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AÑO 4 - 2023

WILLIAM ROUGE – UNA CIUDAD NO SE VA NUNCA

¡Compartir!

Échale fuego a todos los poemas que colgaste en el tendedero del sol

deja que la tormenta escriba algo

deja que te escriba el agua que sabe de fuegos

arrójale rechinantes zumbidos al silencio que creíste tuyo

tan mallarmeano como te soñaste

Lánzale al poema los huesos que te quedan

y verás qué tan poeta eras en tránsito de hombre

Con racimos de adioses levanta los muros

donde alguien dijo hola     chorréate un chubasco

chapucéate clandestinas lágrimas de aeropuertos donde te hartaron de futuros

quédate hasta que salgan las ranas y audiciona para ellas el asco de tu heroísmo

después de cada verso

canta trenes en las recámaras donde alguien dijo  “Sueña conmigo”

No por tener cama mereces poesía

No por mudar tres palabras cada cien años puedes inventar ventanas al poema

Crujen aplausos en tus oídos cuando caminas por la calzada de los poetas

ya casi pellicereas y crees que en la lengua sollozan pájaros y no agujas

Trépate a la cordillera de la techumbre inflamando músicas

en la azotea eléctrica de la memoria destila la simiente que lloviste en una muchacha

y que luego llamaste “Árbol”

condensa tornados de esperma en el cielorraso de las estrellas

un día la muchacha volverá a empinarse en la azotea cósmica

y preñada de vía láctea regresarás a su córnea

por fin alguien te traerá al mundo

aunque no tengas refugio

Despelléjate unas cuantas ciudades donde copulan desastres

de cúpulas el poema se hastía, pero que no te falte la cópula después de machacar museos y retornarte a las ruinas de la casa

repatriado   todo es ceniza donde uno llama, golpea y pregunta quién vive

la puerta aprendió a ser barranco

ondulante hondura en el toc toc toc que nadie escucha

No por saberse monologante la poesía abre

No por arrebatarse alcoholes la poesía ampara

Las puertas fertilizan acantilados

y no he visto al primer poeta entrar como se entra moliéndose los nombres que algún día dijeron amar para un poema

pero tímbrate al escuchar el teléfono coreando un número marcado que no está en servicio

tan parecido a la vida

tan semejante al cuerpo

de números que no están en servicio se escribe

no porque seas la catástrofe la poesía contesta

Ya sabes que no entrarás este milenio

Escribe muy lento la palabra silla como si fuera a sentarse el naufragio

piénsate las frituras lingüísticas que no comerás

vuelve a escribir silla como si fueras a ser petroglifo

respeta tu vocación de fósil

que sólo sabe recitar el mismo número telefónico

No por zumbar afuera de la casa la poesía se conmueve

Arráncate lo que creías escrito

Chirréales a las visitas tus premios

sabes que no entrarás esta noche, pero balbucea la palabra Árbol

farfullante tampoco entrarás, aunque verdees en el jardín

diciéndote prepotente   altanero     soberbio

fatuo ya sin apuros

“Tan fácil hacer poemas que nada derrumben

tan fácil     tan fácil”

 

 

Las cicatrices se heredan

por cicatrices chispeantes uno es algo

se nota quién es uno por el vestido que reverbera gemidos

el traje verdadero nadie te lo aplancha

uno va húmedo de heridas

secarse del todo nunca

heredamos cicatrizantes cielos

y uno los guarda en galácticos armarios

de vez en cuando nos descocemos la madre

y en gangrenas de silencio regresa un día un hombre

Abrazamos un virulento sueño

uno cree que su familia es una colmena de fiebres

que uno tiene nombre por lo que duele

Lo que duele no es la raspadura ontológica

Lo que duele no es la cicatriz que abraza

Lo que duele es no saber decirla

no saber hablarla

no saber ruñirla

no poder sacarla a pasear por los lenguajes

Molesta que no cuaje

en arquitecturas de luz

Molesta solo quejarse cicatrices sin licor

como si cada cicatriz fuera un ojo

Tratamos con sombras

a veces nos engañan

Creemos que nos lavan en sueños los ojos

El poeta es el médico inverso

Deja hablar heridas

Los cuerpos comienzan su coro

mientras algunos se perfuman las heridas

 

El poeta sabe de heridas que no cicatrizan

de cuerpos que no logran decirse

 

