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AÑO 4 - 2023

Algunos poemas embrionarios para celebrar la amistad – Matías Escalera Cordero

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Algunos poemas embrionarios para celebrar la amistad

Por Matías Escalera Cordero

Cuando Ivo Maldonado me escribió para invitarme a colaborar en este hermoso proyecto que recién comienza, mostrando, como siempre, hacia mí una confianza y una amistad que se mantienen intactas, a pesar de la enorme distancia oceánica que nos separa, quise corresponder, de inmediato, con algo especial, que mostrase mi admiración por su obra y persona, y mi sincera amistad también.

Así que inmediatamente pensé en algunos de los primeros poemas, en estado embrionario aún, de un nuevo proyecto personal que también, como este, no ha hecho nada más que empezar.

Se trata de un nuevo libro que he titulado, de momento, Diálogo con los muertos; nuevo en muchos aspectos, pues, si en toda mi obra, creo, ese diálogo con los muertos, esto es, con aquellos que nos han precedido y se han dirigido, de alguna forma, a nosotros con sus obras, desde el pasado, es uno de los dos pilares que la sostienen, junto con la conflictiva relación –dialogal también– que he establecido con mis contemporáneos y con el tiempo presente, sin olvidar ni un instante a mis iguales, a aquellos que comparten mis tareas, mis combates y mis preocupaciones, lo sepan o no, estén donde estén, nos conozcamos o no; o sea cual sea el tiempo que habiten, el presente o el futuro; este libro, en el que se incluirán estos poemas, no tendrá en cuenta, por primera vez –y de un modo excepcional–, a mis iguales, pues quiere ser, ante todo, un íntimo diálogo entre algunas de las voces que me han precedido, y que han resultado relevantes en mi educación poética y sentimental, y mi propia voz.

Nunca antes he dado a conocer poemas ni otra parte de mi obra en su estado incipiente y embrionario, no definitivo, pero, esta vez, me ha parecido que el gesto bien valía la pena, si se toma este como prenda de amistad y respeto a un querido amigo y compañero. Espero que alcancen su objetivo y cumplan su fin.

1

 

Con Rilke y Schopenhauer

 

Indolentes mudas formas ajenas…

Indiferencia de lo dado…

 

De lo dado de una vez para siempre: axioma de lo real (sin expectativas

de diálogo

y aun así la ilusión de esperanzadoras respuestas…)

 

Objetos taciturnos / no ángeles silentes (que sonríen muecas indescifrables…)

 

Y aun así lo otro –las formas insondables e inertes– que necesita

(sospechamos: al menos) La mirada de las criaturas…

 

Y concurrir así en la plaza de la existencia o de lo dado de una vez

para siempre… En esta desnudez…

 

¿El amor y la noche nos salvan…? Dudamos entonces…

O es saber escuchar el silencio del mundo…

O mirar sin dolor ni temor la desoladora afonía…

 

Entonces

Una sospecha se abre paso: una duda mortal…

¿Canta acaso lo inerte silente para nosotros –como el viejo

marinero– alguna asombrosa e insondable canción…?

 

O es adentrarse en uno mismo (a pesar de los perdidos –para siempre– suaves

y amenos senderos de antaño…) Sin máscaras

Sin contemplaciones

Sin miedo tampoco:   Mientras escuchamos

el quinteto de cuerdas de Schubert

o algún concerto grosso de Corelli: por ejemplo…

2

Con Paul Celan

 

Cada palabra pesa: pero no sabemos aún cuánto

La dificultad deriva de un hecho insoslayable: los asesinos

También

Escriben poesía y humillan su pasado…

 

Y desbaratan el valor de las pesas en la balanza…

 

Aunque –tal vez– el peso solo se sepa luego: si logramos

Y tenemos la paciencia de leer

De continuar leyendo

Hasta el final…

3

Con Isaías

Una vez te solicité amparo: que me preservaras de todo mal…

Protégenos de nosotros mismos: te supliqué…

Ampáranos y protégenos: repetí en mi oración insensata

con insistencia machacona…

 

Tú no existes mas no importa: reconozco lo inútil de la súplica…

Ahora digo:     Apártame también del odio…

Apártame también del rencor asesino…

Y protégeme del torbellino enloquecedor de la ira desatada

Del odio: sobre todo del odio…

 

