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AÑO 4 - 2023

SERGIO HERNÁNDEZ ROMERO – DOCUMENTO PSIQUIÁTRICO

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CARTA A DIOS

Fecho esta carta aquí en la tierra,
en este pequeño espectro creado por tus manos
y olvidado por tu memoria.
Las cosas no andan nada de bien por estos lados;
los diarios siguen anunciando crímenes y suicidios,
que tú permites con esa indiferencia
que parece caracterizarte
desde el principio de los siglos.
Solo te veo, a veces,
asomado a los niños,
a quienes tu transformas poco a poco,
en turbios entes desterrados;
porque es necesario decirlo,
los más esclarecidos adultos
se entretienen aquí en forma peligrosa
jugando candorosamente
con guerras y con bombas.
Yo soy la voz que clama
y reclama en el desierto,
en este mundo en que nos martirizamos
los unos a los otros.
Yo soy el que tengo hambre
y tú no me alimentas,
ando con sed
y escondes tú las norias;
soy peregrino y no me hospedas;
desnudo estoy y no me vistes;
me encuentro en la cárcel
y tú no me visitas.
Suéltanos tu maná sobre la tierra;
destruye tú, si lo deseas,
cines, automóviles,
todo cuanto no sea sangre
en nuestras venas;
repártenos mejor
las uvas, el pan, la paz
y las estrellas.
En verdad, en verdad, te digo
yo soy el que ha pecado
y seguirá pecando mientras viva;
de carne soy
y busco yo la carne florecida.
Es por amor que muero
y por andar amando me condenan.
Despierta, gran señor, de tu letargo;
suéltanos tu maná sobre la tierra.
Yo he dicho como tú:
Hágase la luz
y emergen las tinieblas;
hágase mi alegría
y surgen las tristezas;
busco y no encuentro;
llamo y no se me abre;
entré por la puerta angosta
y di con la espaciosa senda.
Pero cosecharé uvas de los espinos
y haré estallar de abrojos, azucenas.
A ti te obedecieron los vientos y los mares;
los hombres y las bestias;
montañas y ciudades;
calma, entonces, señor,
mis tempestades:
Dime si existe algo verdadero,
si tienen sentido los armamentos,
las carreras,
los terremotos,
los incendios,
los llantos,
las miserias.
Esparce tu maná sobre mi pueblo
y haz del sol la llama verdadera,
iluminando un día
para ambos hemisferios.

 

VUELO 

Quien no se haya tendido
bajo un bosque de pinos
frente al mar
y entregado a la tierra
jamás sabrá nada de sí mismo
ni dónde está
y errado serán sus pasos
por bares y tabernas
porque nunca verá el sigiloso tránsito
de las constelaciones
que se desplazan fulgurantes
por los cielos altísimos
yo estoy ahora
bajo un bosque de pinos
junto al mar
como todo es Dios
yo soy Dios
y esta noche gobierno las galaxias
tendido y acodado
en una de los polos de la pequeña tierra
deslumbrante es el bellísimo paisaje de los universos
ahora los pinos han dejado de rezar
y entonan solemnes cantos gregorianos
yo estoy en Dichato (Chile).

IMAGEN

En mi estanque interior,
tu imagen no se borra.
Tu propio viento a veces,
riza el agua
y son también hojas tuyas
las que caen,
pero tus ojos no se deforman.
Es posible que ya nada suceda
entre nosotros.
Ahora, la tarde entera
es el estanque,
huye una gaviota
hacia otros mares
y es tu sonrisa
la que parte
y es tu mirada
la que parte,
pero tus ojos nunca se deforman.

 

EL CANCEROSO

El canceroso
aunque con algunos dolores
disfrutaba de sus últimos días
una inyección por la mañana
dos o tres por la tarde
algunos amigos
con sus rostros especialmente acomodados a las
circunstancias
irrumpían en su habitación
se conversaba del tiempo
de los increíbles progresos de la ciencia médica
de lo mejorado que estaba el semblante del
paciente
de los proyectos de la reforma agraria
de los conflictos entre marxismo y capitalismo
de los últimos viajes espaciales
a lo que el canceroso respondía
con un discreto silencio
ya que él
a través de la ventana
observaba un ciruelo florido.

