BERMAN BANS – FLASH BACK
TESTAMENTO
Durante meses me rehusé
a celebrar mecánicamente
familia,
iglesia,
patria,
urgido del sentido de tan sacras palabras.
Franco, hurgué su sentido
a tientas entre parapetos,
mentiras y máscaras.
El Día de las Madres
los muros cerraron
en derredor su circuito.
Se me acusa de:
Solitario,
ateo,
apátrida,
y de exponer
la vida de todos al peligro.
Un mundo falso alzó su brazo
contra mí.
Solo, verdadero,
comencé a vivir.
NEÓFITO
Te dijeron que debías descender
a los infiernos;
más abajo;
sótanos sin luz
y lóbregos silencios
para escuchar el canto.
Ni tu madre,
ni tu novia,
entendieron semejante penitencia.
Solo,
desmadrado,
ya sin nadie,
la música te persigue
con su terca persistencia.
EL HIJO DE NADIE
Transito calles,
muelles,
barrios en ruinas,
pateando piedras,
y fumando lento
bajo una pastosa luz mortecina.
Las mujeres me ven pasar
con sus pasiones incandescentes
incendiándose,
intermitentes en sus pupilas;
las más viejas azorando alarmadas
a las más jóvenes
al advertir en mi sombra
el nombre de alguna Erinnia.
Mi casa llena de buitres.
Mi madre en su rueca Singer.
Mi padre naufragando lejos
en algunas piernas fenicias.
Soy el hijo indómito que todos adoptan
con sus consejos intimidantes
y sus miradas de lluvia
para luego verlo marcharse
solo con su mochila
llena de dudas
en su búsqueda de lo salvaje
hacia cualquier ciudad devenida en jungla.
FLASH BACK
Cómo se agita tu silueta, esa sombra pendenciera,
ocultando el rostro en la barnizada Cómoda del cuarto.
Otra vez estoy en mi adolescencia, en la tierra extraña
de los nombres calcinantes, de los destellos verbales,
de los rostros arrasados. Y temo, no tu cuerpo transitorio
desnudo y de perfil apenas insinuando su pelambre,
sino tu sombra recelosa oculta en el barniz
asumiendo anonimatos sin duda amenazantes.
Aquí tengo todo lo que necesito para volverme loco:
la cédula de intruso para atravesar, sin apegos,
la hostilidad de las ciudades;
el gesto del excomulgado ante las banderas cadavéricas;
las volutas saliendo de la pipa
imitando una serpiente de humo incesante;
la visión de tu cuerpo revistiéndose a dos manos
en el cálido desgano de la tarde, y tu sombra atrapada en el barniz
mirándome sin rostro
esperando a que salgamos, huérfanos iracundos,
para lanzarse sobre mí y perseguirme por pasillos desastrosos
de una memoria que se hunde, ciudad en escombros
sepultada bajo el sopor de otras postreras ciudades,
hacia el sediento país del no retorno
en que se fueron convirtiendo tus abrazos.
BORDERLINE
Quién aprendiera el barroco
en las obesas de Rubens
o en el tenebrismo violento de Caravaggio,
y no en las columnas torcidas,
torpes sierpes de cemento,
sosteniendo templos abandonados
en plazas yermas
de polvorientos pueblos
donde la vida empieza en lágrimas
y caca
al borde de puentes tenebrosos
adornados con la carne desnuda
de cadáveres mutilados.
Pirús, surtidores de espinas,
¿A qué reina coronan en los espacios pelados?
Del desierto en pedregales oscuros,
de sus nombres para siempre olvidados,
transpirando el olor de la muerte,
inmigrantes cercados por pájaros.
BERMAN BANS
Fraile capuchino y escritor. Graduado en Filosofía y Humanidades por la Universidad Católica de Costa Rica. Ganador del Certamen de Publicación de Obras Literarias 2011 del Centro Nicaragüense de Escritores en la categoría de poesía con Bitácora de un naufragio (2011). Es, asimismo, autor del libro de cuentos La Fuga (2013) y del poemario Huésped de tu sombra (2017). Es ganador del Premio de Poesía Ernesto Cardenal In memoriam con el poemario Tiempo de Catacumbas (2020). Es director de la revista Álastor.
[Crédito de fotografía: Juan Carlos Olivas]
[Curadoría poemas: Luis Esteban Rodríguez]
Poesía punzante entre la rabia y el desapego. Huérfanos de patria, ilusiones, somos inmigrantes buscando Ítaca, el sueño americano o a un tal Pedro Páramo.