ELÍZABETH ECHEMENDÍA por LUIS RODRÍGUEZ JAGUAR
Años atrás tuve la suerte de conocer en redes sociales a Elízabeth Echemendía mientras buscaba referentes de fotografía costarricense, al encontrar a Asulprusia, el proyecto fotográfico que junto a su esposo José Pablo, saca adelante; tras poco tiempo tuve la agradable sorpresa de que su feed se alimentaba también de mucha poesía, en especial de Dulce María Loynaz y Federico García Lorca, a quienes me atrevería a considerar parte de sus favoritos. Su poesía personal se fue sumando al menú, y tras unos dos años, la publicación de su primer poemario: El ave nos guarda en su canto, con Valparaíso Ediciones, fue un gran suceso, fruto de muchísimo trabajo honesto.
Ahora, recientemente tuve la oportunidad de conversar con ella sobre su carrera como poeta, sus sensibilidades generales como artista y lo que será su segundo lanzamiento: Mi sombra es la madrugada.
Eli, empecemos por algo muy reciente: estaba siguiendo hace poco el recital La enfermedad de escribir, en el que participaste junto a un grupo de maravillosas poetas de diversos países de Latinoamérica, mismo organizado por Casa Bukowski de Chile. Háblame sobre ¿Qué te pareció la experiencia y que te llevas de las compañeras que tuviste en la actividad?
Para mí fue fantabuloso compartir un espacio con tantos seres talentosos, perspectivas…ajenas quizás, pero entrelazadas por una cosa; al haber sido todas mujeres se facilitó para mí el proceso de digestión, muchos elementos resonaron y continuaron repitiéndose. Acabé muy inspirada la verdad.
Sigamos avanzando en lo que sucederá dentro de casi nada, porque estás a muy pocos días de partir hacia España, allí vivirás el lanzamiento de tu nuevo libro, Mi sombra es la madrugada, con la reconocida editorial Valparaíso Ediciones. Quizás para cuando se publique esta entrevista ya todo eso haya sucedido, pero, cuéntanos un poco lo que ha sido este camino y como te sientes ahora que te acercas al momento de tenerlo en físico por primera vez y verle crecer entre el público.
Estoy emocionada, este segundo, personalmente, me voy a permitir disfrutarlo. Estaré dos semanas en España, tengo ilusión para regalar, no paran de llegar ideas, pero esa es otra historia, sé que todo pasará en un suspiro. Yo estoy satisfecha con mi libro y no me detuve al acabarlo, no he parado de escribir, estoy pasando por una época de muchísima producción, me siento agradecida.
Me atrevería a pensar que mucho de este libro fue escrito durante estos 2020 y 2021, y eso es algo que no se puede dejar de lado, porque tuvimos que aprender a vivir con aquel invitado indeseable, en donde los artistas de muchísimas disciplinas tuvieron la oportunidad de volverse hacia sus espacios creativos e interiores, me gustaría me hables ¿cómo fue precisamente ese proceso creativo tuyo? esa época de explosión en la escritura, las fuentes desde donde bebiste artísticamente, o la “poda y organización” como me dijiste en una conversación que tuvimos en algún momento, que finalmente se convirtieron en Mi sombra es la madrugada.
Las fuentes de las que hablas están constantemente renovándose, se colman de nuevas aguas y cambia su suelo. Este segundo libro, en particular, comenzó a emerger de un espacio bastante down; el 2020 fue un año de mierda, tuve que encarar un par de monstruos, porque ese lugar desde el cual solía escribir se quedó estéril y cuando eso pasa hay que meterse a buscar, romper un par de membranas… Siento que el libro me enseñó mucho, escribir es una forma de curarnos. Su ritmo es “cardíaco”, circular, pulsa y afloja, pero cada vez pulsa más suave y afloja por más tiempo, esto primero lo descubrí durante la lectura y luego lo potencié al organizar. Con respecto a la poda fue mucho más minuciosa durante esta segunda publicación, prácticamente descarté medio libro, es extraño, porque uno escribe, crea esta criatura que tiene cuerpo propio, pero no acaba ahí, entonces tenemos que detenernos frente a ella, tratar de entenderla mejor, despedirnos de los caprichos, ¿sabes? Que ya se ha vuelto algo más. Hay que podar, dejar reposar y podar de nuevo, hasta que cada palabra se sienta nítida.
