LA BAILARINA – ANDRÉS CANEDO

Ella era una buena bailarina de ballet, que hacía unos espectaculares saltos Grand Jeté, desplazándose enormes distancias que cruzaban casi todo el escenario. Él la vio en el teatro y se enamoró de ella, porque el poder misterioso del arte, incrementaba su gran belleza. En cada salto de aquellos, ella parecía un ave despegando vuelo y surcando el espacio. Ella también lo quiso a él y se fueron a vivir juntos la felicidad que les era posible. Él se obsesionó tanto con esa belleza, que de pronto empezó a celarla. A ella eso al principio le causaba gracia, pero luego se fue transformando en pesadumbre. Un día en que habían discutido amargamente, ella, a manera de olvidarse, estaba haciendo sus prácticas en el patio de la casa. Él, arrepentido, la contemplaba con el fervor de siempre. De pronto, ella hizo su Grand Jeté y pasó sobre el muro divisorio y siguió, siguió volando hasta perderse entre las nubes. Él se quedó solo, pues no había comprendido el poder mágico del arte, ni que las artistas son esencialmente libres.