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AÑO 4 - 2023

TIANANMEN de IVO MALDONADO – POR JULIO SAN MARTÍN ÓRDENES

Poemario Tiananmen de Ivo Maldonano

 

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Tiananmen (Editorial Bukowski, 2020)[1] es el quinto poemario de Ivo Maldonado (Talcahuano, 1978). A través de los veintiún poemas que lo componen, nos lleva a un recorrido lírico que bien podría recordar al de Orfeo en el Hades. Después de una introducción y comentario del Premio Nacional de Poesía de España, Juan Carlos Mestre, comienzan los poemas. De ellos, desaparecieron los estereotipos colorinches de la China comercial o comunista y nos encontramos con un hablante que, a través de la música vuelta palabras, permite al lector hacer como primer ejercicio hermenéutico, lo que el recientemente fallecido Claudio Naranjo explicó en su libro “La música interior” (La Llave, 2015)[2]: escuchar al héroe que enfrenta al dragón, en este caso, dragones chinos damasquinados en los templos de la antigua Ciudad Prohibida. La musicalidad de este trabajo está presente en la construcción de los poemas, lo que se aprecia a través de la lectura en voz alta de los versos libres, y con la aparición, con cierta frecuencia, de figuras literarias que dan cuenta de la ascendencia oral (¿cantada?) de la poesía, como son las anáforas[3].

El hablante nos expone en el poema El salón de los antepasados, el primer texto del libro, su mirada desolada, al punto de haber gastado todas sus esperanzas, como quien

 

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[1] Maldonado, I. 2020. Tiananmen (Puerta de la paz Celestial) Editorial Bukowski, Concepción, Chile. 44 pp. Disponible en línea [7 de sep. de 21]: https://casabukowski.com/editorial-bukowski/descarga-tiananmen-el-ultimo-libro-de-ivo-maldonado/

[2] Naranjo Cohen, C. 2015. La Música Interior: hacia una hermenéutica de la expresión sonora. La Llave, España. 322 pp.

[3] Miravalles Rodríguez, L. 2007. De la tradición oral: las coplas populares. Revista de folklore, 323: 179-180.

 

 

 

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ha llegado a un destino fatídico. El poeta exclama varias veces: “No tengo sueños por despertar!” [sic]

No tengo sueños por despertar!

Mis pies son postales enviadas

a países en guerra

Donde todo es piedad y cicatrices

(Fragmento de El salón de los antepasados)

De manera interesante, se puede agregar que el título de este poema permite pensar en un avistamiento retrospectivo, quizá, en referencia a la historia personal o familiar del hablante, una cierta necesidad de practicar una metagenealogía[1].

China es magnífica y los materiales de su historia milenaria se cuelan en los versos de Maldonado. China es tan apoteósica que puede dar origen a invenciones rimbombantes, como que la Gran Muralla es visible desde la luna, quizás, en una intención de bajarle los humos al poderío de otras grandes potencias. Parafraseando la frase que popularizó Thomas Hobbes[2], el poeta da a entender que el mismo ser humano puede ser su propio lobo (aseveración, seguramente, injusta para los lobos) Esta apreciación se puede tomar al leer La invasión de los lobos y de Academia Han. El ser humano, por ejemplo, ha sido capaz de destruir la sabiduría y la belleza guardada en la memoria de dicho refugio (la Academia Han) de textos confucianos y de poesía de la dinastía Tang. También, sin mucho asco, ha bombardeado cuarenta y cinco veces el ahora agonizante lago Lop[3],[4].

 

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[1] Jodorowsky, A. y Costa, M. 2015. Metagenealogía: el árbol genealógico como arte, terapia y búsqueda del Yo esencial. Siruela. 704 pp.

[2] Hobbes, T. 2000. De Cive. Alianza Editorial. 176 pp. Pp 34.

[3] Zhumadilov, K., Ivannikov, A., Zharlyganova, D., Stepanenko, V., Zhumadilov, Z., Apsalikov, K., Toyoda, S., Endo, S., Tanaka, K., Miyazawa, C., Okamoto, T. & Hoshi, M. 2011. The influence of the Lop Nor nuclear weapons test base to the population of the Republic of Kazakhstan. Radiation measurements, 46: 425-429.