¿Y cómo se diferenció eso con respecto a “El ave nos guarda en su canto”? es un espacio corto entre ambos, pero me gustaría saber qué tanto sientes ha crecido Elízabeth como poeta entre ambas obras.
No porque yo sea la autora, pero el segundo libro es uno más maduro, fui minuciosa y desapegada, o sea, me propuse no enamorarme de ningún poema ¿sabes? Entonces fue fácil desprenderme de ser necesario, retroceder, mirar, cortar. Además me tomé el tiempo de, antes de su publicación, pedir comentarios de otrxs escritorxs respecto al libro, tú fuiste uno de ellos, fue muy enriquecedor tener más perspectivas.
Una confesión: Hace más o menos un mes estaba frente a Carlos Manuel Álvarez en una
pizzería
–¿y respecto a tu primer libro?, dijo él
–Uf…
–Te entiendo. Usualmente veo con sospecha a la gente que se enorgullece de su primer
libro. Me siento igual respecto al mío, respondió.
Si le recomiendo al lector el primero, es definitivamente a modo de que estudie el cambio.
Creo que los primeros poemas tenían algo de fiebre, pero no liquidez. Mi parte favorita del primer libro es honestamente cuando acabó (suena fuerte, yo sé), me gusta el final del libro porque se vuelve más introspectivo. Puedo leer algunos de esos poemas con cariño, claro, pero usualmente lo hago arrugando la nariz, quizás cambié demasiado. El espacio entre ambos libros, El ave nos guarda en su canto y Mi sombra es la madrugada, es corto solo si lo medimos de forma horizontal. Creo que tendré que esforzarme porque esto de reescribir constantemente los poemas no se vuelva una enfermedad, de algún modo tendré que hacer la paz con mis procesos. El segundo libro es mi madrugada.
De Mi sombra es la madrugada, cuéntame sobre el diseño de la portada, la contra portada o un posible prologo si lo tuviera. ¿quiénes tuvieron a cargo del diseño de estas secciones usualmente tan importantes en los libros?
Pía Chavarría ha sido la pintora detrás de ambas portadas, personalmente, lo que hace es poesía; hallo demasiado entre sus trazos y colores, extremos en todo lo que pinta. Me conmueve.
La letra de portada fue diseñada por Chari Nogales, que es una de las diseñadoras de la editorial, y me gusta muchísimo. Respecto a la contraportada, el libro tiene dos, la primera fue escrita por Humberto Ortega, mi abuelito, que es para mí como un segundo padre y considero que logró ser fiel a su orgullo/amor/sorpresa. Otra cosa es que siento que indudablemente se reconoció entre los versos, entonces es muy interesante leer su reducción.
La segunda fue escrita por Nilton Santiago, un poeta de los grandes. Nilton y yo nos leemos a menudo, él fue parte del proceso de curación del libro, dándome los comentarios que más influyeron en la organización y poda. Es una persona que vive realmente en la poesía, de esas personas con las que se puede siempre compartir la palabra y el silencio. Me atrevo a decir que un amigo.
Repasemos para quien nos lee, un poco sobre quién es Elízabeth Echemendía. Naciste en Cuba en el año 1992, ok, luego migraste a Costa Rica, en donde siempre me ha llamado mucho la atención que mencionas que comenzaste a estudiar medicina, pero luego te moviste a artes plásticas. Presiento que eso fue un parteaguas que te trajo a la Elizabeth que eres hoy. ¿Qué vivencias te motivaron a ese cambio? ¿qué piensas cuando miras hacia atrás y sumas todo lo que has ido recogiendo?
Yo estoy feliz conmigo, quizás cuando me toque morir voy a sentir mucho miedo, pero estaré orgullosa, tranquila, porque soy un ser que se inclina hacia el latido. No me habré quedado con ganas, me he comido cada sueño a punta de perseverancia, he adoptado a cada perro y estoy dispuesta a seguir. Todo lo que se necesita es disposición.
