Casa Bukowski

Multiplataforma Internacional de Literatura, Cine, y Artes

AÑO 4 - 2023

Andrew Rosales – Amanecer

¡Compartir!

Amanecer

Abro mis ojos,
y lo primero que me acompaña es ese molesto sonido en mi mente,
siempre está ahí, siempre estará ahí,
siempre contradiciendo lo único estable y lo único real,
sin razón aparente, apareces amada mía, siempre con ese molesto sonido.
Trago el sereno de la mañana,
que atraviesa mi techo desprotegido,
en el que mis pasos no tienen consecuencias,
en el que logré desnudar mis pensamientos,
y como era de saber estás ahí.
Sucumbiente a la necesidad de estímulos,
enciendo un cigarrillo, y fumo con una idea desesperada y un recuerdo herido,
contemplo como el humo de este se desvanece,
tan pronto, tan perfectamente a tiempo,
recordándome la deuda de una despedida.
Y aún extasiado, ese sonido sigue presente.
¿Pero cómo, cómo saber lo que expresa, lo que grita, lo que anhela?,
recurrente a tus recuerdos, me levanto,
vos a la alacena y aún ahí te encuentro, fresca, tan perfectamente fresca,
tal fruta seas, que no te has marchito, ni tu recuerdo,
por lo que me alimento de ti, y aún te guardo.
En el delirio incontrolable de esta entropía,
exacto, de esta entropía, me empiezo a ver imperfecto,
-Ahíto- en este espejo tornado en recuerdos sucios.
¿Pero cómo no? ¿Cómo ser indiscutiblemente Narciso?
¿Cómo no querer cambiar esta máscara que dejaste?
-Baile- lo único que acompaña este perfecto delirio.
¡Justo a tiempo! ¡Como tal practicante!
Como un ave llegando al nido, como la muerte misma,
llega a tiempo la resaca de la mañana anterior, y de la anterior a ella.
Apaciguado y delirante, me dirijo a mi ventana,
(A observar la calle, como siempre) con la miel de tus recuerdos en labios,
llego, tambaleando y profanando, miro, este mundo diminuto,
tan carente de sentido, y tan lleno de amantes,
incomprendido y a la vez tan perfecto, siempre estará ahí,
igual que tú, siempre estaremos los tres.
-El sonido sigue presente-No cesa, continúa hablándome de un conejo igual a ti,
el cual dudo que es real, pero en este momento,
no importa que sea y que no, porque siendo francos.
¿Qué es real y desde qué punto de vista?
No hay nada que te obligue diciendo que es real,
pero sí creo que el conejo lo sea, y siempre lo creeré,
están real como ese sonido, como yo, siempre lo seremos los tres.
Harto de contemplar las desgracias de este mundo sin ayudar,
(Tal Dios sea). Me retiro somnoliento e inexpresivo,
mientras camino con destino al descanso eterno,
el silencio está cesando, por un momento el conejo me sonríe.
Solo quedó con el, y con el frío silencio,
solo quedamos los tres, en mi alcoba,
con gritos de recuerdos rascando mi espalda,
el conejo asustado de mi, corre de vuelta al sombrero.
Y quedo solo con el silencio y con tu recuerdo,
siempre los tres,
lo único que me acompaña, es el sentimiento de mancipado
y las ganas de tener un día diferente vuelven.

Lo que soy

Soy quien imagina lo imposible.
Mientras camina con pies descalzos.
Con el piso menos helado que el beso del desayuno.
Quien camina contigo.
Toda una tarde sin rozar las manos.
Pues a quien le da lo mismo entrelazar los dedos.
Quien sonríe por cualquier hecho.
Y no te mira los ojos.
Quien le vasta con contemplar solo tu silueta.
Quien mira el reloj.
Y no le toma importancia a la hora.
Quien sentado en un bar.
No distingue sabor alguno de la cerveza y el agua.
Quien ya no tiene nada que decir.
Ni fuerzas para afrontarlo.
Soy solo un cumulo de sal en una ola del mar.
Soy un soplido del tren que se llevó tus sueños.
Soy el vago y holgazán bostezo que tienes.
Soy la tarde impregnada de humedad.
Soy la acosada espuma derramada en una cantina.
Soy esa cajetilla de cigarrillos pateada por indigentes.
Simplemente no sé lo que soy.
Creo que la importancia de ello no es algo relevante.
Solo diré que soy igual que tú.
El sueño de un soñador virgen, sí, eso soy.
Andrew Rosales.

