HÉCTOR VELOSO ESPINOZA – «Y BAILARÉ DANZAS DE OPIO»
Último acto
Tentáculo sofrito con especias,
escabulle de la muerte triturando cráneos.
Concédeme células basura
para baldear tu cuarto
regálame sus caderas,
para hundirlas a medianoche
bajo la tierra,
ahogándonos,
destruyéndonos.
Dame un puñado de insectos venenosos
para cortar sus venas con disecciones jugosas
y luego respira.
Fumaré amargo tabaco
esperando el eclipse.
Estoy cansado
No quiero ser más valiente
Hoy tragué los vidrios de tu suicidio
en una terraza con aroma a incienso
Mañana compraré un traje de lino beige
para simular estar vivo
Y bailaré danzas de opio
sobre los cadáveres de mi último acto.
Paseo de la Castellana
A cada instante
Respiro en círculos
A cada instante
Aterrorizado
Por la letanía.
Revuelto en el Parque del Retiro
Con mi radar de burbujas,
Inquieto por la inapropiada soledad.
Suena el disco “Exciter”, por todos lados…
Suena el rayo delirante
E inquieta el sonido tan depurado del tren frenando sus pies
Mejor cambio de andén
Para ver mejor la escena
¿Cuál escena?
La busco
No la encuentro
Está en mi cabeza.
A cada instante respiro en círculos
A cada instante
En círculos de pánico
Aterrorizado
Cuando el cuerpo habla
Suena
Cuando el amor es libre
Suena
Cuando el cuerpo sueña
Suena
Respiro en círculos
En la Avenida Menéndez Pelayo
Al salir del metro
Y sueño que estoy allí, devorando todo
Sueño en círculos
Sueno en círculos
Aterrorizado
Cuando el cuerpo habla
Cuando la línea circular
No se detiene
Y abraza Madrid
Con sonido biónico
Revolviendo el parque y
Apagando el sol
En el paseo de la Castellana.
Censura
Caminan espíritus sobre la mesa acariciándome,
pidiendo que recapacite
revuelven la sal, el ají, la cerveza.
Me suplican que parta,
me insultan, me roban alma.
Piden que no escriba de angustia, de oscuridad, de ira,
me incitan al amor, pero a sus formas.
Hablan de los ángeles, de gnomos, de elfos, de hadas.
¿Desde cuándo me pautean?,
¿desde qué instante me censuran?
Yo escribo desde mi ADN
Desde lo que el ruido urbano me provoca.
¡Y que se larguen!
¡Y que ni se atrevan!
¿Acaso se creen perfectos?
¿Sabelotodo?
¿Y qué buscan?, ¿la redención del arte?
¡Entiendan! no hay presión mental que impida quebrar los cánones sociales.
La muerte está allí para hablar de ella,
la tristeza nació para seducirla en las sombras.
Aléjense antes que me autoexilie de este infierno.
La privacidad del ser
Por extraña razón el ser fluye
No me vengas con cuentos superiores ni las culpas colectivas
Por extraña razón se desparrama el ser
Por las góndolas de la historia.
Es torpe y lerdo, se jacta y avergüenza, se pierde.
Es capaz de decir y desdecirse.
También miente y se culpa, ama y engaña.
El ser todopoderoso con inteligencia artificial camina presuntuoso,
Se aplaude, se toca, se ama.
Muerde todo, sin ganas,
Vomita
Y sigue,
Se pierde.
Por extraña razón mata y remata
Llora y retuerce.
Por extraña razón se complica,
Habla mal de los otros.
Por extraña razón no deja tranquilo el placer del silencio
Y enferma con pulsos de lava.
La privacidad del ser asusta
Al tener que vivir en el aquí de la historia
Siendo nada más que un segundo.
Futuro
Silencia todo lo que puedas
A medida que vayan entrando
Captura todo lo que veas
Pero nunca reveles la clave
Levanta la mano y entra a la fila,
Escucha:
Ahora estamos en el pasado de otro futuro
que tal vez ya no nos recuerde.
Héctor Veloso Espinoza es periodista, escritor y poeta. Nació el 21 de julio de 1977, en Concepción.
Tras residir en Madrid durante 2003 y 2004, consolida su pasión por la poesía, escribiendo varios poemas de “Puñales”, su primer libro, que lanzaría 19 años después.
Durante 2016 y 2017, se integra al Colectivo de Poetas Penquistas “Cóctel Lírico», etapa en la cual participa de la publicación del compilatorio de dicha agrupación titulado “Cóctel Lírico. Poesía Menor de Adolescentes Tardíos”.
Fue además incluido en el libro “Microcuentos# del concurso literario de relatos cortos desarrollados en la ciudad de Concepción, publicados además en los asientos de la locomoción colectiva penquista.
En diciembre de 2018 presenta su primer poemario “Puñales” en Concepción y Chillán.