RODRIGO VERDUGO – HERENCIA DEL INSOMNE
HERENCIA DEL INSOMNE 61
Bajo los jazmines,
hay sentencias hermosas.
Busco con manos de niebla,
algo en mis huesos.
Y en mi ayuda viene,
la joven que sabe
leer al revés.
HERENCIA DEL INSOMNE 82
I
Un rayo va contra
las prohibiciones de la sangre
los párpados de un hijo confunden a la piedra,
se ha derramado en las rodillas
esa leche ardiendo,
que lanzan en el rostro del cordero.
II
Me engendraron
en plena tortura abisal.
y tiendo escudos
sobre todos mis hijos.
III
Tienes aspiraciones petrificadas
y dices que te convertirás
en lobo a mediodía,
y morderás un seno azul.
IV
Gimes desde la garganta del predicador
y asomas espinas,
quieres estar y no estar a la vez
bajo cualquier cielo.
El placer triza la noche
y tus huesos te vigilan en la casa del cazador,
y la ceniza en orgia con el rayo
no es sino la imagen
de aquella madre que decía
por piedad ábranme la puerta
recíbanme, me está incendiando la casa
me quemará a mí
y a todos mis hijos.
V
Lo perdono, pero vuelve a reincidir
lo perdono y me dice
quiero a todos mis hijos juntos
formando un eslabón trágico.
VI
Soy el padre,
arrastro bolsas con abundantes frutas,
verduras y quesos de cabra
recorro todos los mercados,
todas las vegas y mataderos
a las cinco de la mañana,
llevó un chaquetón jaspeado,
una partidura al medio de la frente,
el mar gasta ángeles y demonios
y yo me gasto el oro
con que debo tapar
la boca de todos los desenterrados.
VII
Y quien quiera sentarse a mi mesa
podrá conversar conmigo a la caída del sol
sobre mis viejas aspiraciones de buscador de oro
mientras mordemos frutas,
y quesos de cabra.
VIII
Mis hijos dicen
que tengo pies de minotauro
y que estoy loco.
IX
Ellos fueron repartidos.
El primero conoció envoltura de rayos
y terminó como servidor en quintas de recreo.
El segundo fue tentado por meretrices de alabastro
y terminó arrancándole espinas a todos los peces con la boca.
El tercero fue amamantado por una mula
y terminó inspeccionando grifos.
El cuarto fue recluido en un monasterio
y terminó transcribiendo dictados de una monja ciega.
De pronto quise tenerlos todos junto a mí
formando un eslabón trágico
sobre los precipicios de la especie.
X
Y la madre en la casa del cazador
se ocultaba mientras tanto
decía: “por ahora aquí estoy a salvo,
aunque todos afuera
vean la ceniza en orgia con el rayo
y sea esa la imagen que quede de mi en ellos”.
Yo pondré a mis hijos a resguardo
los levantare de madrugada
tendrán la peste de un lobo que mordió un seno azul
y caerán unos tras otro
y les pondré compresas en el cuerpo
y invadiré la casa de mi madre
y el living se habilitará como un sanatorio
y me despertaré de madrugada a atenderlos
como una monja ciega
y temeré que unos pasos de minotauro
estén cada vez más cerca.
XI
Esos eran mis hijos
y eran mi orgullo de buscador de oro
de ese oro que alguna vez encontrare
para tapar de una vez por todas
las bocas de todos los desenterrados.
XII
Vengan y sigamos mordiendo frutos
y carnes y quesos de cabra
para eso estoy a las cinco de la mañana
con un chaquetón jaspeado,
y una partidura al medio de la frente,
en toda vega, matadero y mercado.
Para eso un rayo va
contra todas las prohibiciones de la sangre,
para eso yo les elijo las meretrices de alabastro a mis hijos
y con ceniza acreciento la tortura abisal del engendramiento,
y con gargantas de pastor, acreciento el deseo
de quienes quieren ser lobos a mediodía,
y morder un seno azul,
y tener aspiraciones petrificadas,
o arrancarles a los peces espinas con la boca
y de la piedra confundida me hago un escudo
bajo el cual el lobo beberá leche ardiendo
en el hocico del cordero.
TENIA
Ella tenía perfil de cuervo
y se tapaba el ombligo
con un loto.
Ella en sueños
bebía cerveza
con Alejandra Pizarnik.
Ella quería arrendar un departamento chico
en barrio unión latinoamericana
solo para hacer fiestas u orgias.
Un departamento donde la cerveza
volara como un cuervo
y las muchachas en pleno frenesí
se sacaran el loto del ombligo
y los hombres llegaran como náufragos
e irrumpieran al atardecer.
Después alguien vuelve
a arrendar ese departamento
y antes de poner los muebles y habitarlo
lee en voz alta a Alejandra Pizarnik
y un loto entra por la ventana
empujado por el aire del atardecer.
Rodrigo Verdugo Pizarro Santiago de Chile, 1977. Poeta y collagista. Fue secretario del Pen Chile y formó parte del Grupo Surrealista Derrame. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías nacionales y extranjeras siendo traducida parcialmente a doce idiomas. Ha participado en exposiciones colectivas en España, Portugal, Republica Checa, Costa Rica y Egipto. Es autor de: «Nudos velados», Ed Derrame, 2002, «Ventanas quebradas», Olga Cartonera, 2014, «Anuncio», Rumbos Editores, 2017.