JAVIER FUENTES VARGAS – SAN SALVADOR
Javier Fuentes Vargas (Santa Ana, El Salvador, 2000) Poeta y gestor cultural. Estudiante de Antropología Sociocultural en la Universidad de El Salvador. Ha participado en diferentes eventos y lecturas a nivel nacional e internacional. Su poesía ha sido publicada en diferentes revistas impresas y digitales de México, Guatemala, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador, Eslovenia, Rumania, España y El Salvador. Ha sido incluido en las antologías “Camaleónica: poesía latinoamericana contemporánea” (Libros del camaleón, Guatemala, 2020). “No nos tomamos un té con Borges aquella tarde de lluvia” antología poética hispanoamericana de hombres menores de 30 años (Chuleta de Cerdo Editorial, Guatemala, 2020) y en Boundless: antología oficial del Festival Internacional de Poesía del Valle del Río Grande, Texas (FlowersSong Press, Estados Unidos, 2021 y 2022). Mención de honor en el festival internacional “Premio a la palabra” por “Duele Igual” (Argentina, 2019). Obra publicada: La muerte llegará (Artesanos & Editores, El Salvador), Un lugar donde espero no morir sin conocer el odio (Incendio Plaquettes, Guatemala) Vaho (FlowerSong Press, Estados Unidos) Un puerto para todos los gritos (Antología personal) (Artesanos & Editores, El Salvador). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, esloveno y rumano.
SAN SALVADOR
Jamás imaginó
lo seco que sería el golpe
la pedrada
o la paliza que la ciudad propina
Carlos Gerardoa quienes no saben pertenecerle
San Salvador es un mar del cual no puedo beber,
sólo mezclarme con su fauna
que crece entre lo umbrío de su nombre,
abordar con miedo la palabra
porque empuñar el enojo
es el lugar común de quienes habitamos en silencio
el mitigado escándalo de una ciudad distinta
atenuada la noche
los niños saben lo terrible de pensar en la gente,
intuyen que, entre todo lo que es posible decir,
hay algo que hiende la lágrima
en los ojos llevo la sed
como velas izadas frente a la inmensidad del piélago,
en los ojos llevo la sequía
como arena que no alcanza a ser bañada por las olas
San Salvador zarpa todas las noches de esta orilla
donde quedamos a la espera de ser devorados
por la hondura de su húmeda experiencia.
PRIMAVERA INESPERADA
De tu cadáver recojo flores
porque algo de jardín tenía tu nombre
cuando lo pronunciaba presuroso
en el pasillo interminable de la casa
que nos vio jugar con los umbrales de las puertas
a hacer y deshacer caminos.
CIUDAD
La ciudad será nuestro pequeño punto de encuentro
mientras el olor agrio del polvo
nos hablará del hogar que espera.
Aguantaremos la respiración
tejiendo una profundidad con nuestro silencio:
batiscafo en la saliva de quien no tiene un idioma.
Dejaremos de pensar
en la medida de todas las voces
y en qué garganta morirá la última lengua
de nuestra especie.
Abandonaremos las preguntas
sobre las nociones arquitectónicas
para edificar un discurso
o si las manos que levantaron una catedral
necesitaron entender la etimología de la piedra.
Las palabras son un viejo santuario
al que debemos entrar con los pies lodosos,
asimilar el fulgor de lo nuevo: el asombro,
y poner en la cara de la miseria
algo para nombrarnos.
PAPÁ TIENE OFICIO DE ESCORAR
Mi amigo dice que el mar es pequeñito,
que cabe en una caja de dos manos
o en el fondo pequeño de una caracola.
Mi amigo nunca ha visto el mar.
Yo no le creo.
– Felipe Granados¿Cómo algo tan pequeño podría tragarse a un hombre?
Posiblemente mi padre pertenezca a la marea,
por eso la muerte es un lenguaje oculto en sus costas.
Estoy casi seguro de que las mitologías que hablan
de aquellos seres que emergen de lo más profundo
cantando toda su antigüedad,
hablan de mi padre.
Es una certeza negada que las aguas son el hogar de vidrios rotos,
estos se acomodan, de vez en cuando, como un batallón
en contra de las venas que simulan ser arrecifes.
Papá es una botella completa y no sabe cómo abalanzar su furia
para hacerse más punzante:
ignora las rocas que lancé desde la infancia.
Según las palabras que cayeron en desuso,
atropar la arena es un oficio igual de desfasado
para la prístina pureza de la sal.
Papá tiene el oficio de escorar:
torcer cualquier barca
es suficiente para él.
PUSH THE DOOR, I’M HOME AT LAST
Borracha está la puerta
-Los piojos
Y fue la puerta de la noche abierta,
la sombra en carne viva por el alba.
-Eunice Odio
Llamar a la puerta
revela la intención de la persona tras el puño:
I.
Una renuente euforia que se contiene justo antes del primer contacto, piensa, no sería bueno dejar descubierta la intriga que habita mis nudillos, muy vulnerable la expresión de espera con esperanza, de ansiosa escucha por los pasos que pueden acercarse. Golpear secamente la puerta, arrumba las constelaciones de la posibilidad por el rabillo del ojo.
II.
Una palma tiene una geografía única para cada quien, estas líneas resuenan distintas, tienen sonidos de diferente infusión, no podemos esperar que una palma detone la pólvora, que descansa en los tímpanos adormitados dentro de las casas a las que acudimos, tan violentos, que nos olvidamos del puño. Tan deseosos de romper el llanto como a un umbral: atravesando su oquedad destinada para el tránsito del fuego.
III.
Repetidas veces diremos la onomatopeya del deseo
como rezo sin Dios.