STEVEN BONILLA GONZÁLEZ – CAÍDA LIBRE

Caída libre

Es

la lluvia

quien desciende

sin conocer

el tacto homicida

que le aguarda en la tierra.

Del mismo modo mis besos,

faltos de verdor y de ocasos,

hallaron su muerte en tus mejillas

distantes, duras, áridas y propias

de otro rumbo, de otro viento y de otra boca.

Perdura la ausencia del sol en mis labios

y brotan amarguras de mis ojos,

incontenibles, cual los celajes.

Hoy te recuerdo más que nunca.

Hoy siento a mi desengaño

galopar en los techos,

empapar estatuas

y hurgar en mí.

Hoy la lluvia

devora

todo.

Pudorosa descripción

Los labios amortiguan el fragor

del nervio que se agita en alborozo;

El cuerpo como lumbre da calor

sintiéndose oprimido en vivo gozo.

Desnudos alma y carne se deslíen

al breve coincidir de las miradas;

Eufóricos los dioses bailan, ríen

al ver las dos mitades encontradas.

Hematomas

Un instante

como una dalia marchita

en la mano de una Virgen de piedra.

Un instante, solo uno

en el que fuiste feliz.

Un instante, solo eso.

¿Y ahora?

Rebobinando

A la memoria de Nika Turbina

Es tarde… estando melancólicamente perdido

uno se resigna a andar por las calles

mientras los días se van, uno a uno,

como una fila de hombres

que aguardan un tiro en la sien,

uno se da cuenta de que nunca

valió la pena esperar

y entonces solo queda irse.

Uno quiso,

uno se arrepintió,

pero fue inútil;

la vida es ahora un apéndice atroz,

y melancólicamente,

queda aceptar que para todo

ya es demasiado tarde.

8:14 PM

La noche que borra

la obra “impoluta” de Dios y los siglos

nada podría contra mi amargura de sal

y la insomne certeza

de haber convertido en ceniza tus rosas.

… Es inútil intentarlo; no sé querer.