PARA MORIR LOS DOS BASTA CON QUE UNO MUERA DE JORGE VILLALOBOS – POR ELÍZABETH ECHEMENDÍA
Retrato a Jorge Villalobos por @asulprusia.
Mi cerebro es selectivo, recuerdo libros de cabo a rabo, olvido películas, puedo nombrar en orden—de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha—todos los países de África y, siempre, pero siempre, pierdo las llaves. Entonces, ya no me acuerdo en qué lugar de Madrid, ni cuáles objetos le rodeaban, pero allí estaba de repente mi amigo, con su lúcido mechón de barba gris. En su mochila traía su segundo y último libro (y otros dos que no eran de su autoría, pero me regalaría también más adelante, para que me sirvieran a modo de estudio). Esa misma noche, ya en la soledad de mi T-shirt gastada, abrí su libro segundo y esto fue lo primero que vi (vaya forma de empezar un libro)
A mi madre, ahí tan madre.
Ahí tan muerta.
Te quiero.
Con esto intento decir que, si bien compartiré aquí una reseña y selección poética de su tercer libro (Para morir los dos basta con que uno muera), me es imposible separar las ideas del mismo de lo que yo interpreto como su raíz/los libros previos, en los que comienza a cocerse todo el sudor lento que menciona.
El libro tiene ese carácter íntimo que para mí la poesía necesita; versos fluidos, salpimentados de temores y su opuesto, vergüenzas, en fin, palabra cruda que, además, se va tejiendo a la temática contemporánea de la crisis medioambiental que comienza a sumergirnos. Una dupla arriesgada de inseguridades (amorosas y existenciales) y reafirmantes.
He aquí mi selección:
QUE EMPIECE EL FIN DEL MUNDO CUANDO CIERRES LA PUERTA
Porque nuestros errores romperán
nuestro mundo y serán nuestros errores
como placas tectónicas rompiéndose,
rompiéndonos, serán la tierra rota
que nos separe y se inunde de océanos,
se partirá por culpa nuestra y solo
nuestra como se parten los abrazos.
Qué distancia tan larga, sin ti, el tiempo:
la tierra rota y de su grieta el magma,
las peleas y el magma y los silencios
que se enfrían ladera abajo, puerta
abajo y como lava son tus pasos,
amor, como una lava silenciosa
escalones abajo, hasta la puerta,
pasos como la lava que destruye:
yo como un reportero no hago nada
y solo grabo, doy al botón de inicio
y grabo en el poema la catástrofe.
Me quedo quieto y grabo en estos versos
la destrucción, el fin de nuestro mundo,
mientras por la ventana miro irte
y dejo que el silencio frío llene
el piso hasta mis pies: se hunden en lava
y en el fondo de nuestro mundo roto,
y el piso y yo con él se viene abajo,
se extingue.
Este piso ya no existe,
aunque sigan intactas sus paredes.
CUANDO TE PREOCUPAS POR MÍ
Que el mundo es peligroso porque existen
las horas en silencio, sin noticias
mías, porque la noche es peligrosa
también y, sobre todo, si no estoy
contigo, aunque sea con un mensaje
de buenas noches, con una llamada
donde te diga alguna tontería,
por ejemplo, lo mucho que hablo sobre
ti a mis amigos, sobre nuestros planes
de viajar juntos a ciudades por
primera vez, ciudades donde nada
ni nadie nos moleste, ni la noche
ni el mundo ni las horas en silencio
vuelvan a parecerte peligrosas
y no tengas que enfadarte conmigo
porque te importo, porque estoy muy lejos
como para abrazarte. Porque estos
versos no van a hacer que las distancias
desaparezcan. Porque este poema
está tan lejos, como yo de ti.
Pido perdón, yo solo quiero hacerte
saber con estos versos, de algún modo
mejor que unas palabras sin más, que
aún vuelvo a casa sano y salvo y que
sigo volviendo a ti y volveré siempre:
estos versos son pasos hacia ti,
todas las puertas me abren hasta ti,
y en ti no existen calles solitarias,
robos, desconocidos que evitar
o accidentes mortales en el coche,
ni estadísticas sobre el fin del mundo.
