Mercedes Ciurò – Temporada de mangos en Puerto Escondido
Buda en Vaselina
Unas palabras ácidas
de las malas noches.
Me tumbo en el costado del ring
respiro
antes del siguiente movimiento
pienso;
–Nunca lo tomes a personal–
A veces las personas están poseídas
por el ruido de sus mentes,
por las sombras espinosas
que nublan sus ojos
endureciendo la mirada.
No pueden ver
el regalo de cumpleaños sobre la cama,
la parte limpia del pañal.
La lengua se les hace bífida,
expulsan un poison amargo.
Puede que ames a esas personas
pero recuerda: nunca lo tomes a personal.
Vomitarán verde flúor,
vestidas de camisón,
su cuerpo convulsionará.
Cuando los abraces
te provocarán susurrándote al oído,
cositas dolorosas
en lenguaje bélico.
Respira:
nunca lo tomes personal.
A veces las personas están poseídas,
te tendrán en la mira de su arco
mientras cruzas del living al baño.
Curvea con tu cintura
las flechas.
O siéntate en mitad de la casa,
conviértete en un buda
bañado en vaselina
o
cierra los ojos
busca el cielo.
Punto muerto
Los antebrazos se encuentran
en la palanca de cambios
unas pecas coloradas
un tostado costeño
se traslada en el aire el cuenta
senti-metros
lo enrollamos con la lengua
como
pegando afiches con saliva.
si queres nada
si queres todo
Entonces punto muerto.
La templanza
Braceando por la bahía principal
a velocidad turbo.
Hasta que las palapas
y las gentes se hagan
chi
qui
ti
tas.
Me cuelgo de una lancha llamada
«La templanza»
bajo lo màs que puedo
grito unas cuantas burbujas
grito
grito
y grito.
Efecto festival de cine
Hay una música que me sigue en los pasillos del hotel donde trabajo.
Entro al vestuario prendiendo el cigarrillo del fin de jornada.
Pienso que si abro la puerta del baño, despacio,
aparecería ahí ,sobre un fondo de azulejos rojos
sentado en el inodoro el cadáver de algún compañero.
Sus ojos directos a los míos, mantienen el horror con el que miró a su asesino.
Pienso que en una película de festival no se gritaría, ni se harían grandes berrinches.
Cerraría la puerta tan despacio como la abrí.
Ficharía mi salida, saludaría a mis compañeros y volvería a casa.
Un deseo poderoso
Antes de cruzar hacia las plantaciones,
le pedí a doña Helena, matrona de la casa,
su bendición.
A mitad del patio frente al altar de la Guadalupe,
con dos gallos y un gato de testigo,
recitó palabras con ojos cerrados.
Regresé meses después,
entrando por el portón
al verme, la mujer,
alzó los brazos al cielo.
Mi vecino hindú
reza cinco veces al día
le digo que pida por mí
en sus oraciones.
Por momentos
creo
en los que creen.
Les pido prestada su fe.
Imito su seguridad.
Copio la coreografía de sus rezos.
Entrego mi mando al plan divino,
me envuelvo en humo de copal,
siembro una intención.
Intención que abarque otras tantas.
Busco esa palabra
en la práctica:
perfeccionando el movimiento,
simplificando el lenguaje.
Esa palabra.
Como cuando soplaba las velas
en mi cumpleaños:
un deseo con la fuerza de tres.
Temporada de mangos en Puerto Escondido
Árboles de estos frutos ovalados maduran en abundancia hasta finales de agosto.
Las variedades se distinguen en sabor, textura y color.
En algunas culturas el mango es símbolo de fertilidad y amor verdadero.
En Oaxaca los mangos son ofrendas que llueven hasta reventarse sobre el asfalto. Mangos aplastados, con carozos secos, cubiertos de moscas, de aroma dulceputrefacto.
Recolección:
Para cazar mangos en altura necesitamos de un sistema artesanal
de palo y botella de plástico cortada.
Cualquier momento del día en que un mango entero aparece, nos llamarà
a ser alzado.
Estos frutos climatéricos continúan madurando una vez recolectados.
Los vecinos suelen dejar a los transeúntes mangos en fila sobre sus portones
o ventanas.
Las doñitas los venden por diez pesos la bolsa de 6 ú 8 mangos.
Los niños comen pierna abierta sobre la vereda.
A veces salimos a recolectar con María.
Pedimos permiso a cada árbol y agradecemos.
El otro día por la mañana, colgada de un tronco con mi palo de cazar,
una señora me pidió muy amablemente que bajara.
Me regaló dos bolsas repletas de mangos y me deseó un «bonito día«.
El propietario del árbol suele estar acostumbrado a intrusos recolectores,
niños cazadores y aventureros.
Advertencias y variedades:
Pajarracos negros pinchan con su picote la piel del mango llenándolos de hoyos
hasta caer.
Hay mangos hongueados por el calor.
Hay mangos que pueden parecer buenos pero están agusanados por dentro.
El mango Hilacha tiene pelillos que deja entre los dientes.
Mango Criollo: ideal para hacer agua.
Mango de Oro: muy firme, consistente, mi favorito.
Mango Piña: de piel verde, extrajugoso.
El verdadero tesoro se llama Ataùlfo Morales Gordillo o mango Ataùlfo.
Es todo lo que querremos encontrar.
Hay mangos rosas con sabor agrio igual de sabrosos.
Los verdes lógicamente hay que dejarlos, generalmente están cerca de las copas.
Los más amarillos son los más codiciados.
Procedimiento:
No es fácil pelar la piel del mango. Esta es suave y suele estar muy adherida, de no hacerlo bien, se pierde la capa superior del mango que es, junto con el carozo, una fiesta al paladar.
Se puede cortar a la mitad y luego cortar en cubos, como el aguacate.
Los dientes se hunden
en dulcemango
no hay forma fina
de terminar el acto
sin batirse.
A veces llegando tarde a casa,
saber que un cuerpo redondeado
suave extradulce
te espera,
puede ser reparador.
Mercedes Ciurò Nació en Mar del Plata (30 de octubre de 1989) ciudad balnearia de la costa de Buenos Aires, Argentina. Estudió Literatura y Psicología en la Universidad Nacional de mi ciudad. Trabajó como acompañante terapéutica durante varios años de modo particular y en escuelas. Participó en la organización de varios festivales: Feria de editoriales independientes, Festival internacional de Cine de Mar del Plata, Festival de Poesía de Acà. Dirigió el blog efectopororo.blogspot.com desde mi adolescencia. Actualmente está trabajando en su primera publicación “Trabajadora golondrina”. Vive en Oaxaca, Puerto Escondido, donde produce el recital de lecturas del Puerto “Oporto”. Le interesa la Narrativa Latinoamericana. Su poesía registra de modo simple lo cotidiano trascendental.