ALDO VICENCIO Contar una silente permuta de siglos
El no-Toledo
Está caída la tormenta,
mi nombre me pasa,
me pesa,
quiero jugar
Aúllo, ululo, bajo como mono de Ítaca,
con rodela y liana,
espanto al bosque
y paro frente al otro
Mono y toro,
suma de latidos,
estampidas entre las ramas
La mano de un dios baja
Mono y toro, encornados,
latigueando la serenidad
Mas la montaña apunta
al animal de la inocencia
La muerte levanta,
no arrastra,
arroja hojas: es un fuego que no arde
Siena en el pelaje,
uno a uno dardos que desgreñan,
carne picoteada
Tiras desprendidas de las bestias abatidas
Un caldo de vidas revueltas:
estoy sorbiendo mi sangre
Olvido que el amor es invención
¿Qué habré vencido al vaciarme de mi?
Orilla roja
el hueco del cuerpo
ondura
palpitación, una reja compartida
registro, renovación
el nudo fuerte en mi boca
[solsticio sin brillo, la tempestad
regido por manos que abanican el sudor
me sostengo, encrespo la humedad
sin poder estar salvo de mí
la exhumación de lo convulso
tiempo de cristales
hacia miles de grietas
las marchas, los martes, la muerte
entre el martilleo de los muslos
arroyos de pétalos
sinergia dócil, emulación de Gea
irrigación de hojas
laderas de ardor,
sin el cobijo de mi propia presencia
[no he sido yo,
sino la insinuación de mí,
una cobija desnuda
apartado
entre la lengua el hielo,
filo domesticado
un pedregal rodea mi nombre
Murmullo, Ronroneo, Grito
enjambres vertidos
mullir la luz
eruptiva, triple corriente
resido en el instinto que resiste
un reposo tan distinto
ha contendido la noche;
los pájaros duermen pálidos
recogido en la gravedad, sonrío:
una varilla marca llagas en toda la tierra.
Sitiales
todo está grabado,
está visto
hijo feo, mella de la calle, media pantalla
órgano que escupe sangre
todo el lago de perros negros
adosado al estupor
—¿Prefieres las sillas de amate? —
estrías de los glúteos:
Layo tropezando con Edipo
el verano no empieza, no empezará
escupen ramas las nubes
el abandono reposa
dificultad para observarme
un reloj en la garganta
se pudre un polluelo
¿por qué le lloro?
adentro de mi boca, la selva
llano tras la calle, mierda
—No, prefiero las de cedro —
Recuerdo su piel: helaba en el calor
todo el sillerío vacío, y arriba, una puerta blanca
todo el sillerío destrozado
el silencio, arriba
mirada arpía | context | se descomponen las siglas,
las nomenclaturas
el cielo varado
ángeles buitres, piel dorada
—Quise hablar de todo, si, alguna vez quise decirlo todo —
el mismo amor
Luna del Norte
extraído de la piedra, para la piedra, sobre la piedra,
cabello mío
Dioscuros en Santo Domingo: alas de tezontle,
veda, contraesquinas, loza respirando,
artería de caucho, bramidos
—Rompí mi cabeza, durmiendo sobre el trono —
Caín bajo el hierro, bajo el espejo
Siria entre versos; aplaudo, ráfagas
—Toda ésta compañía de artistas, ninguna inteligencia: sus asientos, praderas —
atrapo el valle vertical
azotea tumbada, tumbas, soplos de estanques verdes
las sillas que caen, abismo | dientes | murmullos
caer arriba, sentado, todas las nubes:
tan solo me rodean las cosas.
Lindar la carne
saltar de una tangente a otra
más que cualquier cosa
prosperar es perder
no tolerar la calma
todas las calmas
el mismo timbre que zurce cabellos
acabar entonando un gemido dócil
hay que abrir la intermitencia de lo frágil
sin orden, registro o ritmo
contar una silente permuta de siglos
acaso los cordones recuperados de una religión
el sopor de la luz sin forma
amaestrar, soltar b r a m a r
empezar sobre una verticalidad,
y dejar de funcionar para sostener el río de carne
la yema de la bestialidad
atinar a convulsionar deshecho,
compungido y soterrado por las murallas que entran a la casa
aguijón sin punta
aplastado por plumas
una a una metáforas precisas para sentenciar un vértigo domesticado
acabar yermo
el acento saciado
abalanzar, linfa
suspiro corroído
se repliegan los dedos
hay una mandíbula sin dientes que dice tú
la tierra enrojecida silba
todo mi derrumbe requiebro.
Dos formas
I
Tecla opuesta,
loma dormida con aura
de sereno llameando
Este tiempo,
no ser hacia algo,
rayo envuelto en flores,
es claridad que aviva la ceguera
Estoy sabiendo de mí mientras se oculta
el hecho de estar en la vida,
ésta melancolía
llamada equilibrio
Estímulo apartado
Caminando lento
hasta desaparecer por apartarse
Sin seguir,
hormigueando en el agua,
la sal que expulsa colores de grietas
grietas
gritos, gente, generaciones
La marcha de cualquier hombre
inicia la desaparición de los acuerdos
Jamás en la historia,
ni en la desesperación, habrá un nombre para el fin
que transita incansablemente sobre el mundo,
esta pequeña esfera,
linterna oscura que gira enardecida
Estará sobre aquél abismo petrificado una señal
para los pueblos que han abandonado su llano paterno
En el cielo, la gestación,
una madre, cardumen de olas con alas
Elaboración de lenguajes
Atrás un rastro que se recoge
en la marea que va y viene desde la tierra seca
Estoy en los días del silencio
II
Eliseo seco
estampar lirios
de-san-grar
des-ma-yar
en un párrafo
Forma, esmalte ludópata
Provenir de…
la velocidad
la tierra
un arado irredimible
Nivelar la profundidad,
éxtasis que perifonea,
sacudir
la jovialidad atendida
F u e g o d i á f a n o
No hay señas,
el cascabel brinca:
lo necesario, iluminación muerta
De estar reconocido y reconociendo
Frugal montaña,
monotonía de hélices:
la figura, la fisura, la fiesta
Mala semana,
contrapágina que se mira humeante
Mi hálito se hinca en el cristal.
Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991).
Poeta y ensayista, estudió la Licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fundador del colectivo Naufragio. Es autor de Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible (Casa Editorial Abismos, 2017), el videolibro Anatolle. Danza fractal (El Ojo Ediciones, 2018) y Púlsar (Ediciones Camelot América, 2019).
Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias iberoamericanas como Punto en Línea de la UNAM y Tierra Adentro (México); Digo.Palabra.txt (Venezuela), Revista Antagónica (Costa Rica); Enfermaria 6 (Portugal), La Ubre Amarga (Bolivia); Buenos Aires Poetry (Argentina), Santa Rabia Magazine (Perú); Una verdad sin alfabeto (El Salvador), Oculta Lit y penúltiMa (España), entre otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016) y Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018).