 

ACUARIO

Mi infancia es un acuario inaccesible
un ebrio país de trompos y palomas
al que es preciso llegar con traje blanco
en una mañana azul
de sol volcado
yo no daría ya con los caminos
pero recuerdo algunas cosas
bandas de circo
en tardes de novena
noches de riñas y cansancios
dando conmigo en un desfondado sueño
sin contorno
cuando pasaba el regimiento
abandonaba mis juguetes rotos
y era mi corazón
todo mi cuerpo
después
vino la bruma en espirales
un día
mi madre y los guijarros
dieron un seco ruido de infinito
el tiempo frente a mí empuñó las manos
Soltó pájaros negros en mis ojos
y un trozo de sol
cayó entre los labios
La tarde es un sollozo contenido
mi infancia
es un acuario.

 

DOCUMENTO PSIQUIÁTRICO

Lloro por los días que perdí
y que pasaron esquinando mi vida
lloro por los días en que no anduve como otros
con las bellas muchachas
en las cálidas tardes de verano
lloro por el posible que pude ocasionar
a los que más quise
lloro por mis sublimes
por mis involuntarios
y urgentes y perentorios crímenes
lloro por el absurdo que ha significado toda mi ternura
lanzada a los cuatro puntos cardinales
y que no tuvo eco
y que se estrelló con el odio
y la mezquindad
y la ciega roca de las pobres gentes
a quienes sin embargo amo y perdono
lloro justamente por mi inconfortable ternura
celeste anzuelo
con el que también he recogido hermosas perlas
adheridas al fondo del fango
y del abismo.

 

YO SOY COMO LAS PLANTAS

Yo soy como las plantas o los árboles
que nunca han sabido quienes son
y echan flores o espinas
o atrapan insectos
ellos están ahí simplemente
como yo en mi tierra
y no les interesa ser astronautas
ni andar apretujados en los metros
o en los autobuses de las grandes urbes
por las noches
albergan a los pájaros
o contemplan humildes el universo
recibiendo amorosamente el rocío de la madrugada
cuando mueren regresan al vientre materno
para nacer de nuevo
en cualquier forma
es bueno ser planta o árbol
porque de ellos será el reino de los cielos

 

ESTÁ BIEN

Está bien
está bien
todo está bien
sólo que el hambre mata niños
y en la oscura humedad
crecen los muertos
y sin embargo está bien todo
y es grato haber llorado entre cipreses
embriagarse de tiempo
refrescar con amigos y cerveza
las blancas noches de verano
anclar el corazón en algún puerto
incorporar un poco de sol
al alma que habitamos
entretejer de amor
las noches y los días
y sobre todo pensar
que aún pertenecemos
a esta pequeña parte de la muerte
que hemos llamamos vida.

 

ME PERSIGUE CHILLÁN

Me persigue Chillán
por todas partes,
remecida uva sol;
plácida plaza
viene conmigo desde siempre
arsenal de la patria.

Chillán es lo que tengo
y eso es bastante.
Para tan grande sed
que ando trayendo
no hay otro cántaro que valga;
para tanto cansancio acumulado
no hay otra almohada.
Chillán fue mi principio,
fue mi mañana;
lámpara verdadera
nunca se apaga.

 

GENTES…

Gentes del mundo
enorme y ciega tribu
de gitanos en fuga
desarticulado archipiélago
donde el dolor aterriza
y las alegrías se remontan
Es preciso que unamos nuestras islas
aunque sea con un mar
creado por nuestro propio llanto.

 

ÚLTIMO DESEO

Antes de dejar de respirar
Antes de retirarme definitivamente de este
juego
No pongan ni siquiera un Cristo entre mis
manos
Pon tu sonrisa y tu mirada
y que eso sea el paraíso.

ES TAN PROFUNDO

Es tan profundo el sueño de la muerte
que ni clavos ardiendo
ni pétalos de nieve
pueden ya despertarlo.

Es tan azul el sueño de la muerte
que ni mares ni cielos
se pueden comparar a esa oquedad celeste.

