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AÑO 4 - 2023

SELÍN CHACÓN – INSOMNIO

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INSOMNIO

Selin Chacón

 

Cuando despertó no sabía qué hora era, claro que tenía el reloj y el celular al alcance de su mano en la mesa de noche, pero imaginó que el impacto de la luz en sus ojos adormitados podía alucinarlo y eso aumentaría la dificultad para volverse a dormir. Por la oscuridad intensa que reinaba en la habitación dedujo que debía de ser entre la una treinta y las dos de la madrugada, aún tenía tiempo suficiente para dormir, la alarma sonaría hasta las cinco treinta. Cuando se volteó con sus ojos ya acostumbrados a la espesa oscuridad distinguió las sutiles líneas de las curvas del cuerpo de su esposa que dormía de espaldas a él, cubierta con una delgada sábana de seda blanca. La visión le provocó una involuntaria erección, algo que le extraño mucho, por el tiempo que llevaba sin tener relaciones sexuales con ella. Al instante sacudió su cabeza para despabilar de su mente esos pensamientos, tenía que acostarse de nuevo y dormirse lo antes posible, de lo contrario tendría un mal día en el trabajo; se acostó de lado y su nariz quedó a un par de centímetros del cabello de su mujer del que se desprendía un suave aroma que hacía armonía con la fragancia delicada de su piel; el olor lo trastornó y se dio la vuelta, tenía que dormirse. Pero sus ojos estaban secos. Recordó cuando conoció a su esposa, ella naufragaba a la orilla del mar de sus últimas esperanzas y él muy seguro de sí mismo, iluminado por los rayos luminosos del faro de su juventud, se le acercó y con una sonrisa y sus dulces palabras la salvó de una muerte de amores inminente. Pero estos no eran momentos adecuados para este tipo de remembranzas, él tenía que dormir, en unas pocas horas estaría en el trabajo y debía de estar completo. Una semana después de que se conocieron, ella lo arrinconó en su cama y lo sumergió en las profundidades del mar salado de sus flujos de mujer; cuatro meses después lo metió en el callejón sin salida de la luna llena y la marea alta del matrimonio. Sentado en la orilla de la cama, en la oscuridad, frotándose los ojos con la mano derecha se preguntó qué hora seria, pero se negó a ver el reloj, la habitación seguía profundamente oscura, seguro que ya había pasado más de una hora, pero aún le quedaba tiempo suficiente para dormir. Ellos nunca se imaginaron los demonios que habitaban en el fondo de las aguas mansas de los océanos del amor. El primero fue lo económico, no alcanzó todo el amor que se tenían para sobrellevar las embestidas de la pobreza en los fines de mes en los que no alcanzaba para la renta ni el supermercado, en eso se consumían las descargas eléctricas que debían ser para las tormentas de amor. Se recostó en la cama, y recordó todo el esfuerzo y sacrificio que había tenido que realizar para llegar a tener su propia empresa y dejar atrás las penurias de la pobreza. Volteó la mirada hacia donde estaba la mujer dormida, la vio de perfil, era bella, fina y sensual, había sido inmensamente feliz a su lado, sintió una punzada en su corazón y alargó la mano derecha y alcanzó a posarla delicadamente sobre el hombro de la mujer, ésta se movió al contacto pero no despertó, él se puso de pie al instante pensando que era una locura, si ella despertaba no sabría que decirle, era mejor dejarla dormir y que las cosas se quedaran como estaban, ya solo faltaba definir las condiciones en las que se iban a separar. Sintió el deseo de orinar y prefirió no utilizar el baño de la habitación, no fuera a ser que el ruido la despertara, tomó sus cigarrillos y el encendedor y salió al baño de afuera, orinó y encendió un cigarrillo, tal vez eso ayudaría a calmarlo y le quitaría esos pensamientos y recuerdos ridículos de la cabeza. Necesitaba dormir, aunque fuera solo una hora, de lo contrario le costaría mucho trabajar con los nervios crispados. Al entrar de nuevo en la habitación, la calidez de la penumbra y el dulce aroma de la mujer acostada activaron de nuevo sus instintos sexuales, pensó en despertarla y hacerle el amor, no sería la primera vez, antes ya lo habían hecho, él la despertaba con caricias y besos y ella le respondía con dulces gemidos de amor en el último letargo de su sueño, entonces él sin quitarle la ropa de dormir la penetraba y ella apenas se movía mientras lo dejaba chapotear feliz en el remanso del agua en calma de la marea baja. Pero todo aquello fue antes de que el segundo demonio saliera a la superficie, este demonio fue la incompatibilidad de horarios que provocó el nacimiento de su empresa, salía de madrugada y regresaba muy tarde por la noche, casi siempre a seguir trabajando en casa. En algún momento les pasó por la mente que un embarazo podría salvar el naufragio, pero desecharon la idea al comprender que la nave estaba hundida casi en su totalidad después del aluvión del último demonio, los celos. El primer rayo de sol penetró lento por la fina cortina que cubría la ventana y él supo que la madrugada estaba perdida, la cabeza le empezaba a doler. Por última vez pensó si valdría la pena hablar con su mujer, organizar el trabajo en su empresa y tomar un crucero por el caribe, sería una buena idea, él siempre creyó que ella llevaba el azul del mar en sus ojos y la fuerza impetuosa de las olas de alta mar entre sus piernas, seguro que el viento fresco del caribe les ayudaría a vencer de una vez por todas a esos demonios que destruyeron su relación. Pensó en despertarla y contarle la magnífica idea. Pero justo en ese momento la alarma del reloj sonó, era la hora de irse a trabajar. Tomó sus cigarrillos, su reloj y su celular y salió de la habitación.

 

BIOGRAFÍA

Selin Chacón León nació en la ciudad de Zacapa, Guatemala el 10 de noviembre de 1984. Letrista y director musical de una banda de pop rock durante 6 años. Escribió canción y poesía durante sus primeros años. En junio de 2019 publicó el poemario en formato digital VERSOS DISPERSOS.

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