Siempre fui del arte y la naturaleza, lo que pasa es que hace demasiados años o no me conocía lo suficiente o no me aceptaba. Medicina me gustó, pero no era artes, además, el ritmo de las noches en vela no es lo mío; yo necesito espacios quietos y siestas largas, se me facilitaba porque leo mucho y tengo buena memoria. Eso fue todo. Me tenía con taquicardia perpetua. Aciertas al decir que ese cambio fue trascendental, fue un momento en que decidí vivir en el presente, que es a fin de cuentas el futuro y el pasado. Cuando lees Mi sombra es la madrugada, que ya lo has hecho, encuentras palabras, terminología que se quedó impregnada de aquellos años y quise guardar, porque para mí tienen numerosas relaciones y significados. Creo que cuando miro hacia atrás me da dolor de pies jaja, pero voy a acabar esta respuesta como comenzó, me siento orgullosa.
Después de eso junto a tu esposo e hijo, migras nuevamente ahora hacia los Estados Unidos, específicamente a Miami, a continuar el proyecto fotográfico de uds dos, Asulprusia. ¿De qué manera viviste o vivieron más bien esa decisión de lanzarse a una aventura así y cómo se ha complementado con la poesía?
Fue una decisión juvenil pero acertada. El aire se sentía espeso, caminábamos contra corriente y, además, comenzaron a sumarse cosas; ciertas preocupaciones familiares (sabes que los cubanos solemos estar destinados a la separación, irnos nunca estuvo en nuestros planes hasta que mamá emigró a USA, entonces mis dos padres ya estaban viviendo ahí/aquí), profesionalmente ya no teníamos más cima a la que escalar, las cuentas estaban duras y para rematar nos robaron el carro, cuando esto último pasó comprendimos que era algo de ahora o nunca, ahora que somos arriesgados y nos sentimos vitales, porque ese espíritu adelgaza con los años. Entonces vinimos. Tenemos la suerte de que Costa Rica es una madre a la que siempre podemos volver, nos recibe llena de amor.
Ahora, yo sufrí el exilio a los 5 años, me fui de Cuba para no volver, y verdaderamente me marcó, sin embargo fue algo completamente distinto, no decidido, pero padecido, la
segunda migración, sin embargo, ya siendo una adulta aterrizada, conectó cuerdas y llenó pozos. Fue un trabajo emocional arduo que acabó por recibir el papel.
Toquemos un tema un poco más delicado. Quien te siga en redes sociales sabrá que abogas muchísimo por un cambio en las condiciones de vida en Cuba, tu país de origen. Sé que es difícil de sintetizar, que es un tema sumamente complejo, pero me gustaría nos hablaras sobre tu postura en este tema y lo que buscas con el activismo que realizas, no solo en redes sociales sino en otras esferas de tu vida.
Diré —Uf, ya que no sé por dónde empezar.
La gente desarrolla opiniones, sobre ellas influye demasiado. A mí me gusta la gente humilde, que escucha, que está dispuesta a mirar desde ángulos distintos. Creo que es necesario escuchar la voz de quienes hemos sufrido las consecuencias de un gobierno represor y totalitarista, verdaderamente es necesario. Aquí voy a decir, porque siento que es una responsabilidad; mi gente sufre desde hace demasiado, y no voy a entrar en palabras comunes, como izquierda o derecha, comunismo, capitalismo, no, sea cual sea la bestia, yo hablo de derechos humanos. Mi gente sufre, yo sufrí, sufrió mi madre, mi abuela, mi amiga, mi padre y los que estaban detrás. En Cuba hay un bloqueo, es cierto, pero también un gobierno que nos ha fusilado, violado, encarcelado y humillado por querer ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión, por intentar decirle al mundo, no que tenemos hambre (aunque tenemos), sino que nos torturan. El llanto, el grito, el miedo, el amor; son lenguajes universales, cuando quieran entender más sobre un tema, acérquense a la gente. Cuba tiene un gobierno acostumbrado a filtrar internacionalmente las noticias a su conveniencia, ese es su modus operandi, entonces hay mucha desinformación. Es natural para nosotros ser enfrentados por personas que poco conocen de nuestra realidad, es doloroso también.
Mi postura es recia, queremos democracia, queremos la liberación de todos los presos políticos/de conciencia, queremos derechos humanos, una patria que represente vida, no muerte; Libertad para todos, y entre todos menciono a mi amigo el artista y activista Luis Manuel Otero Alcántara, preso hace dos meses, a Maykel Castillo, Esteban Rodríguez, Hamlet Lavastida, todos los presos de Obispo y del 11 de julio y aquellos de los que ya nadie se acuerda. Libertad para ellos, para todos los artistas presos y para cada cubano.
