Erling Tórrez – A POSTERIORI
Erling Tórrez González, Condega, Nicaragua, 08 de diciembre de 1989. Licenciado en Ciencias de la Educación con mención en Física – Matemática, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Autor de los poemarios Notas de Invierno y Detrás de la Careta. Ha publicado poemas en las revistas Abril, y Kametsa.
ABANDONAME
La tarde se apagó como una vela gastada
y no hubo líneas en mi cara
que marcaran el eco de tu muerte
cuando guardé mi pasión tonta en el ropero.
Y quién diría que sin invocarte
aparecieras: espectro de la noche
sin visos de tu imagen borrosa
como un escarnio de tu misma sombra
solo para recordar mi débil voluntad
que pende de una telaraña
a punto de arrancarse
de la rama seca donde la he colgado.
Ya no vengás
abandoname
y no me recordés que mis pies
se quemaron
otra vez
entre las brasas.
Y ASÍ ME HIZO
Dios me hizo
de un trozo pequeño de barro
―el que yo mismo amasé para hacer toritos
jugando a ser el alfarero
cuando tenía cinco―
el día que los matemáticos
no habían descubierto la teoría
de conjuntos.
Ahora
supe que nunca fui niño
y siempre hombre
con hemisferios cerebrales
que no aprobaron las evaluaciones sistemáticas
y con boca que se atragantó con la manzana
a la fuerza
y con pies que recorrieron Nod completa
en veinticuatro horas
y con doscientos seis huesos
menos uno.
ALGORITMO
Cuando me senté con Polya
a calcular
la suma de la suma
de mis sueños
supe que los números
ya no eran infinitos.
A POSTERIORI
Mis minutos se prolongaron
cuando me diste a beber
tu modelo en peligro de extinción
y emergiste de un corte quirúrgico de junio
en tres noches y tres días.
No sabía que mi añoranza
se pintaba de gris
ni entendí
las miradas suplicantes
del NO
que llenó de imágenes
las paredes que recorrí sin impulso
escudriñando de nuevo la noche.
No estabas,
solo el verdugo de una ausencia sangrienta
colgado de mis vértebras
de esta agreste noche
sin enter.
Se ocultó el sol
de hinojos
ante la muerte.
LUGAR COMÚN
El día se resbaló
como jabón
para entender de pronto
que las cosas
los lugares, la gente
el todo y la nada
se volvieron lugar común.
El sol no tiene rayos.
No hay grillos cuando la noche se despide
es como una loca descalza y desnuda
cuando la sorprenden los pájaros mudos
y los poemas se ahogan
en un quejido fugaz
hosco, profundo
y nos vemos de nuevo
con el símbolo de la nada
atado al cuello
como un pañuelo
con el rostro demudado
opacado por nuestras sombras
las que ignoramos
sin lograrlo.
¿Sobreviviremos?
Preciosos poemas