NATALIA DES CHAMPS – DINOSAURIOS AL SUR DEL BIO BIO
COCHOLGÜE
Me desprendo en el vuelo de los liles
que caen rectos a la mar.
Soy merluza, loba marina y luga,
toda la cadena trófica
se desmenuza en mi piel.
Me descuero al sol,
Me sumerjo en sal,
Habito el ojo de los jotes
que anuncian el fin.
la descomposición de la orilla.
la carbonización de la puya.
la odisea del pescado diario.
me siento escama
lisa y fría.
mientras me besan y golpean las olas
porque soy carne y agua
que se sumerge en un vaivén eterno
como ese montón de algas
que simbolizan a mi madre
flotando en la inmensidad
de la vida o la muerte
o que sé yo.
Es por eso que aquí
mi fuego no se extingue
se vuelve hoguera.
CHILOÉ
Atravieso islas en lanchas
que van hasta las masas.
La niebla no nos permite ver nada
solo recibimos los golpes del oleaje
y la eterna lluvia sobre nosotras.
Vuelan aves,
gaviotas dominicanas,
de humboldt,
churretes chicos,
grandes,
teros, garzas.
Veo a Chiloé entero
planeando en sus vuelos.
Me uno en el rezo taciturno
de las ranas chicas
que habitan las nalcas.
Avanzo entre el graznido
de las bandurrias,
de los queltehues,
convertida en bruma.
Abrazo con los párpados
a esta isla de brujos zoomorficos,
memoria huilliche,
y resistencia al español.
Esto ya me pasó antes,
frente a Achao,
frente a Quemchi,
frente a Cucao,
frente a Chonchi,
-tanto nombre bonito, oiga.
Coloane ya lo escribió:
en el vientre materno
estábamos como flotando
en la mar.
TORTEL
Tiemblo frente a cada salto
Y ruego al cielo
Que nadie nunca les seque
Como ha pasado con el agua
En el resto de $hile.
Gorgoreo junto al Baker
Perdiendome en sus aguas grises
que fluyen libres y furiosas
Arrastrando la memoria del ciprés,
La tejuela y sus pasarelas.
El croar de las ranas
Y la magestuosidad de sus bosques
Me hacen sentir
En la selva más frondosa de Brasil
Y siento miedo
De ser tan pequeña
Y temerle al frío
Por eso lloro bajo las estrellas
que iluminan esta Patagonia gaucha,
Sufrida y peleada
Levantada a ñeke
Y movilizada en lancha.
Eterno regocijo en la humedad del nativo
Que me devolvió las ganas de escribir.
RUTA DE LA MADERA
Somos de la generación
que siente la infancia
al cruzar el bosque de euca.
Esa que recuerda
el trumao en las patas
la gota de la frente exhausta
con ganas de llegar al rio
y dejar de sentir el calor seco
que nos invitaba la plantación uniforme.
Somos los que vieron
como se empezó a partir el suelo
como el oscuro se transformó en naranjo
y las hojas ya no volvieron
a ser tierra.
Somos los que inauguramos
los bosques de verde uniforme.
Somos los que conocieron el hualle al este
porque nuestra costa no era más
que una triste columna monocultivada.
Fuimos testigos de la dinamita
que abrió los caminos madereros
Fuimos testigos del deterioro del suelo
y la lucha por el agua
que libró con su muerte, Macarena.
Vimos morir a los mosquitos
Y a los sapos
Por falta de humedad.
Vimos como el progreso
Nos dejó pobres.
Vi a la ruta de la madera
Convertida en el sueño Chicago.
Escuché a la gente cortando leña
Con la motosierra encendida 24/7.
Vi como vendieron las vacas
Y murieron los caballos
Por sed,
Por su estúpida costumbre de beber
Sólo el agua que corre.
Dinosaurios al sur del Bío bio
En el Bío bio,
los reptiles se extinguieron como dinosaurios
Pero nadie lo notó.
Acá no cayó un meteorito,
Fue el eucalipto, el monocultivo
Y la forestal.
Los recuerdo antes del 2000.
Vagas memorias
De su huella a la rastra
Su cuerpo achatado sobre la rama
Y la compresión lateral de su cola.
Ahora que lo pienso,
Fueron las motos
Fueron los camiones
Fue la dinamita
Fue el asfalto
Que aplastó sus huevos.
Me recuerdo de niña
Mirando por la ventana
Justo al lado de mis pies:
El gruñidor del sur
O lagarto corbata.
Los recuerdos acurrucados en fotos;
El bebé en el coche
La mano de mi abuelo cuidando la mía
Y el campo bajo sus pies
Y el cerro levantado de fondo.
Ahora entiendo mis sueños.
Mi fascinación por el boldo.
Bajo su tronco amontoban
botellas del Cristal,
Cerveza Brahma.
Brasil en cada reptil
Que habitó Nahuelbuta.
No recuerdo cómo era antes del euca
Porque con la T.V
jugaron a borrarnos la memoria.
Nos negaron todo lo que fuimos.
Al menos rememoro que acá en el Bío bio
Hubieron dinosaurios
Y yo los vi
Tomando sol
Antes del almuerzo.
Natalia Des Champs (25 años) nacida en Concepción.
Profesora básica con mención en Lenguaje y Ciencias Sociales. Licenciada en educación y poeta.
Trabajando actualmente como docente básica.
Con experiencia en el área poética como coordinadora de talleres de poesía a niños y jóvenes e i
ntervenciones culturales en territorios de la región del Bíobio.
Ha participado en actividades poéticas vinculadas al Círculo de Bellas Artes de Tomé, talleres de poesía
en el espacio contracultural Duda & Rabia y presentaciones varias en el Centro Cultural de Tomé.
A la fecha ha publicado el poemario «Cabra chica grosera, escupe tus poemas» con dos ediciones en
colaboración con las editoriales de Taller del libro (2018) y Art, Poetical, Delicty (2018)