 

Llevo a pasear islas a los acuarios de internet

 

Dicen que no es bonito morirse en el Muro

Poco lindo buscar amigos en rostros que son

pantalla

Irrisorios hallazgos si hay que editarse el perfil

Cambiando de foto mi mujer sin mí se fue para

Roma

y el amor en el Muro no alcanzó a derribarle

satélites

Plañir en el Muro es bello porque de vez en

cuando

me digita mordiscos en ranuras ocultas

La veo poco de perfil en su foto, pero al menos le

recuerdo el sabor de sus ojos

cuando le masticaba el corazón

Para verme morir Ciento treinta y ocho amigos

olvidé agregar la muerte

ya le tengo veintidós solicitudes

Falta morirnos para que el Muro se confiese lo

prehistórico

El chip neolítico que llevo en la lengua sólo

Procesa fornicios

Poemas poco pero sabe actualizarse cuerpos que

me riman velorios

Mezcal poco

siempre poco para las muertes

que uno encuentra en el metro

En Barranca del Muerto falta alcohol

inundación para lo que hace una mujer con uno

te dejan vivo

te dejan jodido

naciendo te dejan

nadie acaba por completo con uno

cuerpos siempre poco

mujer poco

y le corresponde a uno anclarse otra vez en su

Muro

Afuera del metro naufragan lúcidamente los

peseros

pero al hombre una mujer ninguna muerte le

proporciona

y uno viaja para eso

es para morir en rojo que uno rasguña aviones

pero nada

sólo Muro sin demoler contactos

sólo Muro sin derribarse lo rupestre

sólo Muro sin sangre para destilar bisontes y

mamuts

lo demás diluvia

terceros zozobran

intacto siempre uno

culpa de mujer haber quedado ileso

es que no regresé muerto al Muro

salvo  entero    epifánico

nada con nombre de muchacha me astilló lo rojo

contra el Muro

su nombre era

Clemencia

Rosario

Guadalupe

Hasta ulcera recordarle el nombre

encona no saberse muerto por ella

Perder el viaje

Asaltar el poema

Otras me matarán tal vez

Otra con pájaros me lleva al matadero

Aladas muertes celebro

in memoriam mío

El hombre se raja lo poeta con una mujer así

Mejor ser sólo hombre

es poco, pero arden sus aguas

aguardiente uno con esta mujer que no comparte

toda su información con todo el mundo

Diciendo Muro quién pudiera rugir Muero

Lo poeta es olímpico

Mejor transeúnte por vocación

Navegar los confines de un ombligo

Mescalizar los verbos sin música

Piloto de la que sabe matar al poeta y nacerse

pedestre

Lo poeta es heroico

Mejor apachurrarse las alas

Pedirle a la muerte un aventón

Bufar    resoplar    bramar más amor sin mensajes

de texto

y luego encaramarnos

y juntos lanzarnos del Muro

 

 