Es tan plácido el sueño de la muerte
que ni un niño dormido
se iguala en su quietud
en su ausente sosiego
A esa implacable ausencia
A ese sueño morado
A ese silencio largo
Al más definitivo de todos los silencios.

 

BIOGRAFÍA

Sergio Hernández Romero (Chillán 1931 – Chillán 2010), profesor y poeta. Hijo de Armando Hernández, administrador de haciendas en Bulnes y de la señora Aurora Romero, hija de española, nueve hermanos, de los cuales, él era el menor. Su infancia y juventud se desarrolló entre el campo familiar “Los varones”, cercano a San Ignacio y en Chillán. Estudió en una escuela del barrio desde 1938, cercano a su casa, ubicada en Sargento Aldea Nº 128, en la Escuela Nº 8 y la Escuela México de Chillán, donde comenzó sus escarceos literarios. Las Humanidades las cursó en el Liceo de Hombres (1949). Sus estudios superiores los realizó en el Pedagógico en Santiago (195-4), egresando como profesor de Estado en Castellano. Posteriormente, fue becado en España, por el Instituto de Estudios Hispánicos, durante un año, estudiando en la Universidad Central de Madrid. Trabajó en las ciudades de Chillán, Valdivia, Valparaíso y Antofagasta, para la Universidad de Chile en Chillán y Antofagasta cursando las cátedras de Literatura General, Medieval, Española Clásica y Chilena. También hizo clases en los Liceos, de Hombres de Chillán y el Nº 2 y Nº 3 de Valparaíso.

La obra escrita que nos ha legado esta voz lírica es la siguiente: Canto de pan (1959); Registro (1965, con Prólogo de Pablo Neruda); Últimas señales (1979); Adivinanzas (1998-2009) Quién es quién en las letras chilenas. Sergio Hernández (1981); Quebrantos y Testimonios (1993) y Me persigue Chillán, en coautoría (1995). Participo en varias antologías poéticas, siendo la primera de ellas cuando era estudiante del Pedagógico. Escribió para las revistas Trílce, Orfeo, Portal, Arúspide, Tebaida, L y L, y Atenea. Recibió varios reconocimientos a su trabajo, sobresaliendo el Premio FECH 1954, el Premio Municipal de Extensión Cultural de Chillán en 1968 y la incorporación a la Academia de la Lengua en 1982. En su periplo de las letras, Hernández, estuvo en contacto en Chile como en Europa, con grandes escritores y poetas como: Alexaindre, Alonso, Cardenal, Neruda, Scarpa, Latcham, Oyarzún, Labarca, Alone, Lastra, Teiller, Calderón, Valle, Rubio, Hann, Sabella, Parra y muchos más.

Con su sobrina, Marta Salinas Hernández reflexionamos que, a lo largo de su vida el poeta vivió experiencias extremas, perdió a su padre a los seis meses y a su madre a los dieciocho años. Experimentó también, los dos cataclismos más grandes que tuvo Chile en el siglo XX, el Terremoto de 1939, del cual guardaba vívidos recuerdos y el Terremoto de Valdivia de 1960 y hacia fies de 1967, estuvo muy grave su salud, siendo salvado por médicos chillanejos. Respecto de su vocación, Neruda le aconsejaba diciendo: “ debes sacarte el adoquín pedagógico de encima”. El vate amigo, le sugería dedicarse a escribir a tiempo completo, pues conocía el talento del chillanejo. Ambos compartieron en el grupo “La Bota” en Valparaíso. Sin embargo, Hernández y su intransferible manera de ser, lo llevó a construirse su propio destino, eligiendo a natal Chillán, para trabajar y vivir, versus la opción cierta de irse a Estados Unidos.

En Chillán, a él se le veía a menudo escribiendo en una mesa del restaurant de la Estación de FF.CC. La Estación, fue uno de sus refugios, del cual me aventuro a señalar que ese sitio, tal vez lo anclaba a la historia del único sueño que tuvo con su padre y por ser el lugar donde le dio el último beso en vida a su madre.

 

[Texto Alicia Romero]

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