7 pensamientos que nunca te dije.

I
A puño y letra escribiendo, lo que mi corazón dice, este amor frecuente, frecuente
como el aire mismo, te escribo estas simples y dulces palabras, tal Dulcinea seas
que llegas siempre, con esa ilusión tan voraz a mí, como una cántica oleada del
mar.
ll
Ya más intelecto que un erudito, pienso en lo constreñido que está el pensar del
rigor de tu cuerpo, de esas curvas tan bien elaboradas, de esas pestañas tan
perfectas, que lo único que hago es quedarme sin palabras.
lll
Y como si fuese un tren partiendo, se va, la emoción, esa volátil emoción, del
pensar de tenerte en mis brazos y besarte, siempre se va, al igual que mis ánimos
de seguir con este escrito.
lV
Y como las estaciones pasajeras, siempre una tras otra, letra a letra, te vuelvo a
escribir, ya no resabio por el albor, ni pensante en la luz entrometida en mi
buhardilla, no, esta vez pienso en lo difícil que es el amar y no ser amado, en vivir
en la típica paradoja, del no poder ser nada que no pueda, del no poder ser algo
que simplemente no puedo.
V
Y como un árbol al máximo esplendor, estoy ante ti, dirigiéndome con lo que creo
que son alelamientos y no alelamientos, te hablo , ¡Te grito!, te reclamo en nombre
de los neodioses infértiles por el rechazo del pensamiento segundo y el
pensamiento tercero, por lo que esta hoguera se apaga, y solo unas simples e
inmundas cenizas quedan siendo llevadas por el viento, así, tan simples, como el fin
del amor.
Vl
Pero como siempre, ese último trago que queda es el más amargo, es el más difícil
de afrontar, no sin antes, el cubo de hielo derritiéndose, intentando convencerme
que no es así, intentando decirme que el amor es solo una muestra del que tan
humanos somos, que ese beso que me diste anoche no significa nada para las
estrellas, que mi mera existencia no es algo importante ¿Por qué el amor tendría
que serlo?
Vll
Pero ya no hay hielo, no, solo queda ese último y amargo trago, sí, ese último difícil
de afrontar, como la muerte misma, tendida en la cama de noche, desvestida, te
digo, tengo miedo de ser ese poeta que muera lejos de su hogar, sin ninguna
compañía, en una fría cabaña, llena de soledad, sí, ese es mi único temor, no tengo
miedo de no ser amado, no tengo miedo de olvidar las palabras, ésas que me
dijiste mientras sonaba Porter en la radio, no tengo miedo de quedarme iletrado el
día de mañana, ni ciego, ni siquiera tengo miedo de perder mis manos y no poder
escribirte más estas cartas, mi único temor es dar mi última bocanada de aire y no
estar junto a ti.
BIOGRAFÍA
Andrew Rosales (San José, Costa Rica 19 de Noviembre de 2004) escritor, poeta y músico nicaragüense (De forma autodidacta) es bachiller del Instituto Nacional de Chontales Josefa Toledo de Aguerri (INCH) y estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Es miembro activo del movimiento de poesía, arte e historia <<Gregorio Aguilar Barea>>, coordinador de la sección juvenil de «La casa de los poetas», ha sido participe en festivales de poesía y talleres de cuentos por mencionar algunos «VII Festival popular centroamericano de poesía de Estelí», «I Festival Latinoamericano de Juigalpa», «Festival por las Malvinas de Argentina», congreso de jóvenes poetas de Matagalpa y talleres de filosofía de Perú, también es el representante de Nicaragua en la antología Panhispánica “Todos los dioses”.
Ha sido partícipe de movimientos de cultura, lugar donde se desarrolló su pasión por la literatura y poesía tiene varios libros inéditos y extraoficiales.
Algunos de sus tutores han sido Franklin Ayende «El poeta errante» y Marvin Calero, los cuales lo han instruido de forma más ética en la poesía; su poesía está escrita en prosa, en la que se desarrolla el género del drama el realismo sucio y la fantasía.

Comentarios

Suscribir
Notificar de
guest
1 Comment
Más antiguo
Más nuevo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Yassir Oporta
Yassir Oporta
1 año hace

Excelente poesía, admiro tu trabajo y sentimiento hermanito.

Casa Bukowski
Abrir chat
1
Comunícate con Casa Bukowski
Casa Bukowkski
Hola, ¿Tienes algún comentario o sugerencia?