Entrevista a Carolina Bello: Su novela «Oktubre» ya va por la cuarta edición en Uruguay.
Por Nicolás Diana
Carolina Bello celebra la cuarta edición de su novela en la que homenajea e interpreta el disco de Los Redondos, mientras continua presentando su más reciente obra: El resto del mundo rima.
Rio de la Plata, puerto de inmigrantes a ambos lados. Uno de los faros de esplendor de la literatura Latinoamericana junto a otros países muy importantes. A ambos márgenes del mismo rio se toma mate, yerba con palo o sin palo, da igual, y los colores en las banderas son idénticos. Día a día viajan buques de Uruguay a Argentina, de Argentina a Uruguay. Llevan gentes, palabras, sonidos, los ríos no son fronteras, son puentes.
Carolina Bello nació y se crió en Montevideo, desde muy pequeña desarrolló una forma de expresión vinculada con la narrativa, y en la adolescencia se llenó de músicas y literaturas que le traía su hermana mayor.
Carolina estudió Comunicación Social y Licenciatura en Letras. Además, tiene un posgrado en Crítica del Arte y ha impartido clases en la Facultad de Comunicación. Comenzó su trayectoria literaria con el blog “Escrito en la ventanilla”, el cual tras cautivar a un editor se transformó en su primera publicación (2012). Su novela Urquiza ganó el importante premio Gutenberg de Literatura Europea (2016), mientras que su última publicación “El resto del mundo rima” ingresó en la selección Mapa de las lenguas (2021).
Este mes estará en Guadalajara, presentando su libro en la Feria Internacional de esa ciudad. Una novela que Carolina comienza a definir así: “Me dije, voy a escribir mi propia historia de encierro. Siempre me gustó jugar con el dominio de los espacios como en el teatro”. Además la búsqueda de nuevos objetivos literarios: “Cada libro nuevo trato que sea diferente al anterior (…) por mí misma, porque me gusta ir experimentando otras cosas”.
El contexto en el cual escribió el libro se transformó en el espacio donde se desarrolla la historia: “Yo había empezado a escribir el libro e internaron a mi viejo. Entonces convertí esa realidad completamente abrumadora en una investigación minuciosa (…) En un trabajo de observación muy detallado; la comida, las enfermeras, los movimientos, los ruidos”.
En el libro, Carolina va dejando una serie de citas. Son como títulos que van apareciendo, y ella dice que son una mezcla de homenaje y connotación: “Me parece que hacer referencias enriquece lo que vos estás contando, le da una profundidad más porque una referencia connota, y una suma de referencias ni te digo”. Las citas van saliendo, uno las trae, no las piensa, sin embargo la primera de ellas es obra de una decisión de la escritora: “Me dije, voy a citar a un autor de entrada, para rendirle homenaje, y para decodificar la clave de lectura del libro. Sergio Bizzio es un escritor que yo admiro mucho, es un homenaje”.
Se oyó y se sorprendió. Hacía mucho tiempo que no se escuchaba su propia voz. Rabia, Sergio Bizzio
El año pasado editó, en formato libro digital, una recopilación de notas periodísticas, críticas de cine, crónicas, y algunas rarezas a las cuales tituló “Un monstruo con la voz rota”. El periodismo narrativo es un mundo de mixturas, donde conviven Periodistas animándose a las letras, y escritores ejerciendo un oficio que todo escritor sabe hacer, aunque solo algunos lo consideran de esa manera.
En su estante de acceso rápido, Carolina tiene la colección de obras de Leila Guerriero, una clásica exponente del género: “El que hace periodismo narrativo no va con la pretensión de verdad. Ahora, si vos sos honesto y vas a contar una historia según lo que vos viste y qué interpretaste, las reglas están claras. Sería el concepto de honestidad subjetiva”.
¿Se puede hacer ambas cosas? ¿Qué hay de cierto con esto del Periodismo Narrativo? : “Creo que es más licito traer a la literatura el ejercicio del periodismo narrativo que a la inversa. Porque el periodismo tiene un límite; yo puedo llenarlo de adornos, generar un ritmo, pero siempre hay algo mucho más arrollador que es la realidad. Sin embargo, cuando vos escribís una ficción y queres servirte de ejercicio periodístico calza como un guante. Cuando hago periodismo puedo querer darle un vuelo a lo que escribo que la historia no amerita, luces que no necesita, eso es muy peligroso”.
La narrativa es una, a fin de cuentas, tras el giro lingüístico podemos decir que lo que decimos es lo que es. Se pueden retroalimentar: “El periodismo narrativo me hizo reflexionar sobre las costumbres más arraigadas de la literatura. Por ejemplo la posición del narrador. La primera persona. El que narra es quien observa”.