Duele no ser alcohol

botella

barril

garganta

Duele no ser para ella

Duele en Medellín

duele en Guadalajara

Duele no arderle el amor

en su esófago solar

Odre

barrica

boca

lastima no ser

Doliente soy sin cúpulas verbales

sin copa dónde beberme el amor que no abrió

Trizando nubes

pulques nubes

coctelitos de truenos

pisco en la lengua intacta

ron y más ron

donde no acarició

donde ella no dolió

Antoja dolerse la sed

La aridez del que palabrea no me alcanza

Transpiro sed

yo que no bebí infierno

Bordeo un nombre

macizo y luminoso

como pezón para relincharse la memoria

y es que el poema no quiso decirlo

Un nombre ciprés

Un nombre farol

Un nombre brasa

para rechinar abrazos

lloviéndonos promesas

en lo tibio del pecho

Perdiéndola

uno aprende a platicar con

teléfonos públicos

Buscándola

uno aprende a combatir con

trenes subterráneos

Nauta de sus arterias

Ella que sabe alimentarse de uno

Ella alambique del sol

Una sanguínea cantina con plazas para el fornicio

de las derrotas

Médula del poema que galopa regresos

Revienta decir ella

vocearla coagula el tiempo

cantarla es machacar al cielo

Cómo decir ella sin perder

sin perder el cuerpo

sin flamear en ella uno es un ensayito de trinos

Inframundano en ella

Malecón donde aún no se es bebido

Tonel vaciado

Destilante lengua ella

cantina torrentosa

donde no se alcanzó a ser alcohol

Se regresa para fermentarse los ojos

Se regresa para ser alcohol un día

para ser bebido en ella nos vaciamos

Se regresa para levantar lo que el poema no pudo

lo que esta vida martilla

Corazón macerado

Corazón silabeante traemos

Ronco corazón

Corazón para ti ciudad

socavando cúpulas

Enhiesto el corazón

en sus cordilleras el corazón alumbra

en su hormiguero de muertes desgajamos el

corazón

y es que el poema no pudo decirlo

y el viaje retornarlo tampoco

Es corazón lo que faltaba

un último desastre

un último parto

un novísimo trago

Ella hotel de paso

en Caracas y Managua

En El D.F y Buenos Aires

de nuevo taberna

Bodega de prodigios

Pulpería de visiones siempre

en San José y La Paz

En ella derrotas y glorias en mediodías de luto

En Lima y Quito

ermita donde se cuecen heridas

En San Juan y Montevideo

astillero de cuerpos y canciones de cuna

Ella cantina

sobre tumbas y jardines

Era corazón

lo que faltaba para chasquear su

nombre

Era corazón

lo que faltaba para relampaguear

su voz

y es que el poema no supo decirlo

Urbe mujer

Agave madre

Orbe señora

vinimos a sazonarte el corazón

a urdir el último derrumbe

a fecundar asombros

es que duele no ser alcohol

Portento nuestro corazón

Última trizadura

aserrín

Cuchillo el corazón

Vengo rasante

borrascoso

Vengo diáfano también

lascivo y longevo

Encabritado regreso a sembrarte amor

despanzurrado amor

hendido

hundido por amor

 

 

He visto un cuerpo escribiéndose

Huracanado torrentoso

Se escribía raíces truenos licores

Vi un cuerpo deletreándose

Vibratorio

percusionante

Deletreaba tactos de luz aire nieve

Visto por casi nadie

Ese cuerpo oscilaba ritmos

Leía las cadencias del frío

Ese cuerpo blandía roces cósmicos

Lo vi entrevistarse con el trueno cerrando los ojos

Se hizo luminoso

refulgía su lengua

concertaba con la luz

mirando hacia dentro

y allí había algo

como trombón o tuba para interpretar colores

El rojo era un árbol sinfónico

El rojo era un cielo ebrio y danzante

El asunto del cuerpo era capturar lo audible

Escucharse los cuerpos antes de él

Traducirse la piel de una estrella

El peso de unas gotas de agua

Transcribir para el tacto las conversaciones de las

cosas

Duplicaba lluvias que tenía adentro

Todo tan húmedo en él

Goteante en sus visiones podía verse

Visto por casi nadie él era un concierto

Ácido almibarado boscoso crujiente

Sabores había si cerraba los ojos

Lo vi lamiéndose los ruidos del sueño

Olfateaba la luz como si estuviera hecha de

puertas

Y allí había algo

Como bandoneón piano para las cadenas que lo

vestían

Rojo todo el fuelle de su tacto

Bandoneador de misterios

Acordeonista de asombros siempre rojos

En la regadera del sol siempre cuerpo

Visto por casi nadie él era un concierto

Y el mundo casi nada sabe de milagros

Excepto en la sala de cine

Y su oído supo del chorro de luz reproduciendo

los filmes que no alcanzaron a los otros cuerpos

comprendió que los efectos especiales no estaban

en los ojos

He visto un cuerpo leyéndose

en el festín de los miedos

casi por nadie visto

casi por nadie desvestido todavía

 

 

