VALENTINA CADAVID GAVIRIA – LA QUE VA LENTO
DICTAMEN DE LA BORREGA
Me quieres roca
me deseas inmóvil
me pretendes reptil
me imputas silencio
me codicias esqueleto
me imaginas cristal
De trozos de arena para el recreo
de plastilina para tragarme
de arcilla para el escritorio
de algodón para la carne
de espejos para tu ego
de hilo para tu paraguas
de cuchara para tu hambre
de plástico para la muerte
Que sea jazmín
que huela muy tenue
que esté impermeable
que no sea rompible
que sea marioneta
Sobre todas silenciosa
Que ni un rayo de sol destilado me halle
ni un párpado abierto me toque
ni una matera arrodillada me riegue
ni una gota de agua me manche
Vos
que las piernas las tenés vírgenes
no sé por qué orden divina
no sé por qué sucursal bancaria
no sé por cuáles prodigios
no sé por qué iglesia
no sé por qué noticiero
me ponés las palabras
(la humanidad te lo perdone)
me ponés los hijos
(la ciencia ficción te lo perdone)
me pretendés mansa
(la historia te lo perdone)
me ponés los colmillos
(el cielo te lo perdone)
(Plaza Sésamo te lo perdone)
me ponés el ojo
(el demonio te lo perdone)
me ponés la mano
(las Naciones Unidas te lo perdonen)
me quitás lo humana
Yo que sé
Yo que sano
Yo que recojo los muertos
Yo que acabo las guerras
que ardo
que danzo
que sangro
que alimento
que hechizo
Hablá con los espíritus
(sin mensajes de texto)
hablá con las plantas
(sin discos duros)
hablá con las que he sido
(sin redes móviles)
Hablá con las que soy
(sin voz)
hablá con las que seré
(sin vos)
El Zaguán
Le dije que me salvara del tedio
le hice un boceto de la puerta
le hice un mandato para que entrara
le hice una orden para que midiera cuánto dura
el espacio entre el zaguán de mi casa
y su patio trasero
Le rogué que se quedara
le exigí sentarse en la mesa
le enfaticé mis intenciones
que me llevara entre sus dientes
que oliera con ferocidad las ventanas
que empañara las juntas de los azulejos
Entre la sombra de sus rodillas
entre la superficie de las grietas
entre las ranuras donde se filtra el agua
le pedí que rasgara el atrio
le pedí ensañarse en las paredes
le pedí no deambular las esquinas
Acornisada
le dije que arribara
que bailara en mis cornisas
Habitada
le ordené albergarme
que prendiera el agua
que se sumergiera en las entrañas
que volviera horno los pies
Temeraria
le susurré que me desmadejara
que limpiara las telarañas del balcón
que residiera en el sótano
que arrendara su estadía
que permaneciera en los cimientos
Acorralada
le hice un murmullo
para que traspasara el patio central
para que hurgara exhalaciones
le susurré tragarse las fugas
le susurré que moviera los tapetes
le susurré desordenar
Recorrió el zaguán de la casa
me enzaguané
Esperando la entrada a la penumbra
me empenumbré
Inconcluso
deslizó por los bordes sus ausencias
me desbordó
Invadió de olores la habitación
Me habitacionó
Escondió su carne
disipó sus movimientos
reconoció los cerrojos
no abrió las ventanas
No quiero quedarme en memorias
no quiero ser comida de la alacena
no quiero ser un florero
no quiero ser la luz que se filtra
por las rendijas de la puerta
le dije
quiero rasgar los espejos
quiero ser los cubiertos de la mesa
quiero ser las lámparas encendidas
quiero permanecer en los soportes
No quiero ser el porvenir
venirme quiero en el tejado
quiero quedarme en los adornos
quiero ser las velas
diluirme en los cerrojos
quiero ser lo que se evapora
le escuché
Reubica los astros de mi nacimiento
conoce estas geometrías
No alargo temporadas en el estanque
solo quiero las aristas, me dijo
Exploró las líneas de las paredes
nadó esquivando las sillas
sin inmersiones
voló en los zócalos
sin estadías
Fue el gozo de lo entredicho
como quién bucea de noche sin linterna
fue la ferocidad de lo insolente
la irritación de lo que no sucede
sin hechos
con prisas
sin homenajes
con artilugios
Paralicé el presente en el zaguán
aseché su valentía
usé mis talismanes
usé todas las llaves
usé los cuadros en los que no creo
conjuré las letras
Desapareció
Hay un pendiente
que invade la casa
que sucumbe la casa
que irradia la casa
que ensucia la casa
que aglomera la casa
que asfixia la casa
que poliniza la casa
que pone en ácaros la casa
y un zaguán que miro
cuando goteo
La que va lento.
