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AÑO 4 - 2023

YARA DELGADO – MÓNOLOGO DE UN MACHO ENAMORADO

 

 

Hoy conocí a Karla, es hermosa, con unas piernas que me vuelven asmático, se los juro, no respiro al verlas, es inteligente y soñadora, de mente independiente, pero corazón blandito, tenemos conversaciones largas y profundas en las madrugadas, me contó que al terminar su carrera sueña con irse, largarse dice ella, pa’ España o pal’ carajo, pero lejos de aquí. Yo romántico le propongo que se quede, se ríe pero sé que le hace ilusión.

Karla estudia economía, yo le digo que no necesita hacerlo, yo trabajo y le daré la vida de reina que merece, la convenzo de escaparse por un helado o la playa conmigo cada que puedo.

Los meses a su lado están pasando muy rápido, cada vez me vuelvo más suyo y quiero hacerla más mía, la quiero solo para mí, verla desnuda me mata y agonizo viéndola por la casa bailando y cantando mientras me hace comida, le queda salada pero si el postre son sus tetas yo no me enojo.

La lleno de regalos, es una gran mujer, me perdona cada que peleamos porque sabe que así es mi carácter, me quiere como soy, admito que al inicio de la relación estuve con otras chicas algunos fines de semana, pero eso ya lo supo y lo perdonó, es cosa del pasado, ella sabe que la amo con el alma.

Karlita, mi niña, usa unos vestidos apretaditos que me vuelven loco, a mí y a cualquier hombre, eso es lo que ella no entiende cuando discutimos acerca de por qué no debe usarlos en la calle, obvio me encanta que los use, le compro muchos, pero que lo haga solo cuando está conmigo.

Hemos cumplido dos años y su carrera está a 3 semestres de terminar, sigue jodiendo con irse, discutimos cada vez más y es siempre por lo mismo, Karla no me respeta, sigue usando sus malditos vestiditos para la universidad, cree que me hace tonto pero no, yo sé que si se maquilla tanto es por alguien, ella no entiende que esos amigos suyos están todos locos por ella y que en cuanto se descuide la convencerán de ir a la cama, no quiere que la espere a la salida, que estoy enfermo dice, pero son excusas suyas para que no descubra con quien me engaña, así que de todas formas voy, le llevo flores, soy un caballero y quiero que todos vean que es mía.

Suelo revisar el celular de Karlita, es parte de la confianza para mi parecer, no deben existir secretos entre nosotros, veo siempre que sus amigos le escriben y eso me molesta, en un ataque de rabia he partido su celular en tres pedazos, para disculparme le he dado uno mejor, uno nuevo con un número que solo tengo yo.

Encontré a Karla conversando con un muchacho afuera de su facultad, me explotó la cabeza y le reventé la mandíbula al pendejo ese, le he pedido a Karla entre gritos que suba al carro y ella llorando ha dicho que no, me ha soltado tremenda bofetada frente a la multitud, fui el hazme reír de todos, el cachudo y el mandarina golpeado, pero esto no se queda así, iré a su casa y tiene que darme cara ya que el celular no lo responde, toqué el timbre pero no salió la muy cobarde, Dios sabe que lo he hecho por amor, tengo miedo de perderla, eso es todo.

La he dejado respirar y dos días después he ido a su casa con flores, la extraño demasiado, he meditado, quizás si me pasé pero ella sabe que eso me molesta y lo hace, entonces la culpa no es solo mía, me ha perdonado y hemos tenido un maravilloso sexo de reconciliación, le llevaré a bailar mañana y al cine el sábado, asunto arreglado.

Karla y yo estamos en el mejor momento de nuestra relación, está por graduarse y la he convencido de quedarse, le he prometido una casa y una hija con su nombre, ya se olvidó de los vestiditos y del maquillaje, seguimos peleando a diario, pero se ha vuelto parte de nosotros, somos así, sus amigas le insisten en que me deje, pero qué saben ellas, solo ven lo malo, por esa actitud rebelde morirán viejas y solas, Karla sabe que las odio, son unas putas y temo que la vuelvan como ellas, de a poco para no molestarme se aparta de esas locas.

Es el día más feliz de mi vida, Karlita, mi Karlita está embarazada, su reacción no fue como la imaginé, estaba muy triste, pero supongo así se ponen todas, hablamos de muchas cosas, de cómo trabajaré muy duro para darles buena vida a ambas, porque será una niña, me lo dice el corazón, espero que se parezca a su madre por favor, admito que yo agraciado no soy. Es obvio que debe dejar la universidad, pero cuando tocamos ese tema ella solo llora más fuerte, me dice que puede ir con la barriga los 6 meses que le faltan pero está mal de la cabeza.

Nos mudamos juntos a un pequeño apartamento en el sur, Karla ya no llora tanto por sus padres ni por su universidad, mi madre le ha enseñado a preparar la comida como me gusta, yo trabajo más y casi no la veo, cuando llego a casa solo quiero comer algo rico, tener la ropa limpia y a ella en la cama para follarmela duro, le han crecido unas tetas increíbles PERO NO, ella no puede complacer a su marido y debo masturbarme en el baño cada mañana, siempre está con problemas, dolores, la comida salada y de sexo no quiere nada, por el embarazo dice, no entiende que soy un hombre y tengo necesidades, es una batalla nueva cada día y a veces pierdo el control y la agarro fuerte del brazo, le he golpeado un poco el cuerpo, pero nunca su bella carita.

Carolina es mi nueva amiga del trabajo, es sexy y me cuida, no me da problemas y siempre quiere sexo, esa es la mejor parte, Karla está hecha una vaca, no la quiero más pero tenemos una hija que nos une, además Carolina no quiere nada serio. Karla se volvió loca y revisó mi celular, encontró lo que no debía, no la maté yo, la mató su curiosidad, dijo que se iría y no vería nunca a la bebé, eso me transformó en un loco, que se creía, solo le estaba pegando un poquito para ajuiciarla, un par de empujones y unas cuantas bofetadas, pero ella rebelde intentó golpearme, golpearme a mí, su marido, fue ahí cuando solté unos rodillazos y no medí mi fuerza, Dios que bien se sintió agarrar su cabello y azotar su cabeza contra la pared, esperaba que aprenda a no meterse conmigo pero por deleitarme con su cara suplicante no noté que por sus piernas rodaba sangre, la sangre de la que hubiera sido nuestra hija, hubiera, si tan solo Karla no se hubiera atrevido a faltarme el respeto, si no se hubiera metido en mis asuntos, si no hubiera querido quitarme a la bebé, si hubiera sido un poco más sumisa; no me arrepiento de lo que hice, la prefiero muerta que libre.

 

 

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Yara Delgado (Manta, 1998) Tiene 22 años, Licenciada en Comunicación Social con Mención en Producción audiovisual en la Universidad Politécnica Salesiana. Escritora, periodista y miembro del Taller Literatura en Movimiento. Nació en Manta, pero radica desde 2013 en Guayaquil. Ha trabajado como redactora en medios de prensa. Publicó en la Antología Feria de Carnes (2018), en la Antología Memorias Ileana Espinel (2018-2019-2020), y lanzó su libro Histérica (2019) a cargo de El Quirófano Ediciones.

 

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