Hay que tener cuidado, porque algunas veces palabras como “asesino” suelen disfrazarse de otras.
¿Qué anhelas para el pueblo cubano? ¿cuál es la condición final y permanente en la dignidad de vida que deseas para las personas en Cuba? ¿Te miras algún día regresando a la isla y compartir allí también tu arte?
Libertad. Democracia. Alimento. Medicinas. En Cuba las personas no pueden ni vivir ni morir con dignidad. Libertad es lo que más les falta. Muchos hablan del sistema de salud de la Isla, ¿sabían que a los opositores se les niega muchas veces el tratamiento médico, o que hay más patrullas que ambulancias? En los hospitales las condiciones son precarias, no hay guantes ni jeringuillas, a veces tienen que afilar las agujas, estos no son cuentos, sino historias familiares. Hace unos días llegó cerca de Key Biscayne, y gracias a la divina providencia, el “bote” que contenía a Julio César Capote (20 años de edad), estuvo diez días a la deriva sin comida ni agua, ya para entonces se encontraba algo desorbitado, con las piernas gravemente quemadas por el sol. En el mar perdió a su tío de 21 años, que en medio de una alucinación se lanzó al mar y no volvió a salir, y dos amigos, de 19 y 20 años (estos eran hermanos), ambos se lanzaron al mar, habían ya perdido las uñas y parte de la piel, el mayor vomitaba sangre, no pudieron más. La arena se creó de esqueletos olvidados y el mar de sus lágrimas. Huyeron porque el tío de Julio se negó a reprimir a los protestantes pacíficos del 11 de Julio y estaban siendo acosados por el gobierno cubano. Al menos esta vez hay quien cuente la historia.
Yo no puedo regresar a Cuba, pero siempre me imagino haciéndolo, si ese día llega será
hermoso.
¿Han impactado estas sensibilidades en tu poética? ¿veremos algo al respecto en los años por venir?
Sí, mucho, en especial a mi próxima obra, que es más experimental, como una escultura de bodoques de papel mojado o un perrito de la calle. Influyeron mucho las recientes amistades que hice con Luisma, Claudia Genlui y Denis Solís, y en general con todxs los muchachxs del Movimiento San Isidro. También nuestra mudanza a USA, haberme visto nuevamente enfrentada a mi familia, a mi papá, que de cierto modo son también mi raíz. Muchas cosas cayeron en su lugar.
Volvamos a hablar sobre Mi sombra es la madrugada, ¿qué actividades tienes programadas para la promoción del libro, especialmente ahora que estarás en España?
España va a estar bueno, primero que nada, no pude llenar estas dos semanas de actividades, ya sabes que soy una persona ansiosa que tiende a abarcar más de la cuenta y me propuse llevarla suave. Lo más grande será la feria del libro, una experiencia que honestamente solo en sueños… Ahí estaré firmando mi nuevo libro, entonces tengo varias sorpresas planeadas de las que aún no puedo contarte, varias reuniones con amigxs artistas y escritores, y un recital para el día 18, del que también muy pronto sabrán. Después iremos viendo que se arrima, por ahora eso, Madrid y Barcelona.
Tanto en Europa como América, ¿quienes deseen adquirirlo donde lo podrán hacer?
En España podrán adquirirlo en librerías, así como a través de Amazon, en el resto del mundo podrán adquirirlo, a través de Amazon, miren que llegará a sus puertas. Me encantaría más adelante sacar un audiolibro. Ayer se agotaron los ejemplares en Amazon, pero me imagino que muy pronto volverán.
El ave nos guarda en su canto
Mi sombra es la madrugada
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LUIS RODRÍGUEZ JAGUAR nació en Costa Rica en el año 1979. Labora para el Ministerio de Educación Pública y forma parte del equipo de gestión cultural de Turrialba Literaria. En el 2020 participó del Festival Internacional de la Poesía de Costa Rica, y es gestor del Festival Presagio de Fuego en honor al natalicio del poeta Jorge Debravo.
En el año 2018 publicó su primer poemario: La voz que duerme entre las piedras (Nueva York Poetry Press).