Bajo el hechizo de Recortes de un corazón herido, de Matías Escalera Cordero
Por Pedro Piedras Monroy I Ni Matías ni yo somos islas. Islas, no. Él, es decir, su blanca melena, debió de acercarse a mí –o yo a ella– y juntos, casi sin haber hablado nunca antes, nos pusimos a llorar por nuestros abuelos[1]. Esas cosas tienen nuestros encuentros, cada primavera, en Cáceres. No. […]