[4] Nuclear Threat Initiative (NTI). s.f. Lop Nor nuclear weapons test base. En línea: https://www.nti.org/learn/facilities/710/ (Última actualización: Julio 26, 2012)

 

 

 

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Esto ha sido solo en China. A pesar de esta destructividad racional, porque se podría afirmar que están las lógicas de macho dominante del mundo, el autor nos dice que “No hay bomba atómica que destruya la primavera”, porque un ser humano puede ser un lobo para otro, pero la tierra se las cobrará a toda la humanidad, aunque no sea de forma equitativa o justa. Por ejemplo, el cambio climático puede reforzar o exacerbar las diferencias entre personas y países, incluidas, las diferencias de género[1].

En Barco de mármol, el hablante confiesa su recóndito dolor, en una bella imagen poética:

…Dentro de mí vive una lágrima

Dentro de mí crece una melodía…

(Fragmento de Barco de mármol)

La presencia del yin y del yang del Tao es apreciable en esta edificación destruida en la segunda guerra del opio y restaurada por la conservadora emperatriz Cixí[2],[3]. La también llamada Noble Dama Lan hizo todo lo posible para permanecer en el poder y dejó este templo como resultado de una malversación del ejército. El Barco de mármol ha constituido un recordatorio, a través del fluctuante movimiento de las aguas, de que el apoyo del pueblo para un emperador chino es variable. En el poema de Maldonado, este movimiento pudiese interpretarse como la dualidad sutil del dolor y de la esperanza

 

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[1] Aguilar Revelo, L. 2021. La igualdad de género ante el cambio climático: ¿qué pueden hacer los mecanismos para el adelanto de las mujeres de América Latina y el Caribe?, serie Asuntos de Género, N° 159 (LC/TS.2021/79), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

[2] Aldrich, M. A. 2008. The search for a vanishing Beijing: a guide to China’s capital through the ages (Vol. 2). Hong Kong University Press.

[3] Chang, J. 2014. Cixí, la emperatriz. Taurus. 600pp.

 

 

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en constante vaivén, unidas por ese puente que está creciendo como se menciona en el poema.

Es en el poema Un día en el callejón de las hadas, que, de manera vislumbrante, se ve que la vida regresa a ese semblante sufriente y el hablante nos dice: “Mi gran corazón ha vuelto a latir”, después de un tiempo que parece milenario. Luego, se acerca al templo donde habitan los dragones y se encuentra con el jolgorio de la gran Avalokitésvara (que el autor menciona como la diosa Guahín), el bodhisattva de la compasión[1]. Sí, en Pekín/Beijing, el corazón del hablante se expande hasta el infinito, porque encuentra misericordia para enfrentar el fuego, el viento, el metal asesino de las armas, expuestos, entre los fantasmas de la historia china.

Se aprecia en Bar Blu y Arco de honor, como el hablante lírico se siente ya más libre y vuela como “una pluma a Xanadú”, con el “opio celestial”, y se embriaga… En la poesía mística de Rūmī, o en el Cantar de los Cantares, atribuido a Salomón, se ha comprendido al vino y la embriaguez como símbolos de un estado de conciencia más elevado, la conexión con la divinidad[2],[3]. Aquí se ha llegado al clímax emocional y espiritual del poemario.

Después, el hablante lírico vuelve a mirar hacia atrás. Esta vez, se despide de Pekín y su espejo Beijing, la China antigua conocida por los libros y, la China que quiere ser moderna y que incluye la tragedia ambiental de vivir en la modernidad. Pero en realidad son tres poemas espejos que aparecen en Tiananmen. El infinito se identifica en la ciudad trinitaria (Beijing/Pekín/Peijing) como si fueran, padre, madre, hijo. La integración del niño y el femenino se reconocerá en el poema Ciudad prohibida que es

 

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[1] Pine, R. (traducción desde el sánscrito al inglés y comentarios) 2004. The heart sutra: the womb of Buddhas. Shoemaker & Hoard, E.E.U.U. 207pp.

[2] Rūmī, Y.D. (2011) Poemas sufíes. Hiperión, 5a edición, Madrid, 142 pp.

[3] San Martín Órdenes, J. 2018. El tiempo como el sonido de la vida evanescente (prólogo) pp: 7-16. En: Aguilera, O. Territorio del tiempo. Impresión de Claudio Delgado Zapata. 112 pp.

