra como una tempestad en el establo
que nos embolsará más allá del límite radiante de alguna colina verde
pero entonces vienen las contradicciones —o sea la razón.
Del libro Células en tránsito (Ediciones La Palma 2018)
los verbos se han dislocado
Alejandra dijo que las palabras no hacían el amor
que hacían la ausencia
decía
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
¿por qué entonces escribo esta frase imposible
papá ha muerto
y puedo tocar la punta de su zapato?
Del libro Todo se hará público (Ediciones Trea, 2019)
hay una nube en tu té
y en ese charco está tu océano
solo hay que mirar abajo para ver lo que hay arriba
cuando la nube llora llueven tus ojos
el espejo universal nos habla sin mover sus labios
una nube flota en el té
podría el hombre tocarla con ojo garganta y nudillo
y en ese gesto leve llevarse el mismo cielo a la boca
la hierba crece hacia arriba
y la nube crece hacia abajo
es el nexo de unión
la mirilla por la que todo es visible.
Del libro Capturaciones (Ediciones Olifante, 2020)
Mira el ciprés.
Investiga tu mente.
Lava tu cuenco.


Nuria Ruiz de Viñaspre (Logroño, 1969) lleva quince libros publicados. En 2004 ganó el XX Premio de Poesía Ciudad de Tudela (Navarra), en 2014 fue galardonada con el Premio Racimo de Literatura y en 2015 se alzó con el XII Premio de Poesía César Simón con su libro La zanja. Ha participado en festivales nacionales e internacionales, entre los que cabe mencionar el Encuentro de Mujeres de Cereté (Colombia, 2016 y 2018), el Festival de la Palabra (Venecia, 2017) o The Americas Poetry Festival New York (Nueva York, 2017). Algunos de sus libros publicados: El pez místico (Olifante ediciones), Tablas de carnicero (Luces de Gálibo), Orbita cementerio (Luces de Gálibo), Tabula Rasa (La Garúa), Pensatorium (La Garúa), La zanja (Editorial Denes), El temblor y la ráfaga (Varasek ediciones), Células en tránsito (Ediciones La Palma), Todo se hará público (Ediciones Trea), Capturaciones (Olifante ediciones) y Parte meteorológico (Agosto Clandestino).
Fotografía por: Paula Soldevila