KARO CASTRO – EL POLVO SE ALOJA EN LOS RINCONES DE LA CASA

I

palabras se precipitan en la pendiente.

caen murmullos invadiendo el jardín.

( nadie cruza hacia la luz)

hay sombras apuntando mis costillas

dibujo alimañas en el paisaje ensombrecido       – cuidar el refugio–

lamer la piedra humedecida

arrastrar     cadáveres           en el pecho

antes de verbo  a r t e r i a

maseta desvanecida en el jardín.

mi dolor contando huesos rotos.

arqueo           la lengua salina

borro las letras de un nombre

extinguido en el musgo

arrancado   a quijadas.

Intento olvidar       este paisaje I N V E R T E B R A D O

l a       m e m o r i a.

II

el polvo se aloja en los rincones de la casa

de la pieza a la ducha unos metros

encontramos las sonrisas entre calcetines sucios

los libros que alguna vez leímos ahora apilados en la repisa

nada intenta moverse de su sitio

nuestros pies siguen contando las distancias

para no traspasar la intimidad de las plantas

nos quedamos haciendo fotosíntesis con el único rayo de luz

que intenta entrar

habitamos espacios determinados

los poros diminutos de las murallas se hinchan con la primera lluvia

están cubiertos de papel y algodón

a veces sentimos frío de los vidrios empañados

nos abrazamos sin motivo

mientras los ojos hablan

lo que el cuerpo reclama.

III

oigo la fermentación de la lluvia caer

un trozo de piel estrecho envejece

al ritmo de las plantas

como una mutación de hongos a la humedad.

le he pedido a este cuerpo que se reconozca vertical

pero llora detrás de los insectos hundiéndose

le he pedido que no tiemble

que los pájaros afuera seguirán meciendo espinas

que ya es demasiado tarde para ver

un tubérculo latir

frente al animal.