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AÑO 4 - 2023

YORDAN ARROYO – NÓMADA

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Etnogénesis

 

Vengo de un barrio llamado Constancia

quizás por eso la vida me explicó

que ignorar la orfandad de mi madre

es como tejer y destejer un sudario

para no afrontar la realidad de lo falso.

 

Crecí con las faldas de un volcán

metidas en el pantalón

tenerlas fuera de norma era tan delito

como decirle al padre Greivin

que no creía en un infierno después de la muerte

pero sí creía en un infierno después de la vida.

 

Los domingos, antes de doblar rodillas

me tocaba correr por los cafetales

no importaba si mis años eran muy pocos

como para llenar mi canasto con 14 cajuelas

solo importaba el dinero para pagar el autobús

que me dejara más cerca de los sueños

que hoy siguen siendo sueños

pero al menos no pesadillas trotando

en una calle sin asfaltar.

 

Marcharme

me ayudó a saber

que los consejos

de mi abuela

son la mejor constancia

de que el amor sí existe

sigue respirando

en el corazón de la montaña.

 

 

[Los dos poemas anteriores son del poemario inédito: Venas abiertas]

 

10: 00 p. m

es muy tarde

 

5: 00 a. m

es muy temprano

 

7: 00 p. m

sigue siendo tarde

 

11:59 p. m

la bolsa no aguanta más

 

Dios, ¿dime a qué hora pasa el camión?

tengo una basurita en el ojo

y no la quiero reciclar más

 

DEMOLICIÓN

 

Primero fueron las puertas,

caían contra mis manos.

Nadie se daba cuenta

todos estaban jugando

afuera.

 

Después fueron los muebles,

caían contra mis piernas.

Nadie se daba cuenta

todos estaban durmiendo

en la alberca.

 

Luego fueron las lámparas,

caían contra mi espalda.

Nadie se daba cuenta

todos andaban de paseo

en el aeropuerto.

 

Por último, las paredes,

caían contra mi cabeza.

Nunca se dieron cuenta.

Todos se habían marchado

desde la primera grieta.

 

COGE TUS MALETAS

 

mide su largo y ancho,

no, no busques abrigos

no, tampoco zapatos

ni mucho menos regalos,

llénalas con los poemas que no sirven,

los que escribiste sin un puñal

en la mano, los que pensaste sin

los efectos de un hongo en tu cabeza,

los que nunca publicaste

porque los escribiste con mucha ropa.

Coge tu maleta y llena los 23 kilos

con palabras que usaste, pero están

malgastadas, con verbos que conjugaste

bien, pero que murieron hace 1492 años,

con imágenes que las echaron del Seol

por ser extremadamente puras y con figuras

retóricas que nacieron de unos huertos

donde ya no nacen Calixtos ni Melibeas.

Coge tu maleta y déjala cerca del basurero,

cuando regreses de tu viaje, volverás

con otra maleta, otros poemas, otras palabras

y ya no extrañarás esa compañera

que se quedó sin ruedas en alguna vieja

librería de España.

 

NÓMADA

 

Nací en la tierra donde sembraban café, maíz, frijoles y de vez en cuando esperanzas. Yo nunca le vi la cara a los pañales de trapo que me ponía mi madre cuando mis primeras palabras salían por debajo de mi espalda. Todavía no me habían condenado a sentir el fuego de un amor que años más tarde me obligó a escribir todos los días un antipoema para que Dios curara las cicatrices de mi memoria.

 

Mi madre me mató con su boca y me volvió a parir en la misma tierra, pero ahora un poco más lejos. En este nuevo hogar no se siembra maíz para comer elotes como lo hacía mi abuelo, pero se cultiva la miseria en las calles donde los travestis se detienen a trabajar. Tampoco se siembran frijoles para hacer pinto en la cocina de leña como lo hacía mi abuela, pero se siembran huesos en las almohadas para que el hambre nos despierte por la madrugada; dormir ocho horas se convirtió en el undécimo pecado que Moisés siempre ocultó porque le daba miedo que Dios lo castigara por decirnos que la vida se termina cuando se acaba la infancia.

 

Mis abuelos se escaparon del cementerio, Félix Ángel Salas no los dejaba dormir tranquilos con los gritos de sus tantas Cabezas y a mí ya no me huele a tortilla palmeada con queso. Me marché en un carro alado con los hijos de esta tierra que Juan el Bautista nunca bautizó, para que puedan sentirse más cerca de recitales donde hace 800 años únicamente podían asistir los caballeros de la mesa redonda.

 

BIOGRAFÍA

Yordan Arroyo (1995, San Ramón, Costa Rica). Actualmente vive en España. Poeta, gestor cultural e investigador académico. Presidente nacional y director literario de la Unión Hispanomundial de Escritores en Costa Rica. Director y fundador de la revista literaria Ajkö ki, cuyo título deriva del bribri y significa “Sobre la boca”. Jefe editor de la revista académica española-costarricense De dioses y hombres. Estudios de las religiones.

 

Poemas suyos aparecen publicados en diferentes revistas, periódicos y antologías. Fue escogido entre los mejores cincuenta autores que aparecen en la antología poética del III Certamen de Poesía Aliar Ediciones, Granada-España. A su corta edad, ha participado en cuarenta coloquios, simposios y congresos nacionales e internacionales en universidades de América Latina y Europa. Sus artículos académicos aparecen publicados en revistas de América Latina y de Europa. Fundó y coordinó el I Coloquio Internacional de Tradición Clásica: Ecos de la Memoria en la filosofía, artes y letras, realizado en el TEC, Costa Rica, del 22 al 23 de septiembre de 2021.

 

Entre sus líneas de investigación figuran la tradición clásica, análisis pragmático del discurso, literatura escrita por mujeres, literaturas regionales y más actualmente, literatura indígena costarricense actual. Dentro de este encuentro, así como dentro del campo cultural, lucha por dar a conocer voces segregadas por el canon y por la hegemonía literaria costarricense.

 

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