DANIELA HERRERA AGUEDAS – DE LA MUJER RELEGADA EN UNA HOGUERA
Sentencia
Casus belli
Ensartarnos al crimen
del oscuro túmulo
a través de un beso, la tragedia
una huella dispar tracé en su espalda
intentando pegar el azogue. Una y otra vez.
El silencio destila la herida
de refilón vi su desnudez
legión de memorias
melodía de llanto y oración
enmudezco el fracaso
mientras el émulo arranca mi consciencia.
Mi torso erguido
impaciente de sus labios
caricia mortal de un precipicio
el embrujo germina un delirio
condenando a Hipnos de íngrima.
Flogisto
Pudiste ser el abrazo sanguinario
de la mujer relegada en una hoguera
cuya mirada delata el agravio
un aerosol expuesto
abierto en el rescoldo bravío
y es tu retrato, madre
una daga de lumbre
que me hiere las femorales.
Mi llamado atronador
grita lo innombrable del miedo
la brevedad de un suspiro
petrifica los sentidos
capaces de reconocer tu rostro frío
el florete irisado con el fuego
nos guía al poniente de un eclipse paradisíaco
lejos del más oscuro amor.
Ausencia
A mis hermanas
Se quema la arena de zafiro
mil reflejos, sueños infaustos
miradas adueñadas de niñas ingenuas
con sentencia de olvido
el bostezo del calvario
apagó mi candil
para revertir la salida.
Súmalo con las tinieblas
el color luminoso de sus ojos
que engalana nuestra sangre
premonición tumbada en el auspicio
tibia e hinchada cicatriz
grávida conjetura de mi herida
la ausencia precipitada de lo anhelado.
Clepsidra
El pastiche oscuro en la capilla
rezumar el sol por la noche
los mástiles fatigados retornan
con la lluvia escurrida
alvéolos de llanto, coágulos derretidos.
Clérigo de tu rezo
la tenebrosidad del orfanato
posa levitados cuerpos de niños negados
asoman al rosetón la tristeza opacada.
En este Edén inefable
brotarán azafrán
de estigmas ardientes
finas piedras de ágata
y yo, seguiré siendo roca.
Sin nombre
“La muerte es dulce; pero su antesala, cruel”
Camilo José Cela
Ánfora caída a los pies
el temor se manifiesta
liana de hojas secas
sueño infausto aplaca
Ptolomeo fue tu padre
fabrican muñecas
con rostro entristecido.
Resignarnos al dolor determino
como el buitre devora
el hígado mismo de Exón
alma en garras de su fiera
sagrado día para morir
fenecerá el amor y sus penas.
Daniela Herrera Arguedas, Costa Rica, (2005)
Estudiante de secundaria en el Colegio Gregorio José Ramírez Castro. Se emerge en la literatura desde los doce años, sus versos son libres y sencillos, sostenidos por un frágil hilo de melancolía, veleidades de una vida adolescente. Participante en Voces de Fe por la creación por la Universidad Bíblica Latinoamericana con una intervención poética. Estudiante en cursos de Literatura en la Universidad Nacional de Costa Rica, revistas costarricenses como internacionales, encuentros poéticos, entrevistas culturales, Antología peruana, del río Volumen |||, Eternidad publicada por la revista Liberoamérica en el 2020. Además, es parte del Taller Literario Te doy mi palabra.
Del dolor a la realidad, de lo oscuro al umbral de la esperanza, nada está resuelto pero a lo lejos asoma una luz que esperamos crezca.
Felicidades Daniela, solo tenés 16 años pero tu poesía inquieta, incomoda, se infiltra en la piel de una realidad que pide a gritos le cambien el pañal.