Escribo en el dique, el rompeolas, la tinta aguada, salada
cartografía como temporal
en la bahía, escollera, acantilado
Escribo para leerme, para huir nadando de la que no soy
como impostora para fugarme
anémona a la espera de capturarla
para ver si me hallo (para ver si la hallo)
Escribo en las paranoides olas levantadas de un arrecife
escribo pez, el alma se enmaraña, me involucra, la involucra
Me libero, me excelso, me solicito, me invoco, la invoco
Escribo pulpo y la protejo, me vuelvo hábito
habito la lentitud, me dejo de leer, me envuelvo
Me transformo en tortuga, en la que va lento
en la que no corre, renuncio a mi huida (encuentro su espera)
Escribo en los amaneceres, en mi arena amputada
en los andrajos de polizón en los que me convertí
Me enlentezco, me despojo, me subrayo
Impermeable, insolente, insondable
Indómita
voraz como revelación de océano
voraz como declaración de tormenta
voraz como testimonio de huracán
voraz como nena de cinco años
Ambigua
todo lo que es agua la evoca, la convoca
Nado sola.
Me demoro, resido, soy esponja, atolón
Escribo agua, fondeo el agua
me vuelvo fondo, la fundo en mi agua
me habito sin descanso
A fondo
Soy tiburón, la que va lento
con la sal ondeo mis circulaciones
escribo y me sumerjo, en su nombre me sumerjo
me deshabito, la encuentro, me encuentro
La arrincono para profundizarme
traduciendo este pulpo que hay en mí
esta tortuga que hay en mí
soy la pulpa del mar, me empulpo
soy la que está sola, la pulpa, la tortuga
al instante, pez
que busca banco, escuela, cardumen
Ella es pez, la que hace escuela
no está sola, nada con otras
Me escueliza
Es el pez que nada en bancos
no está sola, nada con otras
Me embancana
Nunca me escribo, le escribo a ella
a la que sigue nadando, para seguir nadando
a la que sigue viviendo, para seguir viviendo
a la que sigue escribiendo, para seguir escribiendo
para salvarme, para salvarla, para seguir
para seguirla.
Valentina Cadavid Gaviria nació en Medellín, Colombia, el 13 de septiembre de 1986. Es psicóloga, especialista en cooperación internacional y docente. Desde temprana edad escribe por pasión, y ha sido una amante de la literatura, la música, el arte y la poesía. Escribe cuentos desde los 8 años, y durante toda su vida ha escrito sólo para ella. En el año 2020, en medio de las cuarentenas por la pandemia, decide hacer de este hobby algo público y tomar clases para formarse como escritora.
Ha trabajado en temas sociales por más de 10 años, 5 de ellos liderando procesos para la construcción de paz con mujeres víctimas y excombatientes del conflicto armado de su país. Se considera una feminista, defensora de los derechos humanos, y su escritura ha estado dedicada al amor, al desamor, al conflicto armado, a la paz, al encuentro de las personas con su alma y al empoderamiento de las mujeres.
En el 2020 le publican su primer poema Vívame en la Convocatoria Abierta Autor/ ‘La Nueva Generación de Escritores’, seleccionado por la editorial y plataforma de proyectos emergentes HAGO COSAS de España. Publicación que la impulsó a tomar cursos de escritura y literatura.
En la actualidad se encuentra articulando su quehacer profesional con su proceso de formación en la poesía y la escritura.
Se considera una amante de la estética, lo poético y lo bello. Dentro de sus hobbies y su encuentro con el arte ha sido pianista, actriz de teatro, bailarina de tango y ahora quiere ser poeta, retomar su pasión principal: la escritura.
Amé cada uno de tus poemas, te felicito. Eres grandiosa como cada palabra que nos regalaste esta noche. 🌟💪💙
Que belleza,… dulce, juguetona y contundente. Gracias Valentina por tu poesía 🙏🏿
Es lo mejor que he leido en mucho tiempo.