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AÑO 5 - 2024

PARA MORIR LOS DOS BASTA CON QUE UNO MUERA DE JORGE VILLALOBOS – POR ELÍZABETH ECHEMENDÍA

Retrato a Jorge Villalobos por @asulprusia.

 

 

Mi cerebro es selectivo, recuerdo libros de cabo a rabo, olvido películas, puedo nombrar en orden—de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha—todos los países de África y, siempre, pero siempre, pierdo las llaves. Entonces, ya no me acuerdo en qué lugar de Madrid, ni cuáles objetos le rodeaban, pero allí estaba de repente mi amigo, con su lúcido mechón de barba gris. En su mochila traía su segundo y último libro (y otros dos que no eran de su autoría, pero me regalaría también más adelante, para que me sirvieran a modo de estudio). Esa misma noche, ya en la soledad de mi T-shirt gastada, abrí su libro segundo y esto fue lo primero que vi (vaya forma de empezar un libro)

 

A mi madre, ahí tan madre.

Ahí tan muerta.

Te quiero.

 

Con esto intento decir que, si bien compartiré aquí una reseña y selección poética de su tercer libro (Para morir los dos basta con que uno muera), me es imposible separar las ideas del mismo de lo que yo interpreto como su raíz/los libros previos, en los que comienza a cocerse todo el sudor lento que menciona.

 

El libro tiene ese carácter íntimo que para mí la poesía necesita; versos fluidos, salpimentados de temores y su opuesto, vergüenzas, en fin, palabra cruda que, además, se va tejiendo a la temática contemporánea de la crisis medioambiental que comienza a sumergirnos. Una dupla arriesgada de inseguridades (amorosas y existenciales) y reafirmantes.

 

He aquí mi selección:

 

QUE EMPIECE EL FIN DEL MUNDO CUANDO CIERRES LA PUERTA

Porque nuestros errores romperán

nuestro mundo y serán nuestros errores

como placas tectónicas rompiéndose,

rompiéndonos, serán la tierra rota

que nos separe y se inunde de océanos,

se partirá por culpa nuestra y solo

nuestra como se parten los abrazos.

Qué distancia tan larga, sin ti, el tiempo:

la tierra rota y de su grieta el magma,

las peleas y el magma y los silencios

que se enfrían ladera abajo, puerta

abajo y como lava son tus pasos,

amor, como una lava silenciosa

escalones abajo, hasta la puerta,

pasos como la lava que destruye:

yo como un reportero no hago nada

y solo grabo, doy al botón de inicio

y grabo en el poema la catástrofe.

Me quedo quieto y grabo en estos versos

la destrucción, el fin de nuestro mundo,

mientras por la ventana miro irte

y dejo que el silencio frío llene

el piso hasta mis pies: se hunden en lava

y en el fondo de nuestro mundo roto,

y el piso y yo con él se viene abajo,

se extingue.

Este piso ya no existe,

aunque sigan intactas sus paredes.

 

 

CUANDO TE PREOCUPAS POR MÍ

Que el mundo es peligroso porque existen

las horas en silencio, sin noticias

mías, porque la noche es peligrosa

también y, sobre todo, si no estoy

contigo, aunque sea con un mensaje

de buenas noches, con una llamada

donde te diga alguna tontería,

por ejemplo, lo mucho que hablo sobre

ti a mis amigos, sobre nuestros planes

de viajar juntos a ciudades por

primera vez, ciudades donde nada

ni nadie nos moleste, ni la noche

ni el mundo ni las horas en silencio

vuelvan a parecerte peligrosas

y no tengas que enfadarte conmigo

porque te importo, porque estoy muy lejos

como para abrazarte. Porque estos

versos no van a hacer que las distancias

desaparezcan. Porque este poema

está tan lejos, como yo de ti.

Pido perdón, yo solo quiero hacerte

saber con estos versos, de algún modo

mejor que unas palabras sin más, que

aún vuelvo a casa sano y salvo y que

sigo volviendo a ti y volveré siempre:

estos versos son pasos hacia ti,

todas las puertas me abren hasta ti,

y en ti no existen calles solitarias,

robos, desconocidos que evitar

o accidentes mortales en el coche,

ni estadísticas sobre el fin del mundo.

