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AÑO 4 - 2023

STEFANIA DI LEO – BAJO UN CANTO DESAFINADO

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Fuera de este poema no habrá más tragedias.

La muerte es un pez nadando a medianoche,

un fragmento miserable en un manto de cenizas.

No hay espacios para mudarnos de sitio,

ni hundir la intención en desamparos.

No seré más, poeta escondida,

guardaré el secreto escrito sobre la cumbre,

proclamando un pacto con los dioses.

En el Parnaso, cuando un dios muere,

la noche finge tropezar con la lluvia.

Agónica la procesión llorando al ser inmortal.

Cuando vuelvan las tormentas,

cuando un sol apresado brille en otro planeta,

mis versos brotaran a ras de tierra,

entre surco y surco

entre promesa y promesa.

 

A la dulce memoria del poeta Jack Hirschman

 

La muerte galopa sobre el tejado del viento

se empina sobre la noche sin día,

acosa a los seres,

en los intersticios de un respiro.

La muerte se instala en la agonía, cruza océanos de luces,

roza almas sin rumbo,

trepando las fronteras del viento.

La muerte resume el llanto, convoca a horas diferentes

desenmascara los ritos tumbando la risa del sol.

Golpea las ventanas,

mientras los vidrios rompen el dolor,

y el silencio se acomoda

en el aire frío de la noche.

La muerte desde el nicho tiene un relato

con aroma a cemento, bajo la mirada de cipreses.

Invencible golpea sin cesar.

Desdobla sueños, reencarna utopías

en el columpio de arreboles

en donde cada tarde la ciudad expira.

 

La muerte es una rapsodia marina

donde nacen sirenas silentes,

señala un conformismo

bajo un canto desafinado,

no conduce al paraíso

de rocas y luna menguante.

La muerte intuye que mañana seremos leyenda

barro para edificar la silueta

sin tiempo,

aire de la montaña para sostener la vida

misterioso interrogativo sin respuesta.

La muerte sobre el rio revolotea sin pausa

nos busca incansablemente en el jardín del alma.

 

                                                                           Poema Dedicado al poeta Antonio Colinas,

                                                                                para su homenaje en Salamanca 2021.

 

 

 

Las voces del tiempo entretejen una trama

en la alborada de noviembre.

Entre aves los tejados con su incienso de leña,

abrigan la lluvia, difuminan la bruma.

Naṣr más allá extiende el Occidente,

rutas de seda conducen al destino

Danzan, de la mano las Dos Hermanas,

en el jardín del alma,

con voz de agua y tiempo.

Hoy, después de muchos años,

me invadió una visión:

Al atardecer, una estrella parecía más brillante,

su luz consolaba la tierra,

como tu voz, tu palabra desnuda,

tu palabra vibrante resonando entre abismos.

A ti, y a todos los poetas,

ofrezco la visión

de mi mundo

dedico esta canción contra la muerte.

 

De repente acabó el verano,

nos sorprendió besándonos los labios.

Flotamos en aguas saladas entre olas de espuma.

Cuando en la arena se alargaron

las sombras llegó la tristeza.

Para volver a amar tuvimos que serenar

todos los mares, todas las tempestades aposentadas en nuestras almas.

Robamos la sonrisa a un cangrejo

para construir nuestro cielo.

Entre rocas y tiempo sin ruido, abrimos un hueco a la luz.

Dibujamos un relincho en el polvo de la tierra

y escribimos nuestro nombre piedra tras piedra.

 

Cuándo hablaré de ti sin voz de hombre

Claudio Rodríguez

 

En cualquier parte, pero no en ésta.

Quizá en la hermandad de los desiertos,

donde se funden los caminos

y los horizontes se libran

como una bandada de suspiros.

Quizá en la piadosa desidia de la tierra,

o en jardines lejanos, donde dejé mi ser,

con la levedad de una promesa

que apenas el rocío habrá notado-.

En las ventanas, lumbreras del mundo,

donde el cuadro de la vida,

es un frágil reflejo de incerteza.

Allí tendré que ir. Allí tendré que buscarte.

No en la paciente soledad de los vergeles.

Bien conozco tus confines.

Tu letanía de albas y conjuros,

la soñada voz de las acequias,

el rumor de los instantes.

Oh Libertad, eres como un sauce,

tus ramas rozan mi alma en el silencio.

Eres memoria de los días, sólo eres poesía.

Te busqué detrás de los sueños,

detrás de esquinas de invierno.

Te busqué tantas veces mientras temblaban las nubes,

y la nostalgia se consumía lentamente.

Libertad pura e inalcanzable,

rodeada de lirios y de jazmines,

esperanza de amor venidero.

Te buscaré hasta mi último aliento.

Serás una gaviota franca en el sosiego hermoso de la luz.

Hoy, en la gravedad del ocaso, te he sentido.

Tú, a quien llamo libertad, eres eterna.

 

BIOGRAFÍA

Stefania Di Leo nació en Messina, Italia, el 25 de julio de 1975 y desde pequeña ha cultivado una pasión por los idiomas extranjeros. Doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es traductora internacional en italiano de poetas contemporáneos españoles, portugueses, y franceses y colabora con varias revistas culturales e internacionales, Crear en Salamanca, Metaforologia, Papeles del martes, Altazor. Fundadora del Círculo Literario Napolitano, y del Premio Internacional de Poesía en español, Francisco de Aldana.

Ha publicado libros de poesía, entre los que destacan Rosas azules sobre el tomillo perfumado (España), Donde tuve tus labios (Miami), Ocultando el olvido (Miami), Uma so Solidao (Brasil), Entao brilha o silencio, con Alvaro Alves de Faria (Brasil), As sombras da tarde (Portugal). Ganadora de la convocatoria del 31º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

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