Carolina no tiene tapujos en mencionar la importancia de las influencias en el acto de la escritura: “Yo necesito agarrar los hilos que ya existen para tejer mi propia trama”. Una vez encontró un poema de Charles Baudelaire que se llamaba “El alma del vino”, automáticamente recordó ese disco de los Héroes del silencio que tanto escuchaba: “El espíritu del vino”. Para ella es una cuestión de costurero, de reutilizar hilos, para el entrevistador también.
¡Hombre, hacia ti elevo, ¡oh! querido desheredado,
bajo mi prisión de vidrio y mis lacres bermejos,
una canción colmada de luz y de fraternidad!
El alma del vino, Charles Baudelaire
La literatura del Rio de la Plata, ese Rio que habla de ambos márgenes. La novela Oktubre (2018) es un claro ejemplo de esa unidad cultural. Una obra que es un éxito en Uruguay: “Oktubre ya va por su cuarta edición en Uruguay a cuatro años de haber salido, lo cual es mucho”.
El desafío surgió para una colección de obras literarias construidas a partir de discos de Rock, el riesgo que tomó fue completo: “Una uruguaya se iba a meter con Oktubre, iba a escribir una novela, y encima se iba a meter con un personaje mitológico de los redondos que es Olga Sudorova(… )Personaje al que lo hago vivir en Prípiat. Y el cuarto desafío; pongo a un argentino como contrapunto. Que es el que se va a cartear con esta chica de Ucrania”.
La charla exige buscar los límites de la ficción y la realidad: “Cuando estás contando una historia contemporánea la imaginación tiene un límite, que es el verosímil. Por eso tuve que ser extremadamente cuidadosa con la descripción de la URSS, del contexto en Argentina en 1986”.
El contrapunto a ese respeto por el verosímil fue despejar de su mente todo lector omnisciente: “El público objetivo existe en la publicidad y no en la literatura. Yo cuando escribo no puedo pensar en a quién va dirigido esto, porque me tendría que dedicar a otra cosa y no estar escribiendo literatura”.
Lo que más le fascinó de Los Redondos, como todos le decimos coloquialmente a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, fueron las letras. Por encima del fenómeno social arrollador que los distinguió, y de la mística sonora. Las letras, y algo importante que resalta de las letras del Indio Solari: “Cuidar el estado de ánimo”.
Un último secuestro, no
El de tu estado de ánimo, no
Tu aliento vas a proteger
En este día y cada día.
Ya nadie va a escuchar tu remera, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
La charla tiene como punto de conexión un libro escrito en Uruguay, que habla sobre un disco de rock de la banda más importante de Argentina. ¿Qué hacemos con los libros y los discos en tiempos de singles y twitter? Los libros como objeto, da igual si en formato físico o virtual, ya esa batalla comenzamos a perderla, pero al menos el libro como ejercicio, como consumo complejo. ¿Qué hacemos para lidiar con tanta instantaneidad?: “Tal vez aquellos que crecimos en otra época estamos dotados de una paciencia y de un ejercicio muscular a nivel mental, que nos coloca en una gama de personas que podemos tomarnos algún tiempito más para reflexionar sobre aquello que nos llega. Hay una cuestión de paciencia, y del poder de la significación (…) Por ejemplo, en el cine Dorian Grey es uno solo. Pero en el libro, tu Dorian grey es uno, el mío es otro, y lo que sobrevive es el andamiaje, ahí está el arte y el oficio del escritor que es la significación del personaje. Pero lograr una significación es un ejercicio”.
Carolina seguirá editando libros porque a eso vino “En la escuela siempre estuve más vinculada con el lenguaje que con las matemáticas” (…) “Después de un concurso en el que vino un escritor y yo le tuve que leer, la pregunta era: ¿Qué querés ser cuando seas grande? Escritora”. Además, no tiene miedo a que se acabe: “El libro va a existir hasta que el último ser humano haga la última fogata”
Julia se arranca la vía del brazo. Aunque arrancar sea un verbo brusco para referir al acto milimétrico de extraer una aguja incrustada en una vena. Más bien la quita, despacio, porque duele. Absorbe el pequeño borbotón de sangre con sus labios, con la lengua, hasta que la sangre para y genera un pequeño hematoma en el lado interno del codo. Tiene frío. LA bata celeste que le dieron deja su espalda y sus piernas descubiertas. Se levanta del piso, aguza los ojos y activa la conciencia de sobrevivir.
El resto del mundo rima, Carolina Bello.