Puedes estar tranquila, porque el único

peligro que conozco es que no estés,

porque tú haces cualquier lugar seguro.

 

SEPPUKU (切腹 ) (corte en el vientre)

Los samuráis solían escribir,

antes de practicarse su seppuku

y quitarse la vida, algún zeppitsu

que consiste en un último poema,

una lección vital de despedida.

Algo así como ahora, que te has ido

y yo ordeno la casa, con tu rabia

de que no volverás aún en el aire.

Siguen tus pertenencias en el baño.

Y es lo de menos. Mi seppuku son

tus rastros, porque hacen tuya esta casa.

Limpiar la casa a modo de seppuku:

Aún en el peine

quedan cabellos tuyos:

yo he de quitarlos.

 

 

POÉTICA

También del miedo nace la belleza.

También del miedo, como de la rabia,

pueden nacer los versos que me empeño

en escribirte, como ahora mismo

que pienso en el futuro, que lo invento

a nuestro gusto para creer en él,

porque creo en ti y creo en un futuro

donde el cambio climático no existe

ni tampoco las crisis económicas.

Porque creo en un piso con terraza

y buenas vistas, en el que invitemos

a la familia y a nuestros amigos,

y también creo en patios con jardín

donde nuestras mascotas se diviertan

y escarben agujeros que arreglar.

También del miedo nace todo esto.

De los incendios en el Amazonas

y sus troncos talados, de los cuerpos

de especies que jamás vimos, que nunca

veremos como ahora, mientras huyen

del fuego o se calcinan. Del temor

también nace el futuro y la respuesta

contra cualquier pronóstico climático.

Imaginar los bosques como el patio

de casa que cuidar, que estén seguros

y verdes, protegidos frente a talas,

margen de beneficios y gobiernos

inútiles. Del miedo a todo esto

también nace el poema, creo en él

como un futuro donde ser felices.

También del miedo, ver como si fuera

el futuro amoroso una conciencia

social contra un futuro de estadísticas.

También del miedo nace la esperanza.

 

 

 

ALLEGRO MA NON TROPPO

También del miedo nace la ironía.

CATULO VA DE VACACIONES A LA COSTA GRACIAS A UN PACK-HOLIDAY DE RYANAIR

                           Sin cesar impregnaría mis labios de deleite

                                                                                 Lord Byron

 

Venid, cuerpos desnudos de la playa,

venid alegres topless bronceados,

que yo os protegeré en este poema

de rayos ultravioleta, medusas,

de tobillos torcidos en la orilla:

dejadme que me tuerza en vuestros topless,

dejadme en la sombrilla refugiado,

en la fruta cortada que os chorrea

sobre la comisura y en las gotas

traviesas que os caen sobre los pezones.

Mientras mi juventud me lo permita

y os parezca gracioso, y este cuerpo,

este poema que cuido como un cuerpo,

con su depilación, con su gimnasio:

mientras se pueda, disfrutad de estas

metáforas sin pelos, musculosas.

Os contaré historias de una Roma

llena de escándalos que, hoy en día,

sería censurada sin piedad,

y nos reiremos juntos, topless míos.

Hagamos en mi hotel esas anécdotas,

porque habrán transcurrido los milenios,

y puede que mi verga se resienta

algo tras tantos siglos, pero el fuego

de mi deseo no. Eso, amigas mías,

sigue intacto, a pesar de que Catulo

no exista ya y os hablen perversiones

de un tonto joven poeta de provincias.

 

Jorgito y yo, fotografía por @asulprusia

 

Los textos en itálica son una selección del libro Para morir los dos basta con que uno muera, su autor es Jorge Villalobos, Instagram @villalobosportales. La editorial que lo ha publicado es Valparaíso ediciones. La reseña literaria y selección poética fueron escritas por Elízabeth Echemendía, poeta, escritora y fotógrafa, Instagram @eliechemendia.

 

 

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