Un cuerpo de vidrio contiene el mar

En él amenazan mareas altas

Fieros asaltos lo cimbran

Corsarios de hotel de paso acechan sus babas

Rebosan piratas en el cuerpo

Un cuerpo de vidrio de filibusteros está hecho

Bandidos del deseo fundaron en él aguas turbias

Turbias las aguas del que se quedó solo una hora

Turbias las aguas de una sola noche

Agua estancada la del cuerpo por lo hoteles sin

pasos

Turbias las húmedas derrotas del que no pudo

venirse

Del que no fue vino en su cuerpo de vidrio

En él se miran las olas que prometieron regresarle sus viajes

La sangre espejea

Grazna el sol en sus cristales

Un cuerpo es botella para las dulces aguas

Que no mojaron nuestra sed

La garrafa del cuerpo se llena de hogueras

Arden los alcoholes y casi nadie nos naufraga

Garganta el botellón que casi nadie se lleva a la boca

Un cuerpo de vidrio se rompe al ser bebido

y uno va bajando

Zozobra cuando uno baja

y uno va bajando

Brama uno en el cogote

de los deslizamientos

y uno va bajando

Hasta descorchar la lengua

Hervimos salivas nuevas

Porque uno va bajando

y se baja hasta las hierbas más primitivas

Todo se cuece en un cuerpo de vidrio

Con fruición las aguas más espesas

van bajándose la sed

y de bajar con tanta altura

Uno es cuerpo espuma

Cuerpo bebido en su botella

Cuerpo hecho por una lengua en sus olas

Para romper cuerpos

Para desgajar el cuerpo

Uno es marea baja

Altísimo   encumbrado     portentoso

en las aguas que bajan

 

 

Una ciudad no se va nunca

el equipaje lo pierde y entonces no se va

Una ciudad no cabe en un mensaje de texto

mandamos ataúdes, pero el muerto nunca

una ciudad no cuelgo

todas se derrumban

bellas son las ciudades que se vienen de rumba

Estrellar una ciudad contra el muro

es oficio de difuntos

Una ciudad no se descarga

vamos cargando una zumbante ciudad en los

pabellones de la carne

zumban sus motores si alguien se la lleva puesta

No cabe una ciudad en discos duros

ella tan blanda en sus danzas

ella húmeda en sus canciones ambulantes

Una ciudad no acaba nunca

sabe nacer para sus derrotas

siempre está naciendo en otra nube

sabe de velorios en sus cúpulas

Una ciudad no termina

nos hunde

nos gasta

nos parte

la cópula que creíamos solo nuestra

una ciudad sabe de cópulas que no se acaban

acabamos en ella

pero ella siempre intacta

en adioses persiste

en terminales de autobús se funda

en salas de espera una umbilical ciudad

vuelve a parirnos

y uno nace para irse

de su matriz aprendemos la errancia

pero uno no se va

uno descubre que vivir es venirse

la lucidez es eso

venirse en ruinas

vivir fermentando

a chorros añejarse

regresar a un etílico destino

bellos rumbos

ciertos paisajes

luminosos

Una ciudad es placenta para sus peces

Una ciudad es río para sus barricas

Una ciudad nos abre

es una pelvis que nos esancha

nos recibe

nos contiene

nos recoge

los 750 mililitros

los 40 grados de universo

que uno derrama por ahí

en sus rotondas con palmera

en sus siderales calles

en sus obeliscos ciegos

Derramarse uno otra vez

derramarse en alamedas

hacerse uno muchacha que lo contenga todo

cabernos en ella

acabarnos otra vez

como un valle derramarse más

hacerse uno hombre que lo beba todo

caber en lo líquido

acabarnos en una boca

de regresos nuevos llenar una garganta

anfibio de toda agua en una ciudad

recobrar la embriaguez de la primavera

en paisajes que doblan los años

en la desnudez que el desastre envidia

en la piel de los edificios públicos

en los ojales del deseo que salvaguardan las

cajeras de los bancos

pero yo disfruto que me mientan

mientras alguien me desnude

mientras me siga bebiendo una muchacha

que me mientan disfruto

porque comprendo que solo en una muchacha

una ciudad logra caber

casi toda

unánime en sus derrumbes

y entonces sí

solo de tal forma

una ciudad puede irse

a tiempo    puntual con sus milagros en las maletas

 

 

BIOGRAFÍA
WILLIAM ROUGE Escritor, educador online con énfasis en literatura, artes, pensamiento y cultura, docente universitario, gestor cultural y promotor de lectura. Director ejecutivo de la empresa cultural Casza de la imagen. Nació el 9 de junio de 1977 en la ciudad de Medellín, Colombia. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Su tesis de grado fue realizada sobre la Creación crítica en la obra del poeta mexicano Octavio Paz. Especialista en Literatura con énfasis en Producción de Textos e Hipertextos y Magíster en literatura y ciudad. En el año 2001 obtuvo el premio nacional de Poesía otorgado por El Festival Internacional de Poesía de Medellín para poetas menores de 30 años teniendo lecturas de sus poemas en dicho evento.

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