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AÑO 5 - 2024

MICHAEL AUGUSTIN – UN BREVE ENCUENTRO CON GONZALO ROJAS




Me senté en una mesa con él, por un breve momento, en octubre de 2005 en el estudio de Radio Bremen, donde leyó en el micrófono algunos de sus poemas que había elegido la noche anterior (en casa con una botella de vino tinto) con su hermosa, vieja y profunda voz de hombre. Sobre Catulo y Louis Armstrong, sobre Paul Celan, sobre el silencio, el amor y el exilio. También el poema increíblemente triste sobre su vida en la jaula en Rostock (Domicilio en el Báltico). Un poema que me conmueve en particular, porque soy un hijo del mar Báltico; crecí en la maravillosa ciudad hanseática medieval-gótica de Lübeck, la histórica ciudad hermana de Rostock, justo en la frontera entre Oriente y Occidente, en un pellizco de pelo al oeste del alambre de púas insuperable que luego dividió los mundos. Sé que Jorge Luis Borges  le encantaba el Mar Báltico, que cuando una vez estuvo de pie en su playa siendo un anciano, se arrodilló de alegría y emoción y recitó viejos versos nórdicos. Para mí es y sigue siendo un hecho insoportable que el poeta mundial Gonzalo Rojas nunca fue feliz en las costas del puerto de Rostock, ni entre mis compatriotas del Báltico. Allí fue llevado hasta la desesperación, fue sacado del juego, fue acallado, condenado al silencio, siendo que el poeta habría sido un gran aporte para los estudiantes de la Universidad de Rostock. Sin embargo, es justamente el poema «Domicilio en el Báltico», cada vez que lo leo, el que me enfada y entristece. Al mismo tiempo, sin embargo, es este poema de Gonzalo Rojas el que me hace sentir más cercano a él. Por eso lo amo. En la mesa del estudio de Radio de Bremen me firmó el libro (“Al poeta Michael Augustin”) del que había leído los poemas. Antes de subir al taxi que estaba esperando frente a la emisora, me tendió la mano y me dijo: “Quizás nos veamos en Chile en algún momento cuando vengas. Visítame. Pero no esperes demasiado. Recuerda, ya no soy joven ”. Nunca lo volví a ver. Tardé demasiado. No he estado en Chile, hasta hoy.

 

Domicilio en el Báltico

 

Tendré que dormir en alemán, aletear,
respirar si puedo en alemán entre
tranvía y tranvía, a diez kilómetros
de estridencia amarilla por hora, con esta pena
a las 5.03,
ser exacto
y silencioso en mi número como un lisiado
más de la guerra, mimetizarme coleóptero
blanco.

Envejecer así, pasar aquí veinte años de cemento
previo al otro, en este nicho
prefabricado, barrer entonces
la escalera cada semana, tirar la libertad
a la basura en estos tarros
grandes bajo la nieve,
agradecer,
sobre todo en alemán agradecer,
supongo, a Alguien.

 

[De Oscuro, 1977]


 

Michael Augustin (Lübeck, Alemania 1953, vive en Bremen).  Es autor de varios volúmenes de poesía, mini drama, prosa breve y collages. También ha publicado varios libros en formato de audio y documentales radiales.  Augustin también ha traducido poesía y drama, ha participado en recitales de poesía internacionales y ha merecido el premio Friedrich-Hebbel y el Kurt-Magnus. Es miembro del PEN club aléman.

Obra en español: 2004: Un tal Koslowski y otras miniaturas surtidas, por Ediciones Al Margen, Buenos Aires, Argentina, traducido por Jorge R. Sagastume. 2007: Valles Apilados, Colección El Cuervo, Universidad de Carabobo, Venezuela. 2015: Los poemas no leen poemas por Valparaíso México, traducido por Íngrid Martínez-Rico y Jorge R. Sagastume. Merecedor del Premio Casa Bukowski Internacional de Poesia 2021.

 

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