SEGIO H. GARCÍA- ELEGÍA POR BETO
Elegía por Beto
A Beto
Hay jueves que el universo te cae encima
y no puedes sino tomar un paraguas cubrirte la cabeza
llamar al otro
y preguntar sobre tu futuro
sobre los huesos y techos rotos
sobre los universos que te caen encima
los jueves
o quizás solo por el paraguas
y esta necesidad de cubrir la cabeza
para salvar la propia vida.
Yo poco sé de estas cosas.
El día que Beto con las ganas amanecidas en los ojos
y los impulsos metidos entre las costillas
despegó en su propia búsqueda
las estrellas que parecían encerradas fuera de nosotros
cayeron sobre la tierra
y los niños no pudieron sino colgar los columpios
y fingir que las esperanzas
no les rodaban por la mejillas.
Así fue siempre Beto
un oleaje impulsivo
una misión imposible
una condena
y la determinación oceánica de salvar a los otros.
Beto jamás regresó.
Hay jueves que sería mejor no despertar.
Prender las luces de la casa siempre es un acto de fe.
Andar a tientas
caminar por salas pasillos cocinas dudas.
Toparse con el ácido y oscuro abismo.
Reducirlo al siguiente paso
enfrentarse a su mirada
para mirarse las oscuridades
para saber lo que el otro piensa
apuntar
prender la luz
y encontrar un espejo.
La tragedia real es abrir los ojos
despertar
estar consciente
dejar las puertas y portones abiertos
meter un rayo de luz dejar que explote.
La tragedia es domar el rechazo
las insólitas despedidas cotidianas
del inconsciente mundo de los sueños
para entrar por fin al amanecer.
«la sangre es un lodo ardiente
que el cuerpo no puede contener
y estalla la vida en millones de pedazos»
RICARDO CASTILLO.
Hoy se ha roto el foco de la cocina
había tenido días difíciles
nos suplicaba remplazo
una bolsa negra
que fuera arrojada al bote de basura
muerte digna.
En ocasiones parpadeaba
sufría apnea de lagos electrocardiacos
y los bulbos de sus sueños
comprimidos en capsula de cristal
se calentaban cada día más.
El foco explotó una noche
cuando el silencio de las 11 pm
era interrumpido por el grifo de la radio
que llenaba los oídos de mi abuela
con el goteante fluir de boleros.
Nosotros tuvimos que levantarle.
No pudimos esperar ambulancias
o médicos
nadie atendería el llamado a esa hora.
El foco explotó.
El mismo foco que evitaba
que abuela se rompiera la cadera
y le quitaba los monstruos de la noche a Camila
explotó
y no pudimos más
que barrerlo en su propia oscuridad
y en la voz negra de nuestro llanto.
Tengo días que sentirme poeta no basta
para zurcir las quemaduras del fuego
de este llanto.
Porque no hay nada peor que caerse en la calle
y aguantar las lágrimas
por miedo al trueno de la risa ajena.
Después uno olvida el motivo
y ni siquiera vale la pena recordarlo.
Lo malo es cuando estos hábitos se fermentan
y uno olvida por siempre
las formas correctas de llorar.
Sergio H. García (Ruiz, Nayarit. 1995) Dirige la revista de difusión cultural «Poetómanos» y es miembro de la banda de rock «Huéspedes». Becario del programa Los Signos en rotación, Festival Interfaz ISSSTE-Cultura Guanajuato 2018, y Segundo lugar en el concurso «Páramo de Sueños». Editor en «Ediciones del Olvido». Escritor de las columna musical «Ecos de habitación» publicada quincenalmente en el Periódico Poético y de la columna mensual de cine «Lenguaje para soñar en la oscuridad», publicada en Revista Alcantarilla de Mazatlán, Sinaloa. Organizador de la primera edición del Festival de Poesía «Antonio Alatorre». Mención honorífica en el concurso de Poesía Erótica y Amorosa del estado de Nayarit. Lo han publicado en antologías como «En la palma de tu mano», «Aurora 7 pm», «Páramo de Sueños», «Esquirlas del Desierto», así como en distintas revistas de distribución nacional como «Los demonios y los días», «Revista Iguales», «Periódico Poético» o «Revista Alcantarilla». Actualmente lleva el taller de poesías «El Oficio de la poesía». Autor de «Que Ninguna tormenta se acerque» (Crisálida Ediciones, 2021).