Puedes estar tranquila, porque el único
peligro que conozco es que no estés,
porque tú haces cualquier lugar seguro.
SEPPUKU (切腹 ) (corte en el vientre)
Los samuráis solían escribir,
antes de practicarse su seppuku
y quitarse la vida, algún zeppitsu
que consiste en un último poema,
una lección vital de despedida.
Algo así como ahora, que te has ido
y yo ordeno la casa, con tu rabia
de que no volverás aún en el aire.
Siguen tus pertenencias en el baño.
Y es lo de menos. Mi seppuku son
tus rastros, porque hacen tuya esta casa.
Limpiar la casa a modo de seppuku:
Aún en el peine
quedan cabellos tuyos:
yo he de quitarlos.
POÉTICA
También del miedo nace la belleza.
También del miedo, como de la rabia,
pueden nacer los versos que me empeño
en escribirte, como ahora mismo
que pienso en el futuro, que lo invento
a nuestro gusto para creer en él,
porque creo en ti y creo en un futuro
donde el cambio climático no existe
ni tampoco las crisis económicas.
Porque creo en un piso con terraza
y buenas vistas, en el que invitemos
a la familia y a nuestros amigos,
y también creo en patios con jardín
donde nuestras mascotas se diviertan
y escarben agujeros que arreglar.
También del miedo nace todo esto.
De los incendios en el Amazonas
y sus troncos talados, de los cuerpos
de especies que jamás vimos, que nunca
veremos como ahora, mientras huyen
del fuego o se calcinan. Del temor
también nace el futuro y la respuesta
contra cualquier pronóstico climático.
Imaginar los bosques como el patio
de casa que cuidar, que estén seguros
y verdes, protegidos frente a talas,
margen de beneficios y gobiernos
inútiles. Del miedo a todo esto
también nace el poema, creo en él
como un futuro donde ser felices.
También del miedo, ver como si fuera
el futuro amoroso una conciencia
social contra un futuro de estadísticas.
También del miedo nace la esperanza.
ALLEGRO MA NON TROPPO
También del miedo nace la ironía.
CATULO VA DE VACACIONES A LA COSTA GRACIAS A UN PACK-HOLIDAY DE RYANAIR
Sin cesar impregnaría mis labios de deleite
Lord Byron
Venid, cuerpos desnudos de la playa,
venid alegres topless bronceados,
que yo os protegeré en este poema
de rayos ultravioleta, medusas,
de tobillos torcidos en la orilla:
dejadme que me tuerza en vuestros topless,
dejadme en la sombrilla refugiado,
en la fruta cortada que os chorrea
sobre la comisura y en las gotas
traviesas que os caen sobre los pezones.
Mientras mi juventud me lo permita
y os parezca gracioso, y este cuerpo,
este poema que cuido como un cuerpo,
con su depilación, con su gimnasio:
mientras se pueda, disfrutad de estas
metáforas sin pelos, musculosas.
Os contaré historias de una Roma
llena de escándalos que, hoy en día,
sería censurada sin piedad,
y nos reiremos juntos, topless míos.
Hagamos en mi hotel esas anécdotas,
porque habrán transcurrido los milenios,
y puede que mi verga se resienta
algo tras tantos siglos, pero el fuego
de mi deseo no. Eso, amigas mías,
sigue intacto, a pesar de que Catulo
no exista ya y os hablen perversiones
de un tonto joven poeta de provincias.
Jorgito y yo, fotografía por @asulprusia
Los textos en itálica son una selección del libro Para morir los dos basta con que uno muera, su autor es Jorge Villalobos, Instagram @villalobosportales. La editorial que lo ha publicado es Valparaíso ediciones. La reseña literaria y selección poética fueron escritas por Elízabeth Echemendía, poeta, escritora y fotógrafa, Instagram @eliechemendia.