O no

No apartes de mí todo este rencor y toda esta ira: la necesitaremos…

Acaba con ellos lenta y pausadamente

Muy lenta y pausadamente…

Que sufran un interminable martirio pleno de sádica parsimonia

y de feroz refinamiento…

 

No me protejas del odio y de la ira…

Ábrelos en canal: eviscéralos…

Que estén vivos aún cuando pongas a secar sus tripas hediondas

en los muros infranqueables…

Haz que muerdan el polvo de la humillación y de la derrota

Y hazlo delante de sus víctimas…

 

No

Señor

No me ampares ni me protejas del odio ni del ciego rencor

Aun a riesgo de convertirme en algún perdido rincón de mi alma

En uno de ellos…

Los perseguiré hasta el infierno…

4

Con T S Eliot

 

Lo vivo hunde sus raíces en lo muerto: eso ya lo sabíamos…

 

Lo muerto incompleto

Ese tibio calorcillo de la putrefacción nos atrae…

Nos sentimos resguardados en esa oscuridad incompleta: impreciso

recuerdo –tal vez– del claustro materno…

 

Allí

Nos creemos a salvo de la luz completa de la vida: eso también lo sabíamos…

 

Sin voluntad propia

Llevados de pasado a futuro por el maquinal tiempo metálico de la Historia

Los muertos miramos al suelo y no nos vemos como muertos…

Grotescas

Y rígidas marionetas o seres perdidos: solo sabemos

de la muerte incompleta y de ese calorcillo tan agradable

de lo putrefacto…

Se nos escapa la incondicional y definitiva soledad

Y no comprendemos: no podemos comprender la inmóvil y perdurable

Oscuridad

Y menos aún el valor incalculable del inoperante espíritu de los entusiastas…

 

Mas

Contemplados desde la lejana desolación del fin: ajenos a cualquier sentido

Y recluidos en el previsible cuadrante de los puntos cardinales

Se nos ve cual somos: ese humus paradójico y hediondo

Que antecede a la vida…

 

5

Con Paul Valéry

 

En todas y cada una de las circunstancias

No solo ante este fulgor y deslumbrante

Reverberación de la luz del mundo en las olas

Los dioses nos desdeñan y su mirada ocultan…

 

Por mucho que nuestro ocioso silencio se empeñe

Sus miradas se nos muestran invariablemente

Hurañas y distantes: en realidad ausentes

Ni siquiera el Padre señor del rayo se digna…

 

Echémonos en el fresco mármol: descansemos

De la canícula y con pereza celebremos

La vida mientras despreciamos con disimulo

El desdén de los dioses y los chispazos de luz …

 

Seres volcados al futuro así sin remedio

Dejemos a los muertos descansar en paz mientras

Con calculada molicie nos prepararemos

Para acudir a nuestro postergado encuentro…

 

BIOGRAFÍA

(Madrid, 1956), es un escritor vinculado a prácticas literarias artísticas exigentes y socialmente comprometidas –ya sea en la novela, en el relato, la poesía o el teatro– y, en cuanto profesor e intelectual, a modelos de pensamiento materialistas y críticos. Es autor de las novelas Un mar invisible (2009) y El tiempo cifrado (2014); así como de la colección de relatos Historias de este mundo (2011), y de los poemarios Grito y realidad (2008), Pero no islas (2009), Versos de invierno: para un verano sin fin (2014); Del amor: de los amos y del poder: de los esclavos (2016),Poemas del tiempo y del delirio/Poems of Time and Delirium (Edición bilingüe. Nueva York. 2019) y Recortes de un corazón herido: por la esperanza (2019). Fue galardonado por su obra de teatro El refugio (2009); y es autor de Memorias de un profesor malhablado (2013). Ha sido incluido en diversos poemarios colectivos y antologías, como Por donde pasa la poesía (2012), En legítima defensa: poetas en tiempos de crisis (2014), Disidentes. Antología de poetas críticos españoles: 1990-2014 (2015) y Un minuto de ternura (2015). En su vertiente crítica, destacan el libro La (re)conquista de la realidad (2007), del que es coordinador, y su participación en el libro colectivo La República y la cultura. Paz, guerra y exilio (2009).

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