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AÑO 4 - 2023

GIOVANNA MIRALLES TERÁN – «NO PARA COBARDES»

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4 poemas del poemario “34 Treinta y cuatro”

 

La Bruja 

Los demás al verme igual a ellos:  

Los perdidos, 

me siguen al instante.  

Voluntaria y dócilmente,  

me entregan sus secretos, 

me dejan acunar sus sueños 

y a veces logro espantar sus miedos. 

Jamás abusaré  

de la influencia que ejerzo; 

quien dones posee  

siempre debe servir  

a lo más alto. 

Los que estén libres de celos 

me agasajarán  

para tenerme a su lado. 

Ilumina el sol en claro talento. 

Ilumino yo, bajo su aliento.

 

XX 

Ya no discuto,  

me perderé  

en las palabras ajenas,  del libro en mano,  

de los solitarios,  

de los amigos muertos y de algunos todavía vivos. 

Ya no te escucho,  

ya no te siento.

 

XII 

Mi cerebro se derrama 

por mi oreja,  

lo veo irse flotando,  

entre las lágrimas, 

desde la comisura de mi ojo. 

Una boya a la deriva, 

guardada en una exquisita caja  hexagonal y carmesí, 

pintada con miniaturas  en cada una de sus caras. 

Lo observo alejarse  

sin dolor, cautivada  

por su belleza completa,  su acertijo, su condena.

 

IV 

Tu voz de trueno me sacude del sueño.  La pesadilla del día ha comenzado,  por las calles los niños envueltos en harapos  arrastran cerdos ensangrentados  

en los que han grabado símbolos y consignas.  

La madre cerda y el lechón  

recogen en sus heridas  

barro de las que fueron calles. 

La infancia ha partido a jugar a otro lado.  La madre dejó ir al hijo engañado:  “Aquí acaba la inocencia, toma un arma”.  

El caudal de lágrimas  

nos llega a la rodilla,  

el caudal de sangre  

nos ahoga.  

Hablar de paz es obsceno.  

Sin embargo, 

hoy saldremos a plantar olivos.

 

Partida 

Y entonces me doy cuenta que el tiempo, 

como lo inventamos,  no está lleno de vida 

sino de muerte,  

recuerdos y nostalgia. 

Que para ser 

se necesita recordar: 

que los olores nos invaden,  que los sonidos nos guían, y las imágenes nos hacen. 

Y qué tal vez 

estoy equivocada,  

que el tiempo, 

como lo concebimos,  no esta lleno de muerte,  sino de melancolía.

 

 

4 poemas de “No para cobardes”    

 

Bendito 

 

El animal se había precipitado 

con gran estrépito sobre el pueblo, El Adorado, 

a quien habían dejado pastar libremente maravillados ante su belleza, 

había bajado desde la montaña. 

Sacudía su melena esplendorosa de rayos de sol que no abrasaban, en su cuerpo azul se reflejaba 

el firmamento, 

de cada una de sus bocas, 

que eran diez, 

salía el estruendo 

de mil lenguas distintas. 

Bebió durante dos días 

de la fuente de la plaza 

que dejó cubierta de oro. 

El tercer día sopló su aliento 

sobre plantas y árboles, 

que florecieron y dieron fruto.

 

 

Durmió exhausto otros dos días y sus sueños visitaron a los justos. Se detuvo el sexto día 

bajo el dintel del gran templo, sin cruzar el umbral. 

Cuentan que en paciente espera. 

Durante aquella semana, 

cerraron puertas y ventanas con mil cerrojos. 

Renunciaron a sus vidas. 

Dicen que las preñadas 

dieron a luz niños y bestias divinas. 

En el séptimo día se marchó. Nadie se atrevió a seguirlo 

aunque sus huellas fueron palabras, nadie se atrevió a hilarlas, 

menos a descifrarlas. 

De allí no ha vuelto a bajar, poco se puede hacer 

con un pueblo tan cobarde.

 

 

Recién nacidas 

He rumiado 

las palabras de la mañana, las escupo 

en bloques 

incompletos. 

Tomadas de la mano se marchan 

sin decir adiós. 

Masticadas, 

benditas por mi saliva. Malagradecidas. 

 

 

Lúdica  

Tanto el agua, como tu destino se encuentran 

en los designios del cielo. 

Baja la lluvia para 

mecerse en las hojas. 

A ella no le importa 

si llega a tierra, 

si apaga la sed de las plantas, o si la cosecha crece. 

A ella 

no le importa la esperanza. 

Baja la lluvia 

para mecerse en las hojas.  

 

 

Estado de gracia  

Apenas sentí el arrebato 

viniendo desde el cielo 

y los ruidos de alas 

que se acercaban a lo lejos, 

decidí que había exagerado 

con mis ejercicios espirituales, que estaba muy cerca de ser perfecta y que tanta pretensión 

tenía que terminar. 

Al sentir las manos 

que asían mis brazos 

y que me jalaban hacia arriba. Decidí aferrarme a tierra 

cuanto antes. 

Pedí a gritos 

que me clavaran 

un pie en el suelo 

para evitar la tentación 

de elevarme. 

Desde entonces 

vivo así, 

si el Espíritu me invade, 

enciendo la televisión.

 

 

BIOGRAFÍA

Ma. Giovanna Miralles Terán  

Poeta y cineasta. Nacida en Oruro, Bolivia. Infatigable recopiladora de sueños, memorias y  fragmentos latentes de tiempo, que luego traduce a imágenes escritas o fílmicas. Su obra  enraizada en el lenguaje cinematográfico latinoamericano, le permite explorar e investigar el  proceso creativo: traspasando límites entre lo documental y lo poético, desarrollando conceptos  de resistencia cultural. Es Aj’quijab’: la que lleva el tiempo en la cultura maya.  

Sus escritos, documentales y trabajos artísticos han sido exhibidos en América Latina, Asia y  Europa: directora del documental Umaturka: El llamado del agua (2015). Finalista de la IV  Competición Internacional de Micro-ficción: Diluvio (2016), Museo de la Palabra, España. Su  trabajo es inspirado por lo mítico y onírico, cimentándose en una cuidadosa investigación de la  tradición oral, literatura e historia.

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