 

 

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el cierre del poemario. Se reconoce, con humildad, la pequeñez humana y, después, la aparente paradoja de sufrir (y morir) pudiendo ser feliz. El hablante lírico pierde sus manos, su capacidad de construir, posiblemente, de realizar sus anhelos, y solo le queda la simulación de las palabras. Conserva solo las palabras, sin el cariño de los abrazos que estaban en su vida previa, lo que debe aceptar, a fin de cuentas. El hablante es “una cuerda sobre un abismo”, como diría Nietzsche en Así habló Zaratustra[1].

En Templo colgante y El reino de las hijas del sueño, las decisiones invitan a la búsqueda de la autenticidad, a dejar el odio y la alegría fatuos, y a concentrarse en la luminosidad de la noche del Tao. Y en Lejos de las palabras amadas, el hablante nos enseña la transmutación, la posibilidad del cambio, después de haber tenido una experiencia epifánica en esa puerta que es Tiananmen, para así, recuperar el sentido de estar con vida. Si al principio, el hablante lírico hurgaba bajo las piedras, casi al final del poemario, las devuelve al agua, la que fluye sobre ellas. El autor termina el poema Torre de los arqueros con los siguientes versos:

Toda escritura es la reescritura de un naufragio

Toda escritura es la derrota de un horror

Toda escritura es el comienzo del fin.

(Fragmento de Torre de los arqueros)

El camino no será sencillo, las heridas no han dejado de doler. La vida impregna las manos del hablante lírico, como sangre vivificante que se consigue, al parecer, de la reconciliación con el propio linaje. El hablante enfrentó a sus dragones y estos pueden volar a través de su voz de poeta.

 

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[1] Nietzsche, F. 2003. Así hablo Zaratustra. Alianza Editorial, Madrid. 501 pp. Pp: 38.

 

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Aunque Juan Carlos Mestre, nos había adelantado en las palabras iniciales del libro que el viajante lírico no había vuelto a Ítaca, al parecer, eso es parcialmente cierto. Una parte del personaje se quedó con los millones de espectros de la China milenaria, en una especie de bucle temporal, tal vez, sea su sombra o quien fuera en otra vida y ya no es. Porque lo que devino de todo ese recorrido es la inocencia y la ternura de Ann Cocó, la niña destinataria del poema Ciudad prohibida. A través de ella, Ivo Maldonado expresa, con lucidez, la necesidad de un nuevo mundo, tal como propugna el premio nacional Elicura Chihuailaf, cuando nos dice “nuestra lucha es una lucha por ternura”[1].

 

 

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[1] Chihuailaf, E. 2008. Nuestra lucha es una lucha por ternura, pp: 9-30. En: Historia y luchas del pueblo Mapuche. Editorial Aún Creemos en los Sueños, LOM, Santiago,68 pp.

 

 

 

 

Julio San Martín Órdenes (1977) nació en Chimbarongo, ciudad artesanal de Chile. De profesión es Médico Veterinario de la Universidad de Concepción, Magíster en Ciencias con mención en Recursos Naturales (Universidad de Los Lagos) Sus poemas han aparecido en algunas compilaciones, entre ellas, “Anti-terror y paz” (IFLAC; A. Aharoni y otros, 2016), “Hemisferios / Alianzas de la táctica a la práctica” (U. De Guadalajara & U. Austral de Chile 2017), “Contemporary poetry (Volume 4)” (P. Chaswal & D. Chaswal, 2017), “Con alas de olvido” (Lionel Henríquez & Biblioteca Municipal Volodia Teitelboim, 2017) y en “Ciencia en décimas para Violeta” (Recrea Libros, 2018) Este último trabajo fue resultante de la convocatoria “Pájara Voladora, Violeta Investigadora”, dirigida a científicos, y de la cual fue finalista. Publicó su primer trabajo “Entre el rayo y el fuego” como parte de un proyecto del Centro de Extensión Cultural LibreArte de San Fernando, financiado a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (F.N.D.R.) de la Región de O’Higgins (2018) También, obtuvo una mención honrosa por su participación en el slam de Poesía: Agua, biodiversidad y pueblos originarios (2020).

Participó en la edición del poemario “Territorio del Tiempo” de la poeta chimbaronguina Olga Aguilera (2019) y de los libros de relatos “El hombre que comía espinas y otros relatos excéntricos” de la cuentera Loreley (Sebastiana Editorial 2018; 2019) y “Cuentos de ñuble para Ñuble” (Opalina Cartonera, 2019) del grupo literario Conversando Con Versos y Cuentos de la Biblioteca Municipal de Chillán, publicación en la que incluye algunos relatos ecodistópicos de su autoría.

 

 

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