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AÑO 5 - 2024

«El formato de novela no-ficción, hizo que pueda llegar a personas que no están vinculadas al mundo de la política internacional y eso estuvo bueno»

PARABELLUM: El libro de Suriana Cichero Lalli en el que presenta la guerra de Siria.

La guerra es silenciosa, indescifrable y compleja. No es un huracán que pasa, arremete y al otro día es pasado. La guerra es un contexto, una circunstancia. Los pueblos que la padecen “están en guerra”. Y estar en guerra significa convivir con la muerte, con ruidos estremecedores, con explosiones. Estar en guerra es despedirse cada día, sobrevivir.

Cada conflicto tiene su dinámica, y cada conflicto es mostrado de acuerdo a ciertos patrones comunicacionales, por eso es muy valioso el testimonio de los protagonistas. El cara a cara con la guerra. ¿Cuáles son los dramas de los civiles? ¿Qué objetivos atacan los terroristas? ¿Quienes son los terroristas? ¿Por qué tenían, en su poder, dólares sellados por la reserva federal norteamericana? En medio de todos estos interrogantes hay personas que viven los efectos en su propia piel.

  • ¿Alguna vez tuviste que matar? – Ante la pregunta, Malek se queda en silencio. tengo la sensación de que está dudando en responder-
  • Sí…
PARABELLUM – Entrevista con un soldado del ejército sirio

   Suriana nació en Buenos Aires, y su madre es de nacionalidad Siria. Por tal motivo, uno de sus grandes deseos siempre fue conocer esa tierra materna y a sus familiares sirios. La guerra que comenzó en 2011 fue demorando el viaje, sin embargo en el año 2019, y ante una situación un poco más segura aunque no de paz completa, pudo concretar su anhelo. Y de paso: “En principio iba a ser un viaje de  unas pocas semanas y me termine quedando cuando empecé a ver la profundidad de la guerra y las historias”.

   El viaje se extendió, la situación era ideal, asique Suriana se transformó en cronista de guerra: “Empecé a escuchar historias todos los días, que me parecían muy interesantes y que contaban cosas que los medios no contaban. Asique fue algo bastante improvisado”. Una vez comenzado ese camino, la entrevista, el apunte, las fotos, comenzaron a ser las herramientas con las que se movía por un país que aún no está pacificado. La escritura fue naciendo de a poco: “En el viaje escribí la parte testimonial en primera persona. No tenía mucho tiempo de formular la narración entonces tomaba notas y después en argentina pulí los diálogos y demás”.

  El trabajo que se propuso no fue nada fácil: “Tuve algunas complicaciones. Por ejemplo para llegar a algunas ciudades. Yo soy extranjera y constantemente tenía que estar presentando mi pasaporte y respondiendo preguntes en los controles militares. También las personas a las que entrevisté, fueron muy difícil de llegar a ellas. No es fácil la situación política interna que se vive, entonces muchos no quieren expresar una postura”. De todos modos, corría con una pequeña ayuda: “Tener gente allá me facilitó un poco llegar a más personas”.

  La guerra es silenciosa y cruel. No es fácil de comprender ni fácil de explicar. Los testimonios que presenta Suriana son muy conmovedores, y por momentos, confieso haber cerrado el libro para seguir en otro momento más despejado. La tortura, la perdida de familiares, la usurpación de casas, todas temáticas de una guerra tan particular como todas, en la que el enemigo es interno pero comandado por el exterior. Una guerra que algunos analistas la pueden catalogar como “civil” si atienden a las novedades que presentan los medios occidentales, pero que vista de cerca muestra una disputa geopolítica internacional. Por tal motivo, esa condición de guerra interna, es la que se hace muy difícil el acceso a la confianza de los testigos: “Obviamente hubo una serie de personas que me hubiera gustado entrevistar, por ejemplo mujeres del ejército, que no pude porque hay personas que son más cuidadas y prefieren no exponerse. Me hubiera gustado por ejemplo llegar a centros de refugiados pero también es muy difícil (…) Estuve allá seis meses y fui haciéndome una red de personas que me ayudaban a conseguir otras personas que tenían ganas de contar su historia”.

  ¿Cómo se escribe un libro que sea capaz de retratar esa vivencia? ¿Cómo se empieza? ¿A dónde se apunta? Esas son algunas de las preguntas que se hizo Suriana al bajar del avión en Ezeiza: “Al principio lo que quería hacer era un libro periodístico más seco. Simplemente poniendo las historias de las personas y luego dar el marco de porque a esa persona le sucedió tal cosa. Ahí hablar de política internacional, economía y demás. Pero quería algo más accesible. Entonces me pareció que el formato de novela no ficción hizo que pueda llegar a personas que no están vinculadas al mundo de la política internacional y eso estuvo bueno”.

  El libro es la voz de personas que vivieron la guerra en carne propia, que son desconocidos para nosotros los lectores, pero la escritora los trae con todo su contexto, podemos imaginarlos, tenemos su apariencia, sus gestos, todo lo necesario para sentir esas historias. Aunque también hay una historia que es importante y va acompañando el relato, es la historia de la cronista: “Empecé a integrar cosas que me pasaron a mí también. No es que simplemente quiero ser la portavoz de esas 10 o 12 personas que están en el libro, yo también sentía que tenía muchas cosas para contar como una argentina de en su momento 25 años que nació en Buenos Aires y estaba en Damasco hacía seis meses”.

Un día, bastante cansada por cierto, Suriana no pudo más con esa convivencia bélica. La salida del país no fue simple. Problemas para chequear el pasaporte, desvíos a ciudades recientemente pacificadas, en las que prácticamente no había edificios administrativos, ruinas por todos lados, y la necesidad de estar nuevamente en su tierra nativa. Dejaba atrás medio oriente, y traía muchas voces a las cuales colocarles nombre. Tantas que no cupieron en el libro. Muchos rostros corroídos por la guerra, a los que debió adjetivar hasta el más mínimo detalle, para poder colocarnos en un viaje de 218 páginas: “Me sirvió mucho tener muchas herramientas para documentar. Hay un montón de historias que me quedaron afuera que no entraron en el libro por una cuestión de capacidad de impresión. Tuve que hacer un trabajo de síntesis de las historias y mis historias”.

PARABELLUM es un relato muy claro de la guerra en Siria. Con una narrativa muy fluida y una serie de personas/personajes que van tejiendo un armazón para que el texto ingrese en el copo de la novela. Las historias son dramáticas, estremecedoras, y la autora encuentra los climas para saber cuándo parar, cuando explicar, y cuando dejar que los diálogos hablen por sí solos.

A veces, nos imaginamos a los guerreros de dos formas diametralmente incompatibles: o son máquinas feroces y altruistas o son víctimas de un capítulo trágico que ellos mismos no pudieron elegir. A mí no me gusta ninguno de los dos extremos, me causan el mismo rechazo.

PARABELLUM